Nobleza Híbrida

XVI

Sólo queda una semana para que comience un nuevo proceso en mi vida y lo que me sorprende de ello, o, mejor dicho, de mí misma, es que no tengo miedo, de hecho, estoy extasiada. En estos meses que he vivido con la realeza, he aprendido mucho de ellos y dedo admitir que me encanta mi nuevo estilo de vida, ya que a pesar de estar rodeada de cosas maravillosas que jamás se me pasó por la mente que alguna vez las iba a tener, no he olvidado por completo de dónde provengo, del pequeño pueblo que me abrigó cuando más lo necesité.

Me encuentro en mi habitación caminando alrededor de la cama recitando por enésima vez la propuesta que le tengo al rey Eryx. Con él he aprendido una infinidad de cosas, me atrevería a decir que más que con Karsten, puesto que el rey no me ha enseñado nada sobre el dominio de mi aquocontrol, pero sí otro tipo de dominio, el de un reino.

El rey Eryx me ha enseñado la importancia de las leyes, de la economía, la sociedad, como todo debe llevar un control balanceado y evitar que esa libra se desbalancee, ya que un reino no necesita un gobernante de sólo palabras, sino uno de acciones que demuestre que es merecedor de ese puesto y el rey Eryx sin duda lo es. Cuando inicié con sus clases, lo ataqué exponiendo los terribles fallos que hay en su manera de liderar, debido a la situación tan precaria que afronta la población en el Mancillar, sin embargo, una sencilla palabra me hizo cambiar de parecer: abnegación.

Desde los inicios de Midgadriel, en las luchas de las familias reales para alzarse con el poder en cada uno de los reinos, quedaron a un lado los aldeanos, quienes, al no poseer poderes, se apartaron de las disputas, lo que no sabían, es que esa acción significó abnegarse para servir a las familias reales. Hubieron quienes lo hicieron por voluntad propia, mientras que para otros fue más una orden a acatar, ya que fueron sometidos a servir a la monarquía, desde entonces, los aldeanos han trabajado para los nobles sin chistar, mientras que estos últimos les han brindado un trato denigrante por las antiguas y arcaicas leyes de los primeros reyes, que establecen que ningún noble debe tratar ni brindar ningún tipo de ayuda voluntaria a la plebe, sólo lo justo y necesario para que puedan subsistir, ya que su acto en el pasado representó una muestra de sumisión y cobardía, algo que no toleraron los antiguos nobles, puesto que de alguna manera se cree que insultaron a Midgadriel, debido a que no mostraron ningún tipo de sublevación. A pesar de que su derrota sería inminente, el valor es un sentimiento que los nobles aprecian demasiado y al no haber ninguna pizca, los enfureció tanto, que los terminaron desterrando a inmundos pueblos.

Las cosas para mí han tomado otro significado ahora y puede que suene cruel, pero apoyo a los nobles en la decisión de haber desterrado a los aldeanos por ser unos cobardes, ya que debieron por los menos haber elevado sus voces, hacerse sentir en las antiguas guerras y que de alguna manera hubiesen sido reconocidos por las familias reales por siquiera una muestra efímera de valor, pero terminaron bajando la cabeza y escondiendo el rabo entre las patas. Sin embargo, estoy en contra de que se les siga torturando, ya ha pasado mucho tiempo desde que cometieron aquel grave error y se debe realizar algo para abolir esa ley.

Para mi suerte, el rey Eryx me ha dicho que también quiere ponerle un fin, ya que sin la ayuda de los aldeanos, Midgadriel no sería nada, puesto que a pesar de ser la plebe, su actividad obrera son los cimientos que sostienen a nuestro mundo y en los últimos años ha habido un decline en la economía, y se debe a que gran parte de los aldeanos no se encuentran en óptimas condiciones para laborar, cosa que el rey Eryx no sabía hasta que le conté las insanas y brutales condiciones que se afrontan más allá de Falondrall. Él suponía que sólo sería el hambre y el agotamiento, puesto que nunca recibió la verdadera información de los supervisores que van al Mancillar cada cierto tiempo a corroborar las condiciones del pueblo. Al final, aún siguen existiendo nobles que quieren seguir con las arcaicas leyes de los primeros reyes.

Dos ligeros golpes en la puerta me obligan a apartar la vista de los documentos que tengo entre las manos, coloco la carpeta sobre el escritorio y me siento sobre la cama mientras anuncio mi consentimiento para que puedan ingresar a mis aposentos. Cynara y Raissa se apresuran a entrar, ésta última traer entre sus brazos un atuendo que no logro detallar con claridad. Al ver que lo escudriño con la mirada, opta por ocultarlo en el ropero que está detrás de ella y Cynara termina ahogando una risa por la reacción de su compañera, quien se vuelve deprisa en mi dirección con una sonrisa traviesa.

—Aún no podéis vedlo, lady Adara, esas fueron las órdenes de Madame Eudora y Giles, le ruego que me perdone —suelta Raissa con vergüenza.

—No hay problema, después de todo, os habéis comportaros así desde que he llegado, por lo que no me sorprendéis.

Ambas guardan silencio, traen algo entre manos, pero no puedo descifrar que es, aún no las conozco del todo bien y debería, dado que son mis doncellas desde hace menos de tres meses, pero estas chicas no hacen más que servirme y en una que otra ocasión platican conmigo de mis estudios o de los entrenamientos con Karsten, nada diferente, siempre en la misma zona de confort.

—¿Se encuentra nerviosa, lady Adara? —pregunta Cynara.

—¿Por qué he de estadlo?

—Bueno, porque es vuestro cumpleaños y la reina Clarisse, quien en conjunto con lady Miranda, le han organizado una espléndida celebración, vuestra primera fiesta en el palacio.



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En el texto hay: principes y reyes, magia elemental, magia

Editado: 19.04.2021

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