Con rapidez y avidez helena recogió las cosas del piso y metió todo en la canasta. Mau inmediatamente tomo su forma animal y miro diestramente por donde aria a correr. Antes de convertirse en lobo le advirtió a helena con sus propias palabras que se aferrara fuerte a su pelaje. Porque hoy iba a correr como el viento. Helena subió enseguida a la espalda de Mau y el lobo empezó a correr. Pero esta carrera no era como las demás, ahora corría con más fuerza que la última vez. Antes para helena había sido un magnifico paseo a las espaldas de un lobo, mas ahora era una pelea con el tiempo para salvar su vida.
El sol casi estaba encima de ellos y los primeros rayos de luz rosaron primero la montaña rocosa del norte. Donde vivía Mau. Y se había extendiendo a lo largo del bosque. Mau aunque exhalaba fuertes jadeos de cansancio por la boca. Pero no bajo el ritmo, helena iba pegada a la espalda del lobo, cada paso que daba era tan potente que casi la tumbaban al suelo. El sol cada segundo era más brillante y traspasaba las hojas de los árboles. En efecto ya el cuerpo de Helena empezaba a quemarse. —Mau— grito en pánico. El corrió aún más fuerte, casi desgarrando sus piernas. Pero no fallo. El castillo ya se podía divisar bien. Pero el sol ya estaba encima de ellos. La única opción era meterse en aquella alcantarilla.
Sin parar tomo todo el impulso de la sangre que corría por sus venas. Y sin detenerse de una roca se abalanzo y salto con todo el impulso de sus cuerpo pasando el pequeño riachuelo y entrando a la alcantarilla perfectamente, donde las sombras cubrían sus cuerpos. Pero al entrar la forma lobo de Mau se desvaneció en el aire y cayó en su forma humana al desnivelado suelo. Helena se levantó de la espalda. —Lo lograste Mau. —El chico no respondió estaba quieto, muy quieto como si no estuviera consiente. Helena movió el brazo del lobo. Enseguida la vampiresa entro en pánico, los ojos de Mau estaban cerrados.
Mau después de un minuto despertó. Pero con la respiración agitada. Miro a su alrededor, y vio a la cueva, vio a helena a un lado de él. Intento levantarse pero sintió demasiado pesada su espalda como para hacerlo, inmediatamente cayó al piso otra vez.
—¿Mau que te pasa?—Pregunto helena completamente estática mientras el miedo le invadía el cuerpo.
—Solo es un “vaquiro” es un desmayo por sobre esfuerzo, calma. Tráeme agua cuando puedas. Me quedare aquí hasta la noche.
Helena actuó rápido, se quitó la capa y la puse un su cabeza para que pudiera estar más cómodo, Mau arrastrándose busco el lugar más oscuro del pasillo y donde ningún guardia lo iba a ver. Acomodándose vio como el hombre lobo iba tomando otra vez su color normal de piel. En comparación al rojo en el que estaba hace unos minutos. Helena subió hasta el castillo cuidando que nadie la viera, pero los guardias de la mañana eran humanos avasallados que no pintaban nada en el reino de la oscuridad del conde. Así que en vez de ir al pasadizo entro a la oficina central del consejo de guerra y tomo el pasillo para después llegar a la cocina.
Ahí puso a cocinar alguna de las empleadas humanas, estofado de carne con papas, cosa que le iba a gustar a Mau y preparo una cantimplora de agua repleta. Se cambió de ropa y volvió a la alcantarilla sin dejar que nadie la viera. Mau estaba durmiendo descansando, entonces Helena lo despertó y le dijo que le dejaba la comida en una canasta en el pasillo que comiera cuando quisiera. Mau enseguida bebió tanta agua como pudo, hasta vaciar la cantimplora y volver a dormir.
Helena volvió a la habitación para dormir un poco y que nadie notara su ausencia rezando a dios para que nadie encontrara a Mau. Pasó la tarde y se convirtió en noche, helena volvió a la alcantarilla como a las once y media. Llevaba más carne y agua para Mau. Cuando llego a la alcantarilla Mau estaba levantado moviéndose, estaba en mejores condiciones. Mau escucho a helena llegar y levanto la mano para saludarla y sonrió con todos los ánimos que podía contener su cuerpo.
Helena inmediatamente corrió a abrazarlo.
—¡Estas bien nuevamente!—Mau se quejó un poco cuando lo abrazo.
—Bueno me duele los brazos y piernas un poco pero nada más.
—Pensé que te había pasado algo.
—Solo fue por el sobre esfuerzo, los lobos sufrimos de esos ataques. Pero no podemos hablar mucho, debo irme mi familia y el clan debe estar buscándome.
—Pero no te puedes ir así.
—Si debo hacerlo.
—Que excusa pondrás al volver.
—No lo sé. —Mau miro fijamente a los ojos de Helena—.pero tenlo por seguro que ayer fue la mejor noche de mi vida.
—No será la última —Helena lo volvió a abrazar—. Nos veremos la próxima semana en el lugar de siempre.
—Si lo hare. Ten fe que estaré allí. —Mau se acercó a sus labios y le dio un beso, acaricio su pelo y tomo la canasta con algo de carne. Bebió agua y después se despidió de helena, dio un salto por la peña del desagüe y llego al otro lado del rio. Donde se transformó en lobo sin dejar ser visto y se echó a correr.
Helena volvió a la habitación y se quedó viendo los vestigios de la luna creciente mirando a la distante montaña donde se encontraba otra parte de su corazón.
Mau corrió por la pradera paulatinamente, admirando la noche y disfrutando de la libertad, para ser honesto consigo mismo no quería internarse en la cueva, en ninguna cueva, no quería vivir el resto de la vida, escondido entre toneladas de piedra encima de su cabeza. Paso por el rio y luego dio un salto para ponerse al otro lado, cuando llegara a la cueva seguramente iba a llamar la atención, todos estarían buscándole, ¿Qué excusa pondría? No lo sabía aun, pero tenía que ser una buena para poder regresar la próxima semana. Una luz centelleante lo detuvo y escucho una voz, algo frágil y clara. La proyección de esta voz, se reflejó en su cabeza, un tipo de magia que solo algunas personas podían usar. Inmediatamente el lobo puso sus sentidos al máximo, tal vez estaba siendo vigilado por alguien.
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Editado: 27.09.2020