—Hemos informado a la policía federal que ninguna persona aparte del equipo de investigadores norteamericanos pueda entrar al pueblo, pero nunca esperamos que se presentarán tan pronto —explicaba el oficial a cargo mientras le mostraba el camino a la pequeña oficina donde podrían hablar abiertamente sobre el tema. El hombre era corpulento y portaba el típico uniforme alemán, un pantalón azul marino con una camisa azul claro, solo le faltaba su característico chaleco, pero en su lugar tenía una especie de chamarra con el escudo bordado en cada brazo a la altura del hombro—. Por el momento solo tenemos bloqueadas las rutas de acceso y se les ha informado a todos los voluntarios de la policía que hasta nuevo aviso quedan suspendidas sus labores. Pensamos que, en casos como estos, solo retrasarían el trabajo.
Abrió una puerta a mitad del pasillo, entrando a una oficina completamente blanca que solo tenía un escritorio minimalista con un par de papeles y una especie de sala justo enfrente del escritorio.
—¿Voluntarios de la policía? —inquirió Ezequiel deteniéndose.
—Sí, el estado tiene un programa de voluntarios, se lo explicaré mejor en un momento, por favor pase y tome asiento. Iré por los informes redactados para que pueda estar al tanto de la investigación —dijo para después salir de la oficina.
Ezequiel tomó asiento en uno de los sillones, miró la hora en su reloj y después mandó un mensaje a Matthew preguntando por la hora de su llegada.
Pasaron un par de segundos más hasta que el oficial alemán volvió a entrar.
—El último informe no está completo porque aún no lo hemos traducido, pero se lo haremos llegar tan pronto lo terminemos —aclaró entregando la carpeta.
—Gracias, mi compañero y yo comenzaremos a trabajar con esto mientras esperamos que el señor Hopkins llegue —dijo mirando el mensaje de contestación—, hecho que probablemente ocurra hasta el día de mañana.
—También tengo que informarle que nosotros, la policía estatal, no podemos actuar más a partir de aquí hasta que llegue el grupo de Bundeskriminalamt.
—¿Bunder… qué?
—¡Oh! Me disculpo —sonrió tomando asiento en frente de él—, estoy acostumbrado a llamarlo así. El Bundeskriminalamt o BKA, es la agencia federal de investigación policial de Alemania —explicó el oficial apenado.
—Comprendo. Por otro lado, puede explicarme qué es esto del voluntariado —pidió recargándose en su asiento.
—Por supuesto, en Baden-Württemberg existe un programa de voluntariado de la policía, donde las personas pueden inscribirse para ser entrenadas y, al término de las actividades, se realiza una prueba para saber si son aceptados, de ser así, se les da un uniforme y armas. Su tarea consiste en prevenir delitos menores patrullando a pie cerca de escuelas, jardines infantiles y áreas comunes.
—¿Y en serio los consideran un estorbo en situaciones de esta índole? —preguntó asombrado.
—Se les deja de lado, ya que se teme puedan divulgar falsos rumores o en el peor de los casos crear pánico innecesario en la sociedad.
—En este momento, me parece que los voluntarios son más útiles si están en servicio; solo hay que saber manejarlos para que no haya un “pánico innecesario”. Estos voluntarios son un puente claro entre un civil normal y un policía. Si dejamos que sigan haciendo sus rondas, le damos al pueblo una voz que les permitirá sentirse parte de la investigación y con el simple afán de querer ayudar, realmente colaborarán con cualquier indicación que les demos. Lo primero sería reunirlos a todos y darles una pequeña capacitación con respecto a los hechos actuales, donde solo les daremos un informe a medias en el cual solo se les dirá de la presencia de un peligroso delincuente que ha decidido esconderse aquí y que ellos deberán ayudar en su captura debido a que conocen mejor a los habitantes.
—Entiendo su punto, pero nunca antes habíamos hecho uso de los voluntarios en casos importantes y menos en uno que involucra la colaboración de EEUU, sin embargo, admito que es un excelente plan. Usarlos por la cercanía que tienen con los demás habitantes, solo para permitirnos detectar con mayor rapidez si algo sospechoso está ocurriendo. Un plan despiadado, pero útil.
Ezequiel asintió satisfecho de que el oficial entendiera su punto completamente.
—De acuerdo, hoy mismo haremos que todos se presenten en una capacitación de último minuto y tras explicarles, les pediremos que retomen sus actividades de voluntariado. ¿Necesita información de algo más?
—Dijo que hasta que no llegue esta policía de investigación, ustedes no pueden hacer nada, ¿en serio están de manos atadas hasta la llegada de esta BKA?
—No estamos del todo atados, podemos dar pequeñas órdenes para salvaguardar la seguridad de los habitantes, como imponer un toque de queda, hacer más rondines, cosas como esas, pero no más.
—Un toque de queda puede ser una buena idea para controlarlos, obtener sospechosos y de paso hacerles creer que es por protección. Así que también ejecuta esa orden.
Ezequiel se puso de pie y se dispuso a salir de la oficina.
***
Nerea se había quedado platicando con un par de personas en el lobby del hotel donde se hospedaban, pero todos sabían lo mismo o poco menos que ella. La única información útil que había conseguido hasta el momento es que el gobierno de Alemania había pedido apoyo y en respuesta había venido un grupo de agentes americanos a investigar las pistas del supuesto asesino, a los cuales esperaban llegarán pronto.
Estaba a punto de llamar al elevador para subir a su habitación cuando su celular sonó anunciando un mensaje nuevo. Sacó el teléfono y leyó el mensaje.
“Connor Alemania, aquí. No salir.”
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Editado: 14.02.2022