Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

21

 

—Bueno entonces vayamos a cabrear a los vampiros un poco—Recomendó Víctor.

—Necesitamos un plan de ataques y un mapa del castillo. Para poder liberar a Helena, —Mau y Víctor miraron a Uki y sus ojos centellaban de malicia— creo que no necesitamos un mapa.

Ella se quejó y mascullo algunas palabras.

—Nos llevaras con Helena.

—Vale creo que igual pertenecer al clan de vampiros es muy aburrido, me gusta más la aldea de la libertad.—Era una sutil mentira para llenar el hueco de los sentimientos encontrados, estaba ardiendo por quedar a solas nuevamente con Víctor. El pobre no se había dado cuenta.

Rápidamente caminaron por la pradera para internarse al bosque.

—Ya las tropas están lista, armados y preparados.

—¿Cuántos son?—Pregunto Mau.

—Doscientos de razas mixtas, cincuenta humanos, cien guarda bosques mandados por Vanesa y cien duendes, y también diecisiete lobos.

—¡Perfecto!—Susurro el alfa.

Mau entro a una de las casitas en donde habitaban los duendes que ahora hacia de centros de operaciones y echo un vistazo a los generales para esta batalla, Un humano, un lobo que seguramente era alfa,  una hada y un duende. Y finalmente un cambiante.

—Empecemos la reunión atacaremos al amanecer.

—Me parece bien señor Mau.—Espeto el dragón sentándose en una de las sillas para los generales y es que quedaba tan claro como la luz de la luna, que él era uno de esas fuerzas tan necesarias.

 

Helena volvió moverse de aquí para allá en la celda, Uki no llegaba y los guardias no habían dicho nada de la visita de la peli verde.

Estaba preocupada.

Afuera de los barrotes se escuchó unos ruidos extraños y luego la puerta se abrió bruscamente, con una brisa que venía desde el exterior, era refrescante.

Enseguida las hojas se convirtieron en una pequeña hada que voló en frente de Helena, ella asombrada dejo escapar un alarido.

—Calma tú debes ser Helena—Su voz era tan chillona que a la vampiresa le causaba gracia— Yo soy un hada del bosque, que viene a ayudarte a escapar, nuestra madre nos ha encomendado esa tarea. Me llamo Mickjabel. A su servicio princesa…

Ella hizo una reverencia a la que Helena contesto inmediatamente.

—¿Quién te mando Mickjabel?—Helena miro a donde estaban los guardias para no armar un alboroto.

—Mi madre dijo que te dijera Mau…

—¿Mau?

—Si el ejército del bosque ya viene en tu defensa.

<<¿Qué?>>

—¿Cuál ejercito Mickjabel?

—Muchos soldados con espadas filosas, y bestias y un dragón. —Ella miro a todas partes como tratando de ver si alguien la escuchaba.

Pero tenía miedo de mencionar esa palabra.

—No entiendo… ¿Cómo?—Helena tenía ansiedad.

—A ver qué era lo que había que hacer cuando la Vampira se ponía histérica…—Mickjabel trato de acordarse dándose golpecitos en los labios.

—No soy histérica.

—Bueno disculpa princesa.

Mickjabel utilizando dos movimientos rápidos en las manos lanzo una descarga astral y se encargó de la cerradura. Volando la puerta por los aires.

—Vamos princesa corramos antes de que lleguen los guardias.

Helena no supo que hacer, pero respondió con el instinto de su cuerpo, solamente quería estar con Mau así que bajo las escaleras corriendo detrás de la pequeña Hada.




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