Noche fría con aroma a café quemado

Capítulo VI

No sabe cuántas veces estuvo a punto de tener un accidente, ni cuantas fueron las veces  que se pasó las luces rojas, pero la tormenta junto con el eco de las palabras dichas por su madre le recordaba que debía llegar pronto a casa.

-Un día como hoy hace 29 años estaba cayendo una tormenta como esta, un día como hoy, tu abuela enterró vivo a mi bebe.

Desde que su madre le conto aquello empezó con insistencia a llamar a Blair, pero esta no contestaba su teléfono. No quería pensar lo peor, pero algo muy dentro de sí le decía que  el tiempo se había agotado. No había vuelta atrás, esa noche su abuela terminaría de pagar cada uno de sus pecados.

Y que Dios la perdonara, pero en alguna parte muy dentro de sí, esperaba que ella sufriera.

 Como si de una película de terror se tratara,  la casa de ellas era la única que no tenía luz. Bajo del auto sin importarle bloquear las puertas, lo único que pasaba por su mente era buscar a Blair.

-¡Blair!¿Dónde estás?- grito a viva voz. Su cuerpo temblaba y no era por el frio, sentía temor por lo que estaba pasando, esa extraña sensación de miedo estaba apoderándose de cada parte de su cuerpo.

-¡Abuela!, ¡Abuela!, responde- esa era la voz de Blair. Grace fue a su encuentro, la encontró saliendo de una de las habitaciones. Se acercó con premura hacia ella, cuando a lo lejos empezaron a escuchar el llanto de un bebe, el mismo bebe que su abuela escuchaba por las noches, era el llanto del bebe que ella no dejo nacer.

Ambas tuvieron el deseo de llorar y no sabían por qué. Se fundieron en un corto abrazo, como si con eso se estuvieran dando fuerzas.

-Busquemos a la abuela- dijo Grace mientras tomaba una de sus manos y la apretaba.  

Entraron en cada habitación con la esperanza de encontrarla acurrucada en alguna esquina, pero sabían que no lo harían. Se engañaban a sí mismas para no salir de la seguridad de aquella casa, pero el llanto del infante se escuchaba cada vez más fuerte cuando pasaban por la puerta del patio y su inconsciente les decía que no debían ignorarlo.

Era inevitable, tenían que salir. Al abrir la puerta sintieron el aroma a café quemado y más fuerte escucharon el llanto del bebe.

– ¡Por favor chica! Tengo frio, dame una tacita de café.

Fuerte y claro lo escucharon a sus espaldas como un ruego, pero no quisieron voltearse, sus miradas estaban fijas en la tormenta.

– ¡Por favor chica! Tengo frio, dame una tacita de café.

Lo escucharon entre el medio de ambas, la voz enojada y distorsionada, pero no iban a mirar, tal vez por  miedo o porque debían mantener la calma.

– ¡Por favor chica! Tengo frio, dame una tacita de café.

Una mano toco el hombro de Blair, era obvio que si no lo enfrentaban ninguna de las dos se moverían, pues el miedo las tenía paralizadas.

-Lo siento abuelito, no tenemos café en casa- le dijo Blair con voz tierna.

No supo el ¿Por qué? pero su cuerpo y el de Grace inmediatamente empezaron a responder.

Volvieron a enfocarse en el llanto del infante que se escuchaba con más intensidad en el pequeño jardín, sabían que con él estaría la abuela.

Grace busco algo para excavar, mientras que Blair sin importar la lluvia salió al jardín buscando entre la penumbra alguna parte donde hiciese falta algunas de las flores, pero era casi imposible y el llanto del bebe ahora era opacado por el ruido de la tormenta.

Grace al igual que Blair, sin importar la tormenta salió al jardín con una pala y no sabe cómo, pero solo necesito mirar al centro de este para saber que ahí se encontraría su hermanito.

-¡Blair! Aquí.

Parecieron horas el tiempo que duraron en excavar, Grace con la pala, Blair con sus manos. No sabían la razón pero ambas estaban llorando, ambas se encontraban nerviosas y temerosas por no saber que encontrarían debajo de esa tierra húmeda.

Fue hasta que Blair se detuvo que Grace supo que la habían encontrado, que los habían encontrado. Dejo caer la pala, saco el celular del bolsillo de su pantalón y llamo al 911. No supo cómo dio la dirección, los nervios se habían apoderado de ella.

Al terminar la llamada se agacho a la altura de Blair  para ayudarla  a desenterrar a esa mujer que tanto daño había causado.

-¡Oh Dios!-grito Blair cuando logro sacar la mitad del cuerpo fuera de la tierra, Grace sin embargo quedo en blanco, no pudo soportarlo. Dejo a Blair sola, no quería escuchar el llanto y no podía ver el cuerpo pálido y frio de esa maldita mujer.

Algunos minutos u horas después los paramédicos y oficiales llegaron y estos se encontraron con la imagen de Grace sentada en una esquina del jardín, tapando sus oídos y sollozando, mientras que Blair seguía en el centro del jardín, debajo de la torrencial tormenta con su abuela entre sus brazos y ahí entre los brazos de  esta última había una mantilla de encaje envolviendo los restos de un bebe que por su forma pareciera estuvo enterrado por muchos años.

De un momento a otro estaban acurrucadas en una manta sentadas en el sofá, la casa estaba llena de oficiales, su hipócrita familia había llegado y estos lloraban desconsolados mientras veían como el cuerpo de su abuela iba dentro de una bolsa y a su lado iba una más pequeña.




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