No entendía cómo es que había terminado en el taller de Connor, pero al ver el lugar le pareció un buen escondite para una caja de madera.
—Connor, deberías estar reparando el vehículo en lugar de estar atento a tus redes sociales —comentó Ezequiel entrando al lugar.
—Ya estan arreglados, solo estoy esperando a que sus dueños los recojan —comentó sin levantar la mirada del móvil.
—¿Puedo dejar esto —levantó la caja— en algún lugar de este taller?
—Seguro, siempre y cuando no sea algo tentativo para ser robado —respondió sin despegar la mirada de su teléfono.
—Solo es una artesanía que por el momento no deseo tener cerca de mí.
—Bien, déjala en algún lugar… —hizo un gesto con la mano.
Ezequiel asintió y buscó con la miraba el mejor lugar para dejarlo.
—Hubiera sido divertido conocerlo —pensó en voz alta esto último sin darse cuenta con su atención aun en el celular.
—¿A quién? —preguntó Ezequiel poniendo la una caja de madera sobre la repisa más alta que encontró.
—A Jack, el destripador —contestó dejando el celular en la mesa donde estaba recargado.
Su amigo se tensó ante la inesperada respuesta de Connor.
—¿Por qué lo querrías conocer? —curioseó intentando aparentar indiferencia.
Connor volteó a verlo y luego su mirada se desvió a su novia Alexia, quien acaba de llegar al taller.
Alexia miró con el ceño fruncido a ambos y preguntó su duda en voz alta.
—¿De qué hablan? —dejó su bolso en el primer lugar decente que encontró al paso y le dio un corto beso en los labios a Connor.
—De Jack el destritripador —respondió posando su atención en Ezequiel nuevamente.
Ella entendió la poca importancia que tenía su inesperada visita. Tomó el móvil de su novio de sus manos y fue a sentarse en una silla.
—¿Te parece interesante un sujeto que murió hace siglos? —preguntó frunciendo ligeramente el ceño.
—Cómo es que no puedes pensar que es interesante. ¡Viejo, es uno de los asesinos seriales mas conocidos de la historia y, sin embargo, nadie sabe quién fue realmente o cuáles eran sus verdaderas intenciones! Además, ¿puedes imaginar que tan guapo era? —Ezequiel enarcó una cena por escuchar ese comentario— Digo, era capaz de atraer a sus víctimas de forma fácil ¿Acaso sería tan apuesto como tú?
—Eran prostitutas, cualquiera con dinero en sus bolsillo podría atraerlas no importaba que rostro tuvieras —respondió con normalidad.
—¿Y cómo estas tan seguro que sus víctimas eran prostitutas y que solo les importaba el dinero? —destacó mirando divertido a su amigo.
Ezequiel comenzó a mirar en todas direcciones mientras se movía incómodo siendo consciente que se acababa de delatar por un comentario estupido. Pasó saliva pensando en cómo cambiar el tema, ya que no deseaba que par de mocosos frente a él descubrieran la verdad de los actos que cometió en aquellos tiempos.
—¿Por qué te pones tan nervioso? Pareciera que tu eres el asesino —comentó sarcástica Alexia sin dejar de leer la escasa biografía de asesino.
Connor sonrió como niño travieso al escuchar eso, estaba contento de saber que sus suposiciones eran correctas.
Ezequiel la fulminó con la mirada y ella simplemente dio un respingo en respuesta. En ocasiones, su simple presencia le daba miedo y ni mencionar cuando él le daba esa clase de miradas.
Para suerte de todos, el teléfono de Connor comenzó a sonar en las manos de Alexia sacándola de su creciente miedo interno.
—¿Quién es “la ermitaña”? —preguntó mirando la pantalla del aparato con la llamada entrante. Connor se apresuró a tomar el teléfono de sus manos.
—Nadie —soltó arrebatandoselo. El acto causó que contestara la llamada y activara el altavoz por error—. Es del trabajo.
—¿Trabajo? ¿Qué trabajo? Solo quería pedirte un favor —se escuchó al otro lado de la línea.
—Shh… Calla —miró a su novia con algo de terror y volvió a reiterar—. Es del trabajo.
—¿Connor, de que diablos estas hablando? —volvió a decir la femenina de la llamada.
—Cierra la boca un momento, mujer —gritó al ver que Nerea seguía hablando por la llamada.
—¡¿Que?! —preguntó Nerea.
—¿Porque te está hablando ella? —cuestionó Alexia con una mezcla de molestia y miedo al reconocer la voz de su compañera y "salvadora".
Ezequiel se acercó con calma a Connor y le retiró el celular para atender la llamada.
—Deja en paz a mi muchacho —colgó la llamada y le regresó el teléfono a su amigo, quien lo miraba estupefacto.
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Editado: 14.02.2022