Noche Oscura

CAPÍTULO 15

No recordaba cuándo había sido la última vez que que se había sentido así de vulnerable y débil frente a alguien. Siempre cargaba con el enorme peso de su soledad, pero rara vez permitía que alguien supiera lo que llevaba a cuestas. 

En aquel momento se sintió tan patética que tuvo salido corriendo para evitar que Connor la viera en ese estado de fragilidad. 

Sin permiso sus ojos había comenzado a llorar, así que sólo hundió la cabeza entre sus rodillas y se dejó llevar por su tristeza, llorando con más fuerza.

Su cabeza eran un completo caos, por un lado, estaba su soledad, por otro, el lidiar  con el entrometido de su vecino y como decoración adicional tenía el constante pensamiento de que dentro de poco viajaría a su país natal, al cual no deseaba volver… No aún.

El sonido de su teléfono comenzó a sonar notificando un nuevo correo. Miró con recelo la bolsa de donde provenía el sonido del celular y volvió a esconder el rostro mientras abundantes lágrimas corrían por sus mejillas. No quería saber nada de nadie… Y como en tantas otras ocasiones, deseo con desgarro acento que el toque de la muerte la pudiera alcanzar.

Lloró hasta quedar sin lágrimas y se convirtió en un leve zollipo. Limpió su rostro con las manos e intentó tranquilizarse sabiendo que nada podría sacar de seguir compadeciéndose.

Estiró las piernas y saco su teléfono de la bolsa para leer las notificaciones, encontrando un mensaje y un correo. Ambos los había enviado John, el correo era un informe sobre una persona en específico, contenía videos, fotografías y un reporte de todos sus movimientos, en la parte inferior venía adjunta una disculpa por la tardanza de dicha información.

Se levantó para ir por su computadora y poder ver la información con más comodidad. Tras haber memorizado lo que creyó importante borró el correo.

Fue al baño sin molestarse en ver su patético reflejo en el espejo y se lavó la cara. Fue entonces que decidió leer el mensaje de texto. 

"Tu juguete está siendo perseguido otra vez, llamame si quieres la ubicación". 

—¿Dónde está? —soltó tan pronto john contestó la llamada. 

—A una cuadra de tu casa. 

Tomó la primer sudadera que encontró y se dispuso a salir de casa. Necesitaba estar en cualquier lugar menos en ese encierro que la estaba volviendo loca y agradecía que su juguete fuera ese escapé.

Al abrir la puerta se topó con el amigo de Connor, quien al mirarla abrió los ojos con un asombro que trato de ocultar al instante. Ella lo miró hasta que entró en la casa de Connor.

Cerró su puerta y corrió a las escaleras de emergencia.

 

***

 

Ezequiel tuvo que sostenerse de la puerta para evitar caer. Era una suerte que Connor estuviera fuera de casa en ese momento o ya lo tendría de preguntón sobre su actuar.

Se desordenó el cabello con frustración y sacó una el teléfono de su chamarra para volver a ver el mensaje que le había enviado Iris. Cómo ella prometió, le había enviado la información del trabajador con el que viajaría fuera del país, pero solo había visto la fotografía de la persona de forma vaga, no se detuvo a leer toda la información. 

Ahora, miraba la fotografía sin poder procesar que la persona de la foto era la misma que vivía en el departamento de al lado. Connor tenía por vecina a una maldita asesina y no dudaba que estuviera involucrada en más asuntos del bajo mundo. 

Todo comenzaba a tener más sentido, ella era la causante de que sus instintos se hubieran activado la otra vez. Probablemente ella había hecho algún “trabajo” y su olor lo había hecho reaccionar. También explicaba el actuar atípico de una persona de su edad, era una maldita enferma psicópata.

Rio con ironía al pensar eso último.

Tomó el medallón que colgaba de su cuello mientras pensaba en un plan para acabar con la amenaza que ella representaba para Connor e Iris.

Una idea vino a su cabeza y sin perder más tiempo salió corriendo para buscar a Nerea, lo cual no sería cosa fácil contando el tiempo que había perdido aclarando sus pensamientos.

Estaba tan metido en su pensar que no se dio cuenta y choco con alguien en la puerta del edificio.

—¡Fíjate idiota! —bramó la mujer con la que se impactó.

—¿Alexia? —la miró con el ceño fruncido— Pensé que Connor estaba contigo —mintió sabiendo que Connor había salido con un par de amigos. 

Ella retrocedió un paso al notar quien era.

—No —respondió cambiando completamente su tono de voz—, dijo que tenía ya planes. 

Le pareció extraño el repentino cambio, pero decidió no darle importancia.

—De casualidad ¿conoces a la vecina de Connor? —preguntó con la esperanza de que ella le pudiera dar un indicio de donde podría comenzar a buscar.




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