Noche Citadina

"un hombre de 61 años de edad, se suicida, no sin antes matar a su esposa."

Ese era los titulares en los periódicos, en los noticieros de la mañana, tarde y noche no paraban de hablar del tema. Salieron varias hipótesis y teorías bobas. "Fue porque un hombre entro a robarlos y los mato." "No es que le debía plata a unos prestamistas." Que esto y lo otro, puras bobadas. Se quería culpar a Antonio, pero nunca más se supo de él. Había vuelto en la noche para vengarse. No. Nada de eso. Todos los vecinos estaban conmocionados. Una cosa es que fuera infiel, pero asesinar a su esposa. Doña Teresa, tan buena mujer que era. Estudiada e, igual que Martica, maestra. Habíamos escuchado un gritos, pues la pelea de un posible divorcio. Lo que nos esperábamos después de todo lo ocurrido. Era lo lógico. Solo después, ya no se escuchaban griteríos esa noche, nada. Se debe de asumir que se cansaron y decidieron dejarlo para el día siguiente. Pero lo ocurrido, según la policía. A las cuatro de la mañana, después de oír por un rato el "alegato" de casados. "Esto y lo otro." "Y tú me hiciste..." Bla, bla, bla... Se oyó un silencio, que como ya dije, se tomó como el fin de la discusión. Lo que pasó en ese momento fue que Raúl, fue a la cocina y mientras su esposa discutía en la sala, tomo un cuchillo, y la apuñaló una y otra vez sin parar, por la espalda, un total de ciento cincuenta puñaladas. Luego, con el mismo cuchillo, se abrió las venas. Se sentó al lado de su esposa y murió desangrando. José, el compadre de Raúl fue quien hallo los cuerpos; quería saber cómo estaban, y en qué podía ayudar. Pero como si fuera un maldición, la tragedia de la familia no termino ahí. Su hijo de veintiséis años,  murió de sobredosis en un motel de Bogotá. Al parecer se había aislado desde que su mujer lo dejó por alcohólico. Cuando intentaron ubicarlo, nos llegó la fatal noticia. Dos días después del entierro, como si la divina providencia, el destino o como quieran llamarlo ustedes. Iban en un carro robado, los dos últimos hijos de don Raúl y doña Teresa. Pasando sobre la carrera primera norte, el menor de ellos de 19 años, sostenía el arma en su mano, "por si acaso", "por si algo malo llegara a pasa." La desgracia se presento cuando el joven de 22 años, manejando paso por un hueco, provocando que el menor jalara el gatillo, matando al instante al conductor. El carro dió como cinco vueltas por la carretera y termino en. Un andén con las llantas para arriba. Dos muertos. Uno por una bala en la cabeza y el otro por el choque ocasionado. Hay cosas que van cambiando., y esto, fue el cambio para que los adultos fueran más privados en sus fiestas. La frase: "algo, aquí, normal para la familia. Nomás," se volvió muy común. A dos días para irme a Bogotá, a iniciar mis estudios, recibí un maravilloso regalo de mis putitas. En Bogotá también iba a mis clubes, puteros, pero nada como las de Cali. Mi mujeres. Estaban Laura, Vanessa, Stefany, Luisa, Kelly, Mariana, Karol, Sofía. Todas estuvieron en mi despedida. Una orgía donde yo era el protagonista. El bar cerro esa noche, solo había un lugar VIP, mío porsupuesto. Había una alfombra roja, por la cual pase caminando desnudo, mis putas tocando mi cuerpo. Asi a de sentirse Dios. Cada acto divino en esa noche fue un orgamos celestial. Las trompetas del apocalipsis han sonado. Una de ellas, me dijo, "encontrarás una novia y nos olvidará." Solo me reí. Ellas me habían quitado la timidez, la verdad, ya podía hablar mejor con una que otra mujer. En las discotecas saco números y me llevo uno que otro "pico." Pero no con las novias hay que estar pendiente de esto, de lo otro, que si ya desayuno, almorzó y cenó. Responder preguntas como: ¿Dónde estás? ¿Con quién estás? No, todo eso era muy tedioso para mí. Con ellas solo era ir, pagar, follar, chao y vuelvo en estos días. Así de fácil. Necesite de dos días para complacerlas a todas. Y lo hice, y muy bien. Soy un experto sexual. "Un gurú del amor en la cama." Stefany no me quería dejar ir. Me amarro a la cama. Tenía que tomar un vuelo. Me hubiera encantado estar amarrado una semana, pero debía cumplir con mis obligaciones. Ella lo entendió y me soltó, no antes sin hacer una felación que hamas olvidaré. Y me disculpara el lector porque ya debo terminar esta narración. He vuelto a cali y hay unas mujeres que esperan verme. Ya me imagino como sea la dulce bienvenida.



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En el texto hay: lenguaje adulto, relato corto

Editado: 17.06.2024

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