MC- Regresaste. ¿Qué estás haciendo aquí?
Nobunaga- ¿Qué otra cosa podría estar haciendo aquí si no fuera bañarme? Esta es la razón por la que vine.
MC- Sí, pero notarás que las aguas termales están ocupadas.
(Por mí. Porque me estoy bañando en ellas. Pero no por mucho tiempo, ¡porque estás ahí parado!)
Me preparé para salir, en caso de que tuviera la tonta idea de unirse a mí, pero...
Nobunaga- No me molestaría.
Nobunaga atrapó mi brazo goteando, sosteniéndolo firmemente en su mano. Sus ojos eran fríos, pero el toque de su mano era más caliente que el agua. Apoyándose sobre una rodilla, Nobunaga se acercó a mí.
Nobunaga- Tu mano es mía. Supongo que tendrás que permanecer ahí
(Oh, volvemos al Go ¿verdad? ¡Me imaginé que intentaría algo en las aguas termales!)
Pero estaba agotada por el viaje, y el beso de Nobunaga en mi mano fue una inyección de calor terapéutico. Aun así, me preguntaba cuánto más pensaba seguir adelante con esto.
Nobunaga- Puedes correr, pero te atraparé. ¿O no estabas escuchando lo que le dije a Taiichi esta tarde?
(Eh ¿perdón? ¿Ahora soy la presa de la que hablaba?)
—----------------------------------------------------------------------------------
Nobunaga- En una cacería real, una vez que tu presa te vea, intentará huir. Si quieres dar el golpe mortal, tendrás que llevarlo a un lugar donde no pueda escapar.
—-------------------------------------------------------------------------------
Recordar sus lecciones era como un hechizo mágico. Sólo era consciente del vapor de las aguas termales y del latido de mi corazón.
MC- Así que, estoy acorralada. ¿Qué vas a hacer?
Nobunaga- ¿Realmente necesitas que te lo deletree?
Después me besó la oreja, sus dientes rozaron ligeramente el lóbulo.
MC- Ahh...
Me estremecí, agitando el agua. Las gotas frías gotearon de mi cabello y se deslizaron por mi cuerpo como pequeñas emociones.
(Es bueno en esto. Demonios. Incluso si no lo fuera, mi cuerpo estaba demasiado rígido para moverse.)
Me besó la mano otra vez, dándome pequeños mordiscos en los dedos. Mi tiempo a solas en las aguas termales se había convertido en la hora de Nobunaga, pero en realidad no podía quejarme.
(Tal vez, sólo tal vez, ¿necesito esto?)
Lo miré con indignación, haciéndole saber que, por muy bien que se sintiera, no apreciaba esta invasión de mi tiempo personal.
Nobunaga- ¿No me dejarás divertirme un poco contigo, incluso después de hoy? Eres única.
Mi mensaje le llegó. Me soltó la muñeca y yo me acomodé en el agua. Nobunaga indicó la bandeja que acababa de colocar en el borde del manantial.
Nobunaga- El posadero trajo esto a nuestra habitación. No beberé esta noche. Tú quedatelo.
Era una botella de sake y una copa pequeña. Nobunaga se levantó y se giró para irse.
(Espera un segundo.)
MC- ¿Qué viniste a hacer aquí exactamente?
Nobunaga- Vine a traerte el sake. ¿No te diste cuenta de la bandeja? ¿O realmente necesitas que te lo explique?
(¡Gah! ¡Jugando con mis expectativas de esa manera!)
Nobunaga- Sumérgete todo lo que quieras, MC.
Con una sonrisa, Nobunaga se fue.
(¡Él es tan frustrante!)
Hundí mi cara en el agua, soplando mi exasperación con un chorro de burbujas.
(Pero, ¿mi mente realmente se equivocó? No, él claramente me estaba provocando.)
Pero no podía enfadarme con él, no como antes. Y esa noción me irritó. Nobunaga solo había tocado mi mano y mi oído. Los lugares que había conquistado en nuestros juegos de Go.
(Siempre ha respetado las reglas. Aunque tal vez debería haber añadido una regla de no me vuelvas loca)
Recordé la sonrisa inocente que me mostró en los acantilados. No necesitaba tocar el sake que me había traído. Ya me sentía como si estuviera borracha.
—-------------------------------------------------------------------------------
(Oh. Alguien tiene prisa por empezar.)
Cuando regresé a nuestra habitación, Nobunaga estaba allí, sentado junto a la linterna con un goban delante de él.
Nobunaga- Estás de vuelta. Entonces comencemos. Ha pasado mucho tiempo desde nuestra última partida.
(Nobunaga mencionó que tendríamos un juego esta noche.)
MC- Primero, necesito saber de dónde sacaste un goban. Sé que no lo empacaste.
Nobunaga- Tenía el posadero listo. Ahora siéntate.
MC- Bien, bien.
Tan elegantemente como pude, a pesar de todos los golpes y moretones de nuestra cabalgata, me senté frente al tablero. Nobunaga no perdió tiempo en empezar el juego, pero yo no podía concentrarme.
(No hay manera de que pueda jugar un buen juego así.)
La posada estaba en silencio. Sólo éramos Nobunaga y yo en la pequeña habitación. Y había un único futón.
(¡No dejes que eso te distraiga, MC! Hay demasiado en juego. No puedo permitir que Nobunaga aumente su territorio sin control. Al menos, no hasta que haya asegurado mi paso seguro hasta el presente.)
Sólo estaba colocando piezas a discreción, pero Nobunaga parecía impresionado.
Nobunaga- ¿Oh? Ahora estás tomando una ofensiva astuta.
MC- ¿Hmm? Oh, sí. Bueno, no he dejado de practicar con Mitsunari.
(¡Eso fue una suerte! ¿Quizás se está convirtiendo en algo natural? Si ese es el caso, ¡todavía tengo una oportunidad!)
Pero todo lo que gané fue arrasado muy pronto. Las cosas ahora se veían peor.
(No va a ser tan fácil. No con lo distraída que estaba al principio. Pero en ese sentido...)