Noche mala

IV. Sabana Larga

El funesto cuatrimestre había terminado un poco tardío; estaba atrapado con los exámenes finales de la Universidad APEC. El más difícil que había cursado Kevin, a regañadientes logró pasar las seis materias que estudiaba. Por eso no había podido —caerle a la tía— como decía cada vez que la llamaba por el móvil. Pero estaba ansioso de ir a recibir los regalos que le había traído del exterior su amada tía.

Kelvin se fue cuando el sol empezaba a parpadear de somnolencia en transporte público. Llego alrededor de la seis de la tarde, a Sabana Larga, junto con la oscuridad. Las raudas horas marcaron las ochos. Gloria y sus primas le dijeron:

—Quédate aquí esta noche y vete en la mañana, así puede llevarte esta maleta; sin embargo, él por terco no quiso amanecer.

—Mi novia me está esperando en el parque las luces… no puedo dejar plantada. —Fueron sus palabras.

—Pero, llámala y explícale que te cogió lo tarde —alegó una de sus tres primas.

—No, me voy, nos vemos después de año nuevo.

—¿Tiene dinero para el taxi? —preguntó Gloria.

—No, me voy pagando pasaje en transporte público —respondió Kelvin, algo apenado.  

—No, mijo… estas calles están muy peligrosa y yo no voy a que te pase algo en el camino. Es algo tarde y día de fiesta. Puede que no encuentre ni siquiera vehículo a Quitasueño —objetó la señora Gloria, buscando algo en su cartera.

—Sí, hay… —garantizó Kevin rápidamente, con vasta seguridad.  

—¿Seguro? —refutó una de las primas— no sea tonto, llama a tu novia y quédate con nosotras, así compartimos un poco más.

—Me dijeron que estarían hasta la nueve…

—Eso no es seguro… —afirmó Gloria.

—No nos cause esa preocupación —vociferó otra de sus primas abrazándolo.

—No… no, me voy —reafirmó Kevin.

—Eres terco como mula, ¡mira! —dijo Gloria extendiendo la mano— para que pague el taxi, no te atrevas a irte pagando pasaje, puede ser muy peligroso a estas horas y en estos días; los tígueres andan a toa, tú lo sabes muy bien y en búsqueda, ese teléfono cuesta muchísimo. E lo pueden quitar incluso matarte ni Dios quiera. Vete directo y no te meta a la Duarte.

Gloria le paso 4 papeletas verdes de 500 pesos.

—Gracias tía —dijo Kevin tomando el dinero y entrándolo en el bolsillo pequeñito del pantalón.

—Llámalo y espéralo aquí.  

—No… tía, allí hay una parada. Voy a hablar con uno de ellos para que me lleve.

—Mira no sea tacaño como tu padre y paga el jodido taxi, no queremos que te pase nada por ahí.

—Sí, tía. No te preocupe.

—No queremos cuento mañana —dijo la primera prima.

—Llama cuando llegue —dijo la segunda prima.

—Sí, llama —reafirmó su tía Gloria.

—Sí, está bien.

Kevin la abrazo, beso, se despidió y marchó.  




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