Nobunaga Oda

CAPITULO 8 (1-5)

Kennyo- Sé buena y mantente callada. Si no lo haces, me aseguraré de que no vuelvas a hacer otro sonido.

(¡Lo dice en serio! ¡Si voy a pedir ayuda, será mejor que la haga valer)

Hombre de negro- ¡Abad! ¡Esta es la mujer! ¡Ella es MC!

(Oh no. Oh no no no)

Me di la vuelta para ver a dos hombres mirándome.

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Asesino 1- ¡Nobunaga, prepárate!

Nobunaga- Finalmente decidieron aparecer. Deberían estar avergonzados de ustedes mismos, atacando a un hombre que tomaba su placer de la noche. Obviamente carecen de las habilidades para complacer a una mujer.

Asesino 2- ¡Adelante, sigue hablando!

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(Son los hombres que nos atacaron a Nobunaga y a mí en las aguas termales. Y me reconocieron).

Kennyo- ¿Así que eres tú? La mujer sin suerte que se ganó el favor del diablo. Cosas malas les suceden a los que se comprometen con el rey diabólico.

MC- Mírate bien antes de empezar a insultar a la gente.

Forcejeé contra él. Kennyo tenía el aspecto de un monje, pero la fuerza de un oso.

Kennyo- ¿Sabes lo que significa cuando lo llaman 'el rey demonio del sexto cielo'? Se refiere al diablo que gobierna sobre los deseos mundanos y corrompe el reino humano. Un nombre apropiado para ese monstruo.

(Un demonio. Un monstruo. He oído que le llaman de las dos maneras, pero...)

MC- Tienes una idea equivocada sobre Nobunaga. Así que por qué no te ¡Callas y escuchas!

Kennyo- ¿Tienes alguna objeción?

(He visto la frialdad de sus ojos derretirse cuando estamos juntos. No es cruel. Ha tenido que endurecerse para lograr su propósito).

MC- Nobunaga ha matado gente. Y lo ha hecho sin arrepentirse. Pero también tiene un corazón. Un corazón que lleva el peso de sus actos. Un corazón que no está muerto a la bondad a pesar de todo lo que ha hecho.

(Por eso me pareció tan confuso, por eso me escapé.)

Miré a Kennyo.

(¡Ahora, necesito regresar y hacerle saber a Nobunaga que Kennyo está aquí!)

MC- ¡Suéltame!

Kennyo- Me temo que no puedo hacer eso. Verás, Nobunaga mató a uno de mis hombres, sólo para salvarte a ti.

No había rabia en los ojos de Kennyo, había lástima.

Kennyo- Y me enteré de lo que pasó esta noche, cuando colapsaste por el veneno. El rey demonio te sostuvo en sus brazos y no te soltó hasta que mostraste signos de vida.

(¿Lo hizo?)

Kennyo- Es un monstruo sin remordimientos, un asesino, impulsado por la ambición... Y aun así lo dejó todo a un lado por una frágil confitería como tú.

(Pensé que Kennyo podría haber estado mintiendo para distraerme, pero...)

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Ieyasu- Nunca he visto a Nobunaga tan alterado como cuando te desmayaste.

MC- ¿En serio? Pues ahora debes decírmelo.

Ieyasu- No entró en pánico ni lloró ni nada. Pero él...

MC- Continúa. ¡No te detengas!

Ieyasu- No es nada.

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(¿Eso es todo? ¿Eso es lo que Ieyasu no quería decirme?)

Kennyo- ¿Te llamas MC? Parece que eres la única debilidad del demonio.

(Nobunaga dijo que no hay diferencia entre tomar una vida y cien. Entonces, ¿qué significa mi vida para él?

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MC- No me toques. no despues de lo que hiciste.

Nobunaga- MC...

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La mano que había quitado de encima a la suya se quemó. El recuerdo de esa mirada inocente en su rostro me picó en el pecho.

Kennyo- Usaré esa debilidad en la batalla de esta noche.

La voz profunda y gutural de Kennyo me devolvió a la realidad.

MC- ¿Una batalla? Buena suerte. Tú y tu puñado de oscuros secuaces no tienen ninguna oportunidad contra el ejército de Nobunaga.

Kennyo- Mira a tu alrededor. Observa la oscuridad.

Miré en el bosque. Al principio, no vi nada más que filas interminables de árboles.

(¡¿Qué demonios?!)

Luego me di cuenta de que no eran solamente árboles lo que veía. Había hombres, ocultos en las sombras del bosque.

(¡¿Cuánta gente tiene aquí?! ¿Cien? No, ¿doscientos? ¿Más?)

Kennyo- No creí que el veneno fuera suficiente para detenerlo a él y a sus hombres. Nunca fue mi intención.

MC- ¿Qué quieres decir?

Sonriendo, Kennyo se dirigió hacia el pueblo. Me arrastró con él.

Kennyo- Gracias a ese daimyo, fui capaz de reducir drásticamente su número. Mis hermanos y yo terminaremos el trabajo esta noche.

(Está planeando atacar cuando estén débiles. ¡Y nadie sabe que está aquí o que planea atacar esta noche! ¡Tengo que volver y advertirle a Nobunaga!)

Forcejeé y pateé, pero no pude liberarme de este muro de hierro.

Kennyo- No escaparás. Tengo la intención de llevarte ante Nobunaga, torturarte por un tiempo, y luego matarte ante sus ojos.

MC- ¡¿Estás seguro de que no eres tú el demonio?!

Kennyo- La única razón por la que sigo vivo, jovencita, es para presenciar el momento en que el rostro de Nobunaga se contorsiona en una agonía total.




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