Nobleza Negra

13: Soldados

Ellos dos se miraban entre la poca claridad que daba de un ventanal. Se encontraban uno frente al otro sin nada que decir, era un momento que se había convertido en íntimo. 

—Yo puedo dormir en el sofá —dijo él rompiendo el silencio. Un trueno retumbó entre lo que ahora se había convertido en llovizna.

—¿El rey durmiendo en el sofá? —se burló Bianca.

—No sé, si tú quieres, que duerma en la cama contigo... —propuso, con aire divertido.

El ambiente que ambos habían creado era llameante. La habitación de un momento a otro parecía que estaba ardiendo, todavía con el frío que se colaba por el gran ventanal.

—Eso sería una opción... —Bianca no era ninguna inocente, ella sabía a lo que se estaba metiendo con este hombre—. ¿Compartiría usted la cama con una simple plebeya? 

Él gachó la cabeza ocultando una sonrisa.

—Bueno, una simple plebeya, no lo creo —Bianca levantó las cejas con aire sorpresivo—. Después de todo eres la prometida del rey.

—Ah, cierto... 

—¿Por qué temes a la oscuridad? 

Ella dio la vuelta y en dirección a la cama se recostó sobre ella. Leonardo hizo lo mismo, se acostó a un lado de ella. Era extraño para él estar haciendo este juego de adolecentes, nunca antes estuvo en una posición parecida. Pero ella iba a ser su esposa y aunque sabía que nunca sentirían nada por el otro, por lo menos debían llevarse bien. 

—Solo tengo un efímero recuerdo de mi niñez... —dijo Bianca estando en la cama con este hombre que emanaba un delicioso aroma a jabón—. Mi madre no estaba y mi padre tampoco. Sé que estaba encerrada en una habitación a oscuras, lloraba sin cesar hasta que una persona me sacó de ese lugar. 

—Un trauma.

—Eso creo. 

La lluvia volvió a descender con fuerza y el frío arropó la habitación. 

—Pocas veces nos hemos quedado sin electricidad —agregó Leonardo a la conversación—. De hecho, es extraño que no haya llegado. Debe ser un problema mayor.

—Tal vez por la tormenta... ¿cuánto dura está temporada?

—Un mes como máximo. Aunque no siempre va estar lloviendo de esta manera —contó, habían creado una conversación agradable, esto era bueno para ambos—. Posiblemente mañana haya mucha neblina y el sol deje de calentar la arena por las nubes. 

—Me encanta el clima nublado, ¿a ti no?

—Nunca he tenido la oportunidad de disfrutar siquiera un clima.

¿Acaso esto era una revelación? 

—Mi niñez... mientras mis amigas del colegio estaban perfectamente peinadas con su uniforme limpio y sus libretas de marca; yo usaba una que mi hermano, no acabó. Mis padres estaban tan ocupados trabajando por la comida diaria que fueron ausentes con mis otras necesidades. Maduré rápido. Recuerdo que una vez mirando a las Mises en el televisor viejo de mi abuelo quise estar con ellas, ser así de hermosa... 

—¿Lo lograste? —dijo esta vez Leonardo girándose hacia ella y quedando inclinado para mirarla curioso.

Todo estaba a oscuras y con un viento helado, la lluvia intensa que amenazaba con empeorar cada minuto.

Bianca sonrió recordando y miró a Leonardo que la observa interesado.

—De hecho, sí —comenzó a contar—. Yo fui Miss Italia hace unos cuatro años. Me convertí en la favorita junto a las Power House Estados Unidos y Venezuela. 

—¿Ganaste? 

Ahí suspiró.

—¿Yo? Pues, ganó Filipinas... —ella rio y él también lo hizo, la risa de Bianca era contagiosa. Entonces, se cubrió el rostro y dijo—: Sabes que caminando por la pasarela entre el público me dio un mareo horrible y me caí... 

Leonardo abrió los ojos con sorpresa.

—¿Te hiciste daño? 

—Recuerdo estar en urgencias, porque de verdad, me sentí mal —recordando más allá arrugó su ceño que era señal de que no podía completar el rompecabezas, en el que se estaba convirtiendo su mente—. Recuerdo muy poco, el médico me dijo algo que me hizo llorar por días. Tal vez una enfermedad... no lo sé. 

—Fue intenso, entonces —agregó él.

—Debió serlo... 

—¿No puedes recordarlo?

—No... De hecho, la mayoría de las cosas en mi mente está en tinieblas al igual que está habitación. ¿Sabes por qué? 

Él se tensó. Claro que sabía por qué, pero Bianca sabía que no le diría la razón. Sí, él era un mentiroso, ella estaba atrapada en esa isla por su culpa. Y ahora, fingía hacer amistad con él.

—Solo sé que es por tu bien. 

Ella apartó la mirada y se cruzó de brazos.

—Creo que debemos dormir... Dijiste que mañana tengo entrenamiento. 

—Así es. 

Ambos quedaron estáticos en la cama y al rato ella cayó en un sueño profundo. Leonardo sentía frío, entonces, tomó un poco de la cobija de ella y también se arropó. Era a mediados de la media noche cuando conciliando con el sueño sintió las manos tibias de Bianca abrazar su cuerpo y su cabeza reposar en su torso.

Él la observó sorprendido. Ella estaba totalmente dormida, no lo había hecho a propósito. ¿Así serían sus noches de ahora en adelante? No, porque la reina y el rey, solo dormían juntos la primera noche. Claro, no era obligatorio, pero él no había pensando en compartir la habitación con su futura esposa. Pero eso era cuando pensaba que se casaría con Antonella, pero ahora su prometida era una ex reina de belleza que pronto se convertiría en una verdadera reina. 

Leonardo estaba intentando algo que no le gustaba hacer con nadie más: Amistad. ¿Pero por qué si no era necesario? No estaba enamorado, eso no era posible. Su único deber era Albani y muy pronto lo que tanto había estado planeando hacer por años. Por eso y por muchas otras cosas no debía encariñarse con esta mujer. Bianca corría mucho peligro al lado de él quien no era un buen hombre. Y se supone que por eso la eligió, porque no sentía absolutamente nada por ella, el daño que le causaría sería menos para él y su conciencia. 

Él dañaba a las personas, jamás sería el esposo ideal: Su vida había estado rodeada de engaños, tración, dolor e incluso sangre que corría por sus manos. Ser un rey, era bueno, la isla era agradecida con él a pesar de que estaban estancados en el tiempo. Y quería a su pueblo, de alguna manera u otra, por eso pronto les demostraría a todos quienes en verdad eran los Bonaccorsi. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.