Noche Oscura

CAPÍTULO 36

Ezequiel se dirigía al hotel que Nerea le había mencionado, pero igual sacó su teléfono para revisar en sus notas si era ese lugar y de paso ver el número de la habitación y el piso donde se encontraba.

—!Viejo! —escuchó que alguien gritó.

La voz la reconoció al instante por lo que volteó a ver en derredor para encontrar al dueño de la voz. Encontró a Connor y john, caminando a su encuentro del lado contrario al que él venía.

—¿Que hacen afuera? Pensé que estaban en el hotel —preguntó Ezequiel confundido de verlos cerca del mediodía caminando por las calles. 

—Fuimos a desayunar, la comida del hotel es cara —respondió John.

—Y decidimos tomar el camino largo de regreso —completo Connor sonriente. 

—¿Ella también salió? —cuestionó Ezequiel con clara preocupación. 

—No, ella estaba dormida cuando salimos y probablemente aún esté dormida cuando volvamos —contestó John mirando la hora en su teléfono. Estaba seguro de que aún dormía o ya habría recibido una llamada de ella, como la última vez. 

—¿Viejo, por qué te preocupa que esté afuera? —indagó al no entender porque de pronto su amigo se preocupaba por ella. No eran tan cercanos y hasta hace poco a él parecía desagradarle Nerea. 

John miró a Ezequiel interesado por lo que respondería, tampoco lo entendía del todo, pero estaba claro que él también sabía algo de la situación de Nerea y que el único que estaba completamente desinformado era Connor.

—Es peligroso para ella.

John solo hizo una mueca de aceptación, pero se decepcionó de la respuesta.

—¿Por qué? —inquirió.

—Deja de ser curioso con todo —espetó molesto.

—¡Deja de tratarme como niño!

—¡Eres un niño!

—¡No lo soy! 

John miró en derredor y notó que las personas cercanas estaban comenzando a verlos curiosos por saber qué estaba pasando, así que decidió intervenir. 

—Sé que no tengo nada que ver en esta discusión, pero desde mi perspectiva, el vecinito es el más joven aquí, pero solo bastaría con decir las edades de todos para aclararlo ¿no? —dijo con el afán de hacer que la pelea cesará—. Empiezo, yo tengo 27. 

Ezequiel lo miró un segundo y como si comprendiera la idea de John dijo:

—Yo, 30… —mintió— y Connor, tu tienes 25.

—Bien, está aclarado, eres el más pequeño aquí —terminó John con suficiencia. 

Connor se giró molesto.

—Como sea, vámonos.

Los tres entraron al hotel y se dirigieron a la habitación. Al abrir la puerta, vieron el lugar vacío. 

—No dijiste que estaba aquí y dormida —soltó Ezequiel volteando a ver a John.

—Yo solo dije lo que sabía cuando salí.

—Tranquilos, estaba en el baño, no soy tan idiota como para salir a la calle en estos momentos —habló Nerea saliendo del pequeño cuarto de baño.

—Nera… ¿estas bien? —preguntó John al verla con los ojos rojos y ligeramente hinchados. Estaba claro que había estado llorando.

—Si, estoy bien —respondió con frialdad, pero evitando verlo a los ojos— ¿por qué preguntas?

—Imaginé que ibas a llamarme cuando despertaras y no vieras a nadie, pero no llamaste, así que me dio curiosidad —dijo quitándose la chamarra que tanto le estorbaba y se dejó caer en el sillón. 

—Claro que no estas bien, toda tu cara dice que has llorado —soltó Connor molestó acercándose a Nerea— ¿Por qué lo niegas? Algo te está afectando. Dilo. 

John pasó la mano por la cara al ver la estupidez del “vecinito”. Cualquiera con dos ojos en la cara, podía ver que ella estaba mal, pero que no deseaba hablar de eso. No aún. 

—No tiene nada que ver contigo —replicó alejándose de él.

—Vecinito —habló John—, te aconsejo que no te metas en lo que no te incumbe.

—Tu cállate, hace rato te metiste donde nadie te llamaba y nadie te dijo nada.

—No, porque yo lo admití desde el comienzo y tu amigo estuvo de acuerdo en que interviniera —dijo señalando a Ezequiel, quien se mantenía parado cerca de la puerta mirando todo.

—¿Y solo porque él lo aceptó, está bien que seas un entrometido? —bramó enojado.

John cerró los ojos y respiró con calma. 

—Intervine porque tu numerito en la calle estaba atrayendo a muchos espectadores. 

—Nerea, necesito una respuesta ahora —fue todo lo que dijo Ezequiel mirándola con seriedad ignorando por completo que había interrumpido la animada conversación de John y Connor.

—De acuerdo, pero antes necesito saber algo y según la respuesta que me des, decidiré.

Ezequiel asintió dando permiso a preguntar.

Por otro lado, la discusión entre los dos jóvenes seso en el momento que Connor escuchó la conversación de Nerea. 

—Esperen, ¿por qué siento que soy el único que se está perdiendo de algo? —preguntó molesto y señalo a John— Tú al parecer sabes porque ella estaba llorando —luego señaló a su amigo—, tú quieres tener un extraño acuerdo con ella y ambos parecen estar preocupados porque ella no salga a la calle. ¿Qué demonios está pasando aquí? Hasta parece como si ella fuera la asesina que están buscando en este pueblo.

Todos se voltearon a ver entre sí sin saber qué decir. Sin duda, él era un idiota, pero uno bastante observador y perspicaz. 

—No… ¿En verdad eres la…? —dijo sin poder decir la palabra.

—Te acabo de decir que dejes de ser curioso y ¿qué haces en su lugar? Creas todo un interrogatorio a lo idiota —lo reprendió Ezequiel molesto como si fuera su padre. 

—No, yo no soy la autora de esa obra —respondió Nerea con calma.

—¿Esa? ¿Eso quiere decir que ya has matado con anterioridad? —cuestionó reafirmando lo que Alexia y Ezequiel le habían dicho con anterioridad. 

—Pensé que ya lo sabías, mi último trabajo involucró a personas cercanas a ti —habló Nerea mirando a Ezequiel. 




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