Nobunaga se despertó a la mañana siguiente, con MC todavía durmiendo pacíficamente.
Nobunaga- ¿Sigues durmiendo?
Ella sonreía en sus brazos, su aliento era suave y tranquilo.
Nobunaga- MC.
Quería extender la mano y tocar su mejilla, pero se detuvo.
Nobunaga- No. Deberías descansar.
Se movió con cuidado, quitando sus brazos de debajo de MC. Levantándose del cálido futón, Nobunaga sintió el aire fresco de la mañana en su cuerpo.
Nobunaga- Me siento extrañamente tranquilo. ¿Qué me pasa últimamente?
Miró silenciosamente a MC por un momento más antes de salir de la habitación. Nobunaga no tenía forma de saber cuán gentil era la mirada que le había dirigido.
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(Después de todos los problemas que tuvimos, estoy impresionada de que seamos capaces de salir a la carretera tan rápido.)
La mañana después de la batalla con Kennyo, los hombres de Nobunaga ya estaban corriendo por ahí preparándose para partir. Gracias a la medicina de Ieyasu, las víctimas del veneno pudieron recuperarse mucho más rápido de lo esperado. Incluso aquellos que no estaban completamente bien pudieron ayudar a prepararse.
(Ciertamente he vuelto a la normalidad, gracias a Ieyasu. Supongo que Nobunaga también tuvo algo que ver con eso).
Me mantuve atenta a Nobunaga mientras ayudaba a los que necesitaban apoyo.
(¿A dónde se fue? Pensé que volvería a dormir hasta tarde. Pero con la guerra en el horizonte, me alegro de que no lo hiciera. Todos lo necesitaban.)
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Nobunaga- A partir de esta noche, tu corazón me pertenece.
MC- ¿Mi corazón?
Con su mano presionada contra mi corazón, lo miré detenidamente. Él miró con intensidad.
Nobunaga- No tienes permitido morir. No lo consentiré.
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La confesión de Nobunaga de la noche anterior me había dejado una profunda impresión.
(Dijo que no entendía sus sentimientos. Pero yo estaba feliz de que intentara expresarlos.)
El corazón que le di anoche latía felizmente en mi pecho.
(Me pregunto. ¿Es sólo este período de tiempo? ¿O algo pasó para que su corazón se congelara? ¿Qué clase de vida llevó que no puede ver lo buen hombre que es realmente?)
Puse mis manos sobre mi corazón, cuando de repente vi una multitud cerca de la entrada del pueblo.
(Ahí está.)
Nobunaga y Hideyoshi estaban al frente de un grupo de soldados. Los hombres estaban desplegados, con lanzas listas mientras miraban algo con ojos cautelosos.
(¿Qué está pasando allí?)
Me apresuré a ver.
(Uh oh. Aquí vamos.)
Nobunaga- Mírame, Kennyo.
Kennyo fue atado y obligado a arrodillarse ante Nobunaga, pero sus ojos eran desafiantes. Los hombres de Kennyo, también atados y arrodillados, lo rodearon.
(¿Quiero ver esto? No. Aunque tengo un interés en esto.)
Hideyoshi- Antes de enviarte a Azuchi, necesito preguntarte algo.
Kennyo- ¿Cuál es tu pregunta?
Hideyoshi- ¿Ha estado involucrado un hombre llamado Mitsuhide Akechi en alguno de los ataques que has hecho a Lord Nobunaga?
(Hideyoshi, espero que consigas la respuesta que quieres.)
Kennyo- ¿De dónde sacas esa idea?
Kennyo parecía sorprendido y un poco ofendido.
Kennyo- Detesto el simple hecho de ver a Nobunaga, ¿y crees que me uniría a uno de sus detestables subordinados?
Hideyoshi pareció contener la respiración por un momento.
Hideyoshi- Muy bien, entonces.
(Esas son buenas noticias!)
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Hideyoshi- ¡Tienes que ser consciente de los rumores! La gente dice que fuiste tú quien intentó asesinar a Nobunaga en Honno-ji.
Mitsuhide- Eso es curioso. Tú y yo sabemos que Kennyo es el culpable.
Hideyoshi- Donde hay humo, hay fuego. Demuéstrame que no tienes nada que ver con esto.
Mitsuhide- A veces lo que parece humo es sólo niebla.
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(Los rumores eran sólo rumores después de todo.)
Me paré al lado de Hideyoshi.
Y aunque él mantuvo un ojo vigilante sobre Kennyo, sabía que había averiguado lo que esperaba.
Kennyo- ¿Es eso todo lo que tienes que preguntar? Si es así, entonces hemos terminado aquí.
Kennyo miró a Nobunaga con odio en sus ojos.
Kennyo- Deberías matarme ahora, Nobunaga.
Nobunaga- No, no creo que lo haga.
(Eso es un cambio.)
Kennyo- ¿Qué?
Kennyo parecía no entenderlo. A su alrededor, sus hombres se miraban confundidos. Miré a Nobunaga de reojo.
(Estoy feliz de que no vaya a morir, aunque sea un imbécil desagradable. Pero, ¿qué está pensando Nobunaga esta vez?)
La expresión de Nobunaga era lo contrario de lo que me había mostrado anoche. Era fría e ilegible.
Kennyo- ¡No me hagas reír! ¿Es esta muestra de compasión tu forma de burlarte de mí?
Nobunaga- Nací sin compasión, y eso no ha cambiado. No soy como tú, desperdiciando tu vida en una causa sentimental como la venganza por tus hermanos.
(Estamos siendo un poco duros, ¿no?)
Por un segundo, me pareció ver una sombra cruzar el rostro de Nobunaga. Pero fue sólo por un instante, reemplazada por una sonrisa cruel.
Nobunaga- No, dejarte vivir no es compasión, es como voy a castigarte. Pasarás el resto de tu vida en las mazmorras de Azuchi, viendo como cumplo mi objetivo de conquista.