MC- ¿Nobunaga?
Esa expresión atormentada estaba muy cerca.
Nobunaga- ¿Qué eres?
(¿Soy la mujer que te ama?)
Nobunaga- ¿Qué es ese secreto? ¿Por qué me miras así?
MC- No es nada que debas temer.
Nobunaga- Cada cosa que haces me hace...
Estábamos tan cerca, que el calor de nuestros cuerpos se enredó como nuestros miembros.
MC- ¿Te hace querer...? Dímelo.
Miré a Nobunaga, necesitando escuchar esto. Parecía desgarrado, incapaz de hablar. Nobunaga dio un suspiro exasperado.
Nobunaga- Eres una mujer. ¿No deberías saberlo? Podría tenerte ahora mismo.
(En realidad, si lo pidieras amablemente, sí. Esta hierba no es tan mala.)
Nobunaga- ¿Dónde están tus enérgicas palabras? ¿Qué ha pasado con lo de insultarme por intentar tomar un solo trago de tus labios?
MC- ¡Esa fue la segunda noche que nos conocimos! No te conocía entonces. Sólo pensé que eras un bruto.
Nobunaga- ¿Y dices que ahora soy diferente?
MC- Te veo diferente. He llegado a conocerte.
Nobunaga- ¿Conseguiste lo que querías?
MC- No conseguí lo que esperaba.
(Nunca esperé enamorarme tanto de ti.)
Mis sentimientos se elevaron en mi pecho, miré fijamente a los ojos de Nobunaga. Sus mejillas estaban enrojecidas, ya sea por el fuego o por la emoción. Nuestros cuerpos estaban presionados juntos en la suave hierba nocturna, nos miramos a los ojos. Podía oler la hierba, sentir el calor del fuego calentándome. Pero Nobunaga es el que más me calienta.
MC- Tu turno. ¿Por qué me miras de esa manera?
Permaneció en silencio. Continué, esperando a que me diera una respuesta.
MC- Solías reírte y burlarte de mí. Nada de lo que yo decía te molestaba.
(Quiero saber. ¿Sientes lo que yo siento?)
Los latidos de mi corazón se aceleraron con la esperanza. Pero... Nobunaga miró hacia otro lado. Se desenredó de mí, se puso de rodillas y se levantó lentamente.
(No te vayas. Háblame.)
Nobunaga- No sé de qué estás hablando.
MC- Olvídalo entonces.
Yo también me senté y me arreglé el kimono.
(Tal vez me equivoque. ¿Pero por qué si no actuaría de esta manera?)
Me acerqué al fuego y resoplé sobre mis rodillas echando de menos su calor.
Nobunaga- ¿Cuándo volverás a tu tiempo?
MC- ¿Por qué preguntas eso ahora?
Nobunaga- Mencionaste antes que volverías cuando las circunstancias fueran las correctas.
(Ha pasado un tiempo desde que hablamos de ello.)
—------------------------------------------------------------------------
MC- Sí, lo haré. Otro agujero de gusano se abrirá en tres meses. No estoy muy segura, pero creo que será en Kyoto, que es donde llegué.
Nobunaga- Si quieres irte de aquí e ir a Kyoto en tres meses, debes hacer una apuesta conmigo. Si puedes vencerme en un solo juego, me encargaré personalmente de que llegues a Kyoto a tiempo para entrar en tu agujero de gusano.
MC- ¿Y si no gano una sola partida?
Nobunaga- Cada vez que pierdas un juego, reclamaré una parte de tu cuerpo como mía. Así que, haré que te sometas a mí, pieza por pieza, hasta que te haya conquistado completamente.
MC- Si así es como va a ser, entonces no voy a aceptar tu apuesta.
Nobunaga- Si no aceptas, no podrás irte dentro de tres meses. Te encerraré en las mazmorras de Azuchi y te mantendré allí.
—----------------------------------------------------------------------
(El tiempo pasó bastante rápido.)
Conté los días que me quedaban en la cabeza, infeliz por el número que obtuve.
MC- Me queda poco menos de medio mes.
Nobunaga- Ya veo.
(Al principio, estaba de acuerdo en usarlo, como él me usaba a mí, hasta que pudiera ganar mi camino de vuelta al presente. ¿Es eso lo que me molesta? ¿Que me tenga que ir pronto?)
Mi corazón me rogaba que no dejara a Nobunaga. Me tragué mis emociones y forcé una sonrisa.
MC- Sabes, tendremos que trabajar en otro juego de Go. ¡Todavía tengo que ganarte!
Nobunaga- No, no tienes que hacerlo. Ya terminé.
MC- ¿Qué quieres decir con que has terminado?
Nobunaga- Me refiero a eso. Esa apuesta se ha terminado. Me he cansado de ello.
(¿Se ha cansado?)
Nobunaga miró al fuego con ojos desolados.
(¡De acuerdo, algo se le ha metido dentro!)
MC- Ven aquí. No te sientes bien, ¿verdad?
Nobunaga- ¿Qué?
MC- Te encanta burlarte de la gente. No hay forma de que el Nobunaga Oda que conozco diga eso.
(Esta tarde estaba extrañamente callado.)
MC- Perdona. Vas a pensar que esto es un poco extraño.
Extendí una mano y la puse contra su frente.
Nobunaga- ?!
(Bueno, no tiene fiebre.)
Nobunaga- ¿Qué estás haciendo?
MC- Estoy comprobando tu temperatura.
Nobunaga- ¿Por qué?
MC- ¿Por qué? Porque me preocupa que puedas estar enfermo. O eso o has sido reemplazado por un impostor cuando no estaba mirando.
Nobunaga- ¿Un impostor? Estás realmente más allá de mi capacidad de comprensión.
MC- ¿De verdad lo estoy?
Nobunaga- No.
El calor se enfrió en sus ojos.
Nobunaga- Me sorprendes no es nada nuevo. Pero esta vez... Te empujé y te tuve a mi merced, ¿y aún así te preocupaste por mí?