(…)
¡Ah! Pero precisamente cuando pienso responderle llega Will junto con Audrey, con las copas y la champaña. Acaban de salvarme.
—¿Qué hace mi cuñado preferido? —pregunta Audrey alzando sus cejas.
—Cariño es el único que tienes y apenas lo conoces —interviene Will burlándose de su esposa.
Audrey se acerca más a Will y le da un codazo. Lo escucho quejarse.
—Déjame ser feliz —dice antes de enseñarle su lengua.
—¡Ouch! —Se queja Will— Vamos a la terraza a ver los fuegos artificiales y a tomarnos unas copas —propone y todos estamos de acuerdo.
Salimos a la terraza y desde este lugar podemos admirar todas y cada una de las luces que adornan esta hermosa y maravillosa ciudad.
—Nunca me canso de ver esto, es hermoso —suelto un suspiro.
Desde la terraza se pueden ver las calles llenas de nieve, el cielo estrellado y las luces de navidad decorando todos y cada uno de los edificios y casas de la ciudad.
—¿No tienes frío? —Me pregunta Oliver al ver que Audrey tiene un abrigo y, Will y él también.
—Hermano no te preocupes por ella —dice Will y ya puedo adivinar lo que se viene—. Esa mujer es más fría que un témpano de hielo — Los dos comienzan a reír.
—Enserio Audrey ¿Qué le viste? — Le pregunto a mi amiga un tanto indignada por la decisión de enrasarse con este tonto.
—Soy encantador —La acerca a él y la besa. Se ven encantadores, pero eso no cambia que me caiga algo mal.
—Idiota —insulto por lo bajo.
—Te escuché —dice lanzándome un beso.
—Ustedes si que son raros, no, mejor dicho están algo chiflados —comenta observándonos.
Tomo un poco de nieve de la qué hay en la terraza, hago una bola y se la lanzo. La bola impacta en su rostro.
—Bienvenido a la familia —suelto la risa y corro lejos de él.
—¡Me las pagarás! —grita antes de correr detrás de mí— Ven aquí —ordena, pero continúo alejándome.
Mientras tanto Audrey y Will se unen a nuestra lucha; Audrey, hace una bola y la mete dentro de los pantalones de Will para luego emprender la huida. Will pone la copa en una mesa y comienza a hacer todo lo posible por deshacerse de la bola dentro de sus pantalones.
—¡Ohh! ¡Demonios! —maldice— Audrey esto está helado me las vas a pagar —amenaza a su esposa y ya sabemos muy bien a qué se refiere.
—Te espero adentro —dice mi Audrey cruzando la puerta.
Estaba por decirle que aquí hay niños presentes, ósea yo, pero Oliver acaba de tomarme por la espalda.
Ahora presiento que fue muy mala idea haberle lanzado la bola de nieve ya que siento algo helado dentro de mi vestido.
—¡Frío, frío! ¡Quema, quema! —Me quejo— ¡Sácala, sácala! Por favor — Le pido.
—¿Aceptarás mi invitación? —saca provecho de la situación.
—¡Si, si! —no paro de gritar y sacudirme— Acepto, pero sácala rápido —pido.
—¡Ups! Creí que era cierto lo del témpano de hielo —Se hace el inocente mientras se aleja lentamente de la escena del crimen.
—¿Sabes que…? Ya no tengo ganas de salir el lunes —Le saco la lengua y camino hacia la casa.
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Editado: 14.09.2021