Nobleza Híbrida

XIII

Ya he perdido la cuenta de las veces que he caído al suelo, pero sí recuerdo con precisión cuantas veces ha sido el total en las que mi rostro ha recibido el primer impacto, veintisiete. Desde el suelo observo a Karsten y su imponente metro ochenta, todo en él es imponente, su fornido cuerpo, sus duros rasgos faciales y, sobre todo, esos profundos ojos azules. Se escuchará ridículo, pero los de él son diferentes, no son del tono azulado del océano, ni mucho menos del resplandeciente cielo matutino, podrán ser heredados generación tras generación, pero cada noble tiene su esencia y la representan con su iris.

Me tiende su mano y la tomo con mucho esfuerzo, el dolor en todo mi cuerpo comienza a ser insoportable, ya han transcurrido alrededor de seis horas y Karsten no otorga ni un segundo para descansar, su energía es inagotable, no lo he visto basilar en ninguno de sus movimientos, no demuestra agotamiento o indecisión, es todo lo que yo debería ser, pero en comparación, soy una debilucha desconfiada, que lo único que sabe hacer son inútiles esferas de agua que no lo hacen retroceder ni un centímetro cuando impactan contra su cuerpo.

—Yo no tuve la idea de colocarme como vuestro tutor —reprocha cuando se da cuenta de que lo estoy escudriñando con la mirada.

—Soy una chica, podrías ser un poco más gentil.

—Mmm... no, es divertido arrojarte al suelo.

Vuelvo a adoptar mi postura ofensiva y utilizo el agua de las fuentes que están cerca de mí para crear una esfera, sin embargo, me he concentrado tanto en cómo crearla que he descuidado a Karsten, al alzar mi vista, me percato de que ya no tiene los aquolátigos en sus manos, alrededor de su cuerpo flotan seis esferas, mucho más grandes que las mías. A continuación, con un chasquido de dedos, éstas salen disparadas en mi dirección y el impacto me arroja a unos cuantos metros lejos de él.

—Perdéis demasiado el tiempo, Adara, vuestro aquocontrol debe ser algo espontaneo, es cierto que nuestro dominio con los wunderments conlleva una gran concentración, pero estos ataques... —genera una esfera en una fracción de segundo—. Son algo tan básico que ni siquiera tenemos que idealizadlos para poder creadlos, en cambio, esto...

Karsten mueve sus brazos en conjunto con sus manos vertiginosamente y una gran cantidad de agua se produce a su alrededor, de repente se forman dos grandes masas inestables a sus costados, cada una se agita buscando adquirir una forma, el asombro recae en mi cara al reconocer la misma técnica que utilizó el rey Eryx cuando lo vi por primera vez. Karsten acaricia a los dos leones marinos que se encuentran a su lado como si de verdad se tratasen de un animal de carne y hueso. Ha empleado la animación de wunderment.

—Sí conlleva un gran control y concentración.

—Asombroso —adulo mientras me acerco a las animaciones.

—Sabes Adara, no te culpo por tener un déficit en vuestro aquocontrol, de hecho, es nuestro fallo, puesto que gracias a esa terrible ley no tuvisteis la educación que debías.

—No te preocupes, ya es algo que debemos olvidar y...

—Adara, ¿por qué sois así con nosotros? —pregunta exasperado.

—¿Cómo?

—Tan condescendiente para con nosotros, fuimos malos contigo, incluso con mucha gente de vuestro pueblo, muchos de ellos viven en situaciones precarias por nuestra culpa. Mirad la riqueza que tenemos y aun así no nos compadecemos con aquellos que lo necesitan, dejad de ser amable, tierna o gentil, me aborrece, nosotros somos los villanos en la historia.

—Una de las pocas cosas que aprendí de mi familia adoptiva, es a no guardar rencor, a pesar de que no recibí un trato agradable por parte ellos y en varias ocasiones me sentí denigrada, sabía que lo hacían por lo que soy y lo que la ley dicta en mi contra, pero ellos nunca demostraron rencor hacia mí, si lo hubiesen hecho, me habrían dejado abandonada en la calle hasta que muriese, pero no lo hicieron, tengo sangre noble y eso ellos no lo vieron, se fijaron en la indefensa bebe que lloraba por calor paternal y eso es lo que yo observo en ustedes, un grupo de personas que aparentan ser malas para sobrellevar la paz entre los reinos cumpliendo involuntariamente leyes que perjudican a aquellos que son inferiores a ustedes, con el objetivo de evitar que sucedan cosas peores. No les guardo rencor por protegernos de una forma dañina, ya que no lo están haciendo por voluntad propia.

—Si fuese heterosexual, te besaría en este momento —suelto una leve risa—. Estáis reafirmando mis ganas con esa risa tan tierna.

—¡Ya basta!

—De acuerdo, mi nobleza híbrida, sigamos con el entrenamiento, no me detendré hasta que te vea realizar esas esferas de agua en menos de un segundo.

El entrenamiento sólo dura un par de horas, hasta que mi cuerpo ya no puede dar más de lo que le exigen, Karsten se marcha aseverando que para el día de mañana será peor que en comparación al de hoy, y estoy segura de ello, debido a que el último latigazo que recibí de su parte, demostró su enojo por mi pésimo desenvolvimiento con el aquocontrol, su ataque fue tan fuerte, que, al impactar en mi antebrazo, fue como si la afilada hoja de un hacha me cortase, ni viendo la sangre se detuvo, siguió hasta que me vio agotada e inmóvil en el suelo.

Tal vez sea cierto cuando me dijo que los nobles son los villanos de la historia.




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