Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

28

 

—Si Víctor… ¡Sí!... Víctor… HMMM…. HMMM… HMMM

Inmediatamente Helena dio una palmada en la espalda de su compañera de cuarto, desde hace rato estaba escuchando cosas extrañas en los labios de Uki, luego se levantó y se puso a la par, la sacudió un poco hasta que tuvo control de sus actos.

—Uki reacciona estás hablando dormida.—Helena elevo la voz, para que su amiga reaccionara de aquel trance en el que se encontraba.

La elfa despertó del sueño y se incorporó con un fuerte jadeo en su boca, luego miro a su alrededor con la respiración trabajosa.

Reacciono paulatinamente.

—Helena… ¿Qué paso?

—Tuviste un sueño húmedo por Víctor.—Inmediatamente Uki se puso roja como un tomate.

—¡No!—Espeto como una calamidad.

Helena se acercó y luego se acostó en la cama para darle un abrazo reconfortante, se sintió bien que su amiga volviera en sí.

—Estabas gimiendo… temí porque tal vez fuera un súcubo que te estaba induciendo.

—El único súcubo que tengo es ese lobo en mi cabeza.

Desenfrenadamente Uki golpeo la almohada un par de veces, no era su culpa, él era atractivo y caballeroso, también atento, pero nunca mostraba mucho interés con ella, solamente agradeció lo del conde y dijo que le debía un par de favores pero nada más.

Se esforzaba para tratar de mostrar su interés y también se había apuntado a ser su asistente para estar más tiempo con él, pero desde que se unió, solamente habían trabajado en cosas de las fronteras y con Vladimir siempre cerca tampoco tenían tiempo para intimar, también lo acompañaba a trabajar con los duendes y hasta fue una vez en la semana hasta las cercanías donde estaba su antigua manada.

—Tranquila amiga. Solamente debes estar más atenta a sus movimientos y cuando este solo confiésale las cosas que sientes.

—¡No! He descubierto algunas cosas, como que le gusta esa bandida de la druida del bosque, seguramente está enamorado como un cachorro y nunca se fijara en mí, sabes los lobos son muy difíciles de controlar, entonces me di por vencida hace mucho tiempo ya.

El mucho tiempo de Uki fueron dos semanas.

Uki se levantó de la cama y estiro las piernas, se quitó la bata de dormir y dejo caer su cabello de la coleta que tenía puesta para dormir cómodamente.

Genero un bostezo como un león y cogió su toalla para darse un baño, estaba pasando por un triángulo amoroso era lo peor del mundo.

Helena entendió rápidamente.

—¿Segura que no quieres intentarlo?

<<Joder claro que quiero, si hasta sueño con esa bestia peluda estando encima de mí, devorando hasta la última parte de mi cuerpo>>

Pero esas palabras no se escaparon de su cráneo.

—¡Sí!—Afirmo tajante. Ondeando su cabello verde, tan brillante que podía verse a kilómetros.

Helena se levantó de la cama también y camino hasta la ventana, abrió un rendija por la persiana, y echo un vistazo a su alrededor.

—Entonces creo que no te servirá de nada la información que te tengo.—Ella miro a sus uñas, la manicura que le hacían las doncellas habían quedado atrás ahora solo tenía tiempo para encargarse de Mau, ser ama de casa no era nada fácil.

Uki tras un salto por encima de la cama y un sollozo de intriga se puso a la par con Helena y casi que tumbándola al piso la sacudió.

—¿Qué información?—Helena rio malvadamente.

La tenía en donde la quería. Esa amiga suya era más que predecible.

Uki arqueo una ceja en suplicas para que su amiga le dijera, aunque también podía golpearla un poco, ya no era una princesa y su padre tampoco tenía alguna jurisdicción en la aldea, el que mandaba era Mau, y la druida, pero como la druida no le importaría eso, y Mau estaba dormido, podía abusar de su poder. Un par de golpes no sería nada, a veces Helena podía ser quisquillosa.

—Víctor no tiene oportunidad con Vanesa, porque ella ya tiene un novio. O algo por el estilo, entonces si se lo haces saber descuidadamente haciéndolo ver como una casualidad, el perderá el interés en ella, y tu podrás llevarte el premio gordo.

A Uki se le iluminaron los ojos.

—¿Cómo lo hago Helena?

El orgullo se apodero de la vampiresa y dejo que su semblante se pusiera más rígido.

—Lo que tienes que hacer es solamente una cosa, hablar con él y envolverlo en tus sañas.

—Pero no tengo sañas—Helena torno los ojos en blanco.

—Eres muy puritana.

Uki se encogió de hombros, pero no estaba allí, para mermar las confianzas de Uki, al contrario quería ayudarla con todo su corazón.

—Mira lo que tienes que hacer es muy fácil… Llévalo al jardín de flores y luego empieza a conversar con él hasta que se te presente una oportunidad.

—¡Vale lo intentare!

Inmediatamente La elfa salto nuevamente por su cama y fue al baño. Helena se cepillo los dientes y puso la capa que Mickjabel le ofreció en el castillo, salió de la cabaña echa por Vanesa especialmente para ellas, y camino por la aldea, las criaturas le respetaban profundamente, porque era la pareja del rey, algunas cambiantes llevaban flores a su casa y la trataban como una reina, al ser de la nobleza tenia aquellos rasgos que la distinguían del resto, Helena siempre por las últimas dos semanas trato bien a sus amigas que había hecho, también a las sacerdotisas y a las asistentes que insistían en ponerla linda para cuando el rey Mau se recuperara a la perfección.




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