Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

12

 

Helena también quería hacer muchas cosas para ayudar a Mau y Víctor en aquella aventura para mejorar las condiciones del juego.

Entro en la cámara de cenadores, genuinos vampiros que llevaban muchos siglos de vida, gente que era sabia solo por sus años y por sus andanzas por la zona.

Uki estaba siempre atenta de todo lo que pasaba en las reuniones del castillo, pero no se enfrentaba a Helena cuando la mandaba a suplirla en las tareas de la casa, mientras estaba afuera con Mau, la elfa tenía una confianza genuina que seguramente nadie en el reino podía igualar, y una fidelidad que ninguna otra plebeya equiparaba, Helena asistió a la reunión de la sala de sabios y cenadores, Amadeus sintió un gran orgullo cuando vio  a su hija hacerse presente en la mesa redonda.

Ahora pensaba que su vampiresa se estaba metiendo en asuntos políticos necesarios, y le llenaba el corazón de orgullo, sin embargo lo único por lo que Helena asistía aquellas reuniones tan aburridas y llenas de miradas lascivas por parte de los ancestros, era porque quería saber la situación con la manada de Mau, al echar un vistazo al mapa, vio que los alfileres indicativos, no estaban sobre la montaña del norte y quedo más relajada, se encogió de hombros y espero a que todos los vampiros entraran para comenzar la reunión.

Unos cuantos condes aguardaban detrás de su padre, Helena paso si vista por cada parte de la sala, el peor de los casos era cuando los nobles se fijaban en sus pechos, pero tampoco tenía miedo de sacarle la lengua y desviarle la mirada, ellos no tenían poder en la cámara.

Uno de aquellos vampiros era el comandante de la corte, No era un vampiro puro, era un trasformado, aún conservaba las dos marcas cuando fue mordido por alguien, ni si quiera se molestaba en ocultarla, aquellos dos agujeros ya cicatrizados reposaban en la parte del cuello izquierdo, donde estaba más próximo a la mandíbula, sus rasgos físicos eran agradables, a Helena le gustaba ver a un moreno, entre tantos pálidos mullidos, la única cosa que nunca espero, fue que el cruzara su mirada con Helena, la noble vampiresa no aparto su mirada, solamente se quedó tranquila, y siguió el juego del comandante.

<<Mientras más mejor>>Recordó las palabras de su amante, necesitaba toda la gente posible, y sabía que para una mujer del siglo catorce no podía conseguir mucho con peticiones, pero… si podía conseguir todo lo que deseaba con otras cosas.

El hombre conservaba su imagen de joven, lo habían convertido ya hace muchos años, pero conservaba el atractivo de un humano de veinticinco años, no más, con un buen cuerpo formado y alto, también músculos duros, y tatuajes por toda la piel.

Helena inicio un extraño coqueteo para captar su atención, por encima de los demás nobles que estaban en la sala, tratando de no hacer mucho show, pero siempre podía contar con la mano de Uki para conciliar tareas más difíciles, inmediatamente escribió una nota en un pedazo de papel y luego se la dio al comandante a través de la peli verde.

Uki llevo la carta hasta donde estaba el comandante, y luego la puso a un lado del hombre y la deslizo por la mesa, hizo una reverencia y luego volvió con Helena, el hombre solamente se quedó viendo la carta, mientras la abría con cuidado para que nadie más viera el contenido.

<<Perfecto, ahora solo léela>>

El comandante hecho un vistazo a esa nota, el asintió con la cabeza, mientras veía a Helena, ella quería ponerse a brincar, tal vez tenia al primer sublevado, y que fuera el comandante era conveniente, porque podía disponer de los soldados a sus gustos y placeres.

Rezaba por dentro, que su parte humana fuera a responder a la petición y luego se hiciera con una gran cantidad de vampiros y hombres esclavizados, Uki se desplazó hasta Helena nuevamente, la reunión empezó, Helena echó un corto vistazo por encima de la mesa, y vio el mapa de todo el reino, la montaña del norte estaba descartada, ella sonrió con malicia, nadie en el cuarto se dio cuenta.

Su padre enorgullecido de que estuviera con él, en la sala, empezó la reunión para hablar de temas importantes, la reunión era tal como las recordaba Helena, súper aburridas y con ganas de salir corriendo de allí, pero ahora tenía que aguantarlas.

Era Por Mau

Era por su nuevo reino de criaturas que vivieran en libertad.

Debida hacerlo, no podía fracasar por no tener la convicción necesaria para esperar algunas horas del día viendo a algunos viejos hablando sobre cosas que al día de hoy desconocía.

Helena dejo caerse sobre la silla del consejo, puso su espalada en el acolchado reposo y espero que las horas pasaran.

Esperando que el sol se ocultase.

Mau ahora tenía más labores con su nuevo puesto en el centro de ciénaga, ahora le tocaba vigilar todas las paredes de la montaña y puestos de observación,  desperdiciaba todo el día, revisando informes de guardias y vigías adyacentes.

—Me parece ridículo todo lo que estamos haciendo, Mau tenemos que salir de las murallas que nos protegen y buscar las razas más afectadas, y allí unirlas a esta aldea.

El lobo resoplo.

—Pero no sabemos cuáles son.—Inmediatamente una idea se cruzó por su cabeza— espera.—Mau cerró los ojos y llamo a Vanesa esta respondió casi al mismo segundo, ahora se notaba un poco más agitada, ¿Qué estaba haciendo?




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