Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

23

Helena consiguió escabullirse del último guardia con la ayuda de su Hada del bosque mandada por Mau a su rescate. El sol ya había salido y las ventanas hacían que moverse fuera más difícil, pisando mal un escalón se derrumbó por las escaleras derramándose por el espiral, cuando estuvo más abajo volvió a levantarse, con ayuda de Mickjabel, ella acudió a ver qué pasaba.

—¿Princesa estas bien?—Poco a poco con sus poderes la fue levantando.

—Mejor que nunca bebe.—Dijo acomodándose el pelo desordenado en una coleta de caballo.

Helena siguió descendiendo, pero como el sol la hacía pararse en cada ventana decidió correr sin pensar en las consecuencias, cogiendo una bocanada enorme de aire, se llenó de voluntad y corrió por ese intrincado camino con abundante luz del sol, aunque Helena sentía como varias partes de su cuerpo estaban siendo quemadas por el sol, y que le ardía todo su cuerpo desde los hombros para abajo, corrió lo más rápido posible para llegar a la oscuridad del pasillo que venía.

Pensando que tenía alguna extremidad amputada por el sol, entonces salto hacia la oscuridad de aquel cruce en el pasillo.

Levantándose nuevamente se inclinó para comprobar que todo estaba como debería, y además que ninguna parte le faltaba.

Así fue.

—¿Princesa quieres que haga una capa?

—Puedes hacerla.

—Sí. Deme un segundo.

El hada midió el cuerpo de la vampiresa y luego invoco una capa muy ornamental, pero cumplía las funciones, Helena inmediatamente se sintió como en la noche, era refrescante y también cómodo.

—¿Qué tal quedo princesa?

—Muy bien…

El hada se sintió complacida, luego embarcaron un viaje a la armería en donde Helena se armó con una espada, tenía que buscar a Uki y también a los demás, esperaba que su padre no estuviera en el campo de batalla peleando como era de costumbre.

Los vampiros estaban tan distraídos que olvidaron preocuparse por la vampiresa que escapaba de casa como en el cuento de hadas, subió hasta su cuarto y tomo la ropa y también todas la joyas, los adornos y cuadros que tenía y les dijo a Uki que los hiciera pequeños en un saco que tenía con aquella magnifica utilidad, seguramente las hadas del bosque eran de las más útiles que habitaban en esa era.

Luego el par de amigas bajaron nuevamente para encontrarse con una devastación total en el patio, Helena al no poder usar el pasillo por temor a ser encontrada, entonces bajo por el pasadizo secreto, la ciudadela estaba tomada por completo por los soldados del ejército de Mau, cuando entro a la biblioteca y saco los libros, los guardias entraron para esconderse, Helena rápidamente con el corazón en la mano, entro al hueco y cubrió el escondite con los libros, luego siguió avanzando hasta que llego al establo, salió con extremado cuidado y con la espada adelante para protegerse de cualquier incontinencia, luego, observo como los caballos estaban intranquilos y se aseguró que el establo estaba seguro, inmediatamente se coló por la puerta y abrió una rendija para poder ver lo que pasaba afuera, los caballeros con armaduras completas atacaban a los duendes, y estos los contenían. Helena tenía que hacer algo rápidamente, pero no sabía que, entonces trato de pensar en un plan.

—Mickjabel puedes invocar una ventisca eso pondría a los vampiros en aprietos ya que no los dejaría volar bien.

—¡Vale!—La ligereza de las palabras hacia que Helena entrara en miedo, estos seres tenían mucho poder, en su interior.

En un momento un pequeño remolino apareció en el campo de batalla desordenando los vuelos agiles de los vampiros y mandándoles a la pared.

Helena abrió la puerta rápidamente sin que nadie la viera y fue a la pared, el hada siempre la seguía a donde ella iba su misión era protegerla, Vanesa le había ordenado que si fuera necesario diera su vida para salvarla, pero en una de sus mejores hadas, sabía que eso no sería necesario, luego se escabullo por la sombra hasta que puso llegar a la alcantarilla. Pero esta estaba cerrada, los vampiros la habían inmovilizado para que las tropas de Mau no entraran por allí. Seguramente Uki los guio por este pasadizo.

 —¿Entonces a donde vamos princesa?

—La otra alcantarilla…

Estaba detrás del castillo por los jardines, pero tenía que apurarse, el sol estaba por ponerse más caliente, toda esta guerra se había generado por ella, y si escapaba Mau retiraría las tropas del campo de batalla, evitando más muertes y caos. Helena con un vendaval de emociones se echó a correr.

—Vamos Vladimir déjame en la cúpula del castillo.

El dragón gruño y se escuchó en todo el campo de guerra.

—No, odio los riscos la última vez que hice una hería que tardo diez años en sanar.

Mau creyó que ese tiempo era imposible para una herida, pero tampoco se iba a poner a discutir con él, solamente por la honestidad de sus palabras.

—Entonces acércame al castillo lo más que puedas.

Cumpliendo la orden Vladimir se acercó hasta las paredes del castillo, y Mau uso su Black Lightning, convirtiéndose en un rayo negro y entro por una ventana al castillo, pudo distinguir como las ballestas le disparaban a su mejor guerrero.




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