Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

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veces, pero montar a caballo era difícil y más cuando aún debía regresar a casa, a explicarle al clan donde había estado. Seguro que la estaban buscando. Mau sentía lo mismo, sus colegas ya se habrían dado cuenta al respecto de su ausencia y lo iban a buscar en cualquier momento, entonces en su cabeza se cruzó un pensamiento tenebroso, la presencia de una vampiresa, si los amigos de Mau encontraban a Helena en el rio, la iban a desmembrar pero no sin antes abusar de ella. Para defenderla Mau debía pelear con los de su propia familia, con los que se salía a cazar por las noches, con los que compartía comida, con los que siempre estaban en la casa jugueteando o peleándose.  Con aquellos que había crecido y criado, sus hermanos pero de otra sangre.

—Esto es grave— Ella inclino la cabeza otra vez al escuchar la voz de Mau.

—¿Qué quieres decir?— Mau se levantó de la roca y sacudió sus pantalones.

—Si nos encuentran juntos, tal como en el cuento de la Utopía, nos mataran y a ti te… Bueno ya sabes— Helena reacciono.

—Si es verdad nuestras razas se odian sin motivo—. Mau afirmo con la cabeza.

—Debo irme. Pero ha sido un gusto en conocerte Mau, desde hoy sé que todos los hombre lobos no son iguales— Mau intento detenerla poniendo una mano sobre su hombro, ella de inmediato sintió un choque de electricidad correr por su cuerpo. Nunca nadie antes la había tocado. 

—No debemos de separarnos, encontrémonos aquí la próxima luna llena, cuando la luna este en medio del cielo e ilumine todas las partes— ella afirmo con la cabeza, pensando que era buena idea pero peligrosa.

—Está bien, pero para la próxima luna llena no, porque será mañana, la semana que viene en este mismo sitio a media noche. ¿Sí?— Helena con suavidad aparto las cálidas manos del hombre lobo y cruzo el rio.

Al estar del otro lado ella se despidió con una señal un gesto tan amable, que hizo que el lobo sonriera. Ella con sus dedos llamo a su caballo y el fiel acompañante llego de inmediato, helena monto el caballo y se fue directamente a la colina por donde llego, más tarde se desapareció de la vista del lobo. Helena portaba ahora en su cuerpo una sentimiento de emoción, cosa que no dejaba respirar bien su pecho, más desmintió la faceta de las bestias a cuatro patas. Mau no era como contaban los condes a los ciudadanos.

Mau después de ver alejarse a Helena también puso rumbo a su hogar, puso rumbo rio arriba, corrió algunos pasos y dio un salto, en el aire se convirtió en su forma bestia y siguió su camino, pensando que la vampiresa que conoció hoy era la más hermosa que había visto, que ninguna mate de su manada se comparaba ni la más linda. Además rompía con lo que los viejos sabios decían de los vampiros, que eran una raza que exterminaba todo lo que se encontraban por delante. Así Mau y Helena se verían otra vez la próxima semana a la mitad de la portentosa, sigilosa y discreta noche.

Uki tras la desesperada búsqueda de Helena, se encontró con su caballo, pero no había pista de Helena, mando a dos vampiros de la corte para buscarla, el conde rodaría su cabeza si no llegaba con ella, sin mencionar que el señor de las sombras debía estar encolerizado.

¿Cómo había dejado que todo esto pasara?

Helena se escapó tal como siempre se lo había propuesto, pero nunca pensó que frente de sus ojos, bueno seguramente había usado la invisibilidad a esa mujer no le costaba desnudarse y hacerse invisible solamente para conseguir un objetivo, la elfa se presentaba en su forma más seria, una pierna encima de otra y una postura perfecta, los caballeros que habían mandado a buscarla, no llegaban aun.

—¡Señora Uki no hemos encontrado a Helena todavía!—El conductor, mitad humano y mitad vampiro, estaba siempre atento de los movimientos que se producían en el bosque, pero que no supiera en donde estaba la dama del castillo sí que era una falta a su puesto.

Uki descargo su furia contra él, y lo golpeo utilizando un viejo látigo que se encontraba en los asientos del carro, cuatro azotes le brindo directamente a su cuerpo, el hombre apenas se cubría, pero tampoco se atrevía a contestar ni resistirse a una dama del consejo.

 —Buscadla hasta debajo de las rocas o pediré que rueden sus cabezas para mí.

El hombre rápidamente salió del carro abriendo la puerta, y trayendo las frías brisas de la derrota total, Uki frunció sus labios y también desfiguro su rostro, golpeo sus rodillas con los puños cerrados, antes de soltar algunas maldiciones por esa lengua.

—¿Dónde estás Helena?

Helena después de haberse encontrado con Mau en el rio fue a casa directamente pensando en el hombre lobo, las cosas no eran como lo decía su clan, las bestias negligentes que solo mataban a sangre fría lo que encontraran y por eso debían ser matados y exterminados sin piedad. No le parcia bien esa idea, pero si su padre el conde del castillo se enteraba que estaba viéndose con un lobo y que encima sabía dónde estaba la colina donde habitaban sus colegas, iba a ir con los vampiros más sanguinarios directo a matarlos. Helena busco una excusa antes de llegar al castillo, para que su padre y los demás no sospecharan nada y poderse encontrar con Mau la próxima semana.

Al cabo de media hora más, Helena se encontró con uno de los guardias, entonces exiguo que la llevaran a donde estaba la carroza, cuando Uki la vio, pudo tranquilizarse y se dejó caer en los asientos del carro, Helena rio a carcajadas cuando la vio en esa posición.




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