Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

26

La voz de Vladimir penetro en sus oídos y le mando a la realidad, enseguida se apartó del cuello de su interlocutor, y se limpió la boca con las manos donde aún derramaba sangre caliente.

—Lo siento me deje llevar.

Vladimir pasó sus manos por donde Helena le había mordido.

—Sanara en un par de días y disculpa que tuviera que tomar tu sangre.

—No te preocupes.—Su voz impasible lo hacía ver muy varonil—, iré a hablar con los demás generales para ponernos a patrullar y vigilar las fronteras. Para cuando regrese me harás el favor que te pedí hace rato.—Vladimir señalo con su dedo índice su basta cabellera.

Helena recordó aquello que dijo en el jardín de lirios.

—Si con gusto lo hare.

Vladimir extendió sus alas al cielo, y luego salió volando rápidamente dejando una ventisca a su paso, Helena volvió a donde estaba solamente quería saber cómo estaba Mau y ahora con las energías repuestas entonces podía hacer algo más que solamente brillar.

Entro sin permiso a la tienda, esa mujer aun estaba allí.

—¡La flecha!—Menciono Helena cuando vio que en su pecho ya no estaba y la brecha había sido sellada con un tipo de sabia.

—Tranquila Mau ya está fuera de peligro. Mejorará en unos pocos días, pero debe mantener reposo, no te vayas a acostar con él.

¿Cómo esa mujer sabia? ¿Acaso Mau le había contado algo?

—El seguramente no te ha dicho quién soy yo… pero Soy la druida del bosque, siempre supe los de ustedes dos, desde que se conocieron hasta ahora, puedes confiar en mi Helena.

Los gestos tan puros en la cara dela druida hicieron que Helena apaciguara su corazón un poco, pero aun le quedaban dudas.

—¿Por qué nos apoyas?

—Me gusta la paz cariño.

—No es una respuesta sólida. ¿Dime la verdad porque nos ayudas?

Nadie en el mundo otorga nada a cambio de solo un agradecimiento.

—No tengo porque decirte mis motivos, aunque seas la pareja del rey, no tienes el mismo derecho que Mau, y ni siquiera él me ha pedido motivos para formar parte de la ciudad, compórtate como lo que eres, no creas que podrás ser como tu padre. Lo único que diré, es que me uní a la coalición solamente porque tengo algo que proteger.

Helena resoplo.

Vanesa dio dos pasos y se puso al frente de la vampiresa, le dio en las manos una manta pequeña y una cantimplora llena de sabia.

—Límpialo dos veces al día, por las próximas dos semanas. Vendré en las noches para ver cómo sigue. Nada de besitos y romanticismo niña Mau esta delicado. Y una cosa más, cuando yo esté presente, me vas a respetar como la druida que soy… o invoco a un sol mañanero y hago que te conviertas en pequeñas partículas de polvo.

Helena se tragó sus palabras.

Vanesa salió del cuarto y enseguida desapareció a los confines de su bosque, Helena sabía que era una mujer peligrosa y sería mejor que se comportara como tal, o estaría muerta en segundos, de rabia lanzo el trapo al suelo y fue a sentarse a un lado de Mau quien estaba dormitando plácidamente.

<<¿Que se cree? que solamente porque es la druida me puede hacer doblegar>>

 

EL conde Amadeus se recuperó completamente cuando chupo más sangre de los esclavos que tenían para alimentarse.

—Brian ven inmediatamente—lanzo tacos a diestra y siniestra, maldiciendo todo a su paso.

Brian era uno de los comandantes de la corte, el mejor capacitado para hacer ataques de convoyes, y también para distribuir tropas en los escenarios más intrincados, el bosque sería uno de los peores lugares para librar una guerra, el vampiro alto y de piel clara se presentó inmediatamente con el conde.

—Mi Lord—Puso su mano en el corazón— dígame en que le puedo ayudar.

—¡Un espía! Manda a un espía con ellos, quiero saberlo todo, como duermen, donde están y hasta como respiran. ¡Todo!—El conde le dio un golpe a la mesa con la cara desfigurada de la rabia— mi hija no se va a ir con ningún hombre lobo y menos siendo de aquellos que hemos buscados por todo este tiempo.

—Mi lord déjeme recomendarle un plan de ataque para que avancemos.

—Si… discuta…

Al rato el comandante Brian fue a buscar uno de sus mejores hombres, un moreno de raza mestiza, era el asesino más experimentado de todos los vampiros.

—Desideux creo que te tocara infíltrate en el bosque, necesito que me mantengas informado de todo, hasta de la última cosa que suceda.

El comandante Brian le dio permiso de disponer de todo lo que necesitara.

Inmediatamente el moreno de ojos verdes se arrodillo y bajo su cabeza ante su comandante.

—Como usted ordene me tendrá a la disposición.

—Eso espero Desideux.

El comandante dejo la cámara y paso por el pasillo central a informar que el espía ya se encontraba partiendo al bosque.




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