Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

37

Vladimir en la vanguardia dejaba que los vampiros camparan a sus anchas, lo único que le esperaba a sus amigos voladores era una muerte súbita por una incineración repentina.

Víctor siguió corriendo por la zona hasta que pudo divisar una plataforma, aunque no sabía si era donde estaba Vanesa.

Nunca le dijo en donde se encontraba su puesto de observación, entonces no sabía por dónde llegar, la telepatía tampoco serbia de mucho, parecía que las cosas se estaban enrolando más. Los soldados de la alianza evacuaban a los ciudadanos, pero tampoco podían ocuparse de todo, algunos vampiros hostigaban el camino de la caravana, entonces le hacían la vida imposible a los residentes, el general de los humanos actuó valientemente como guardia poniendo a su servicio a los más de dos mil hombres que ejercían como soldados, las contiendas en el bosque eran mucho más difíciles pero le daban la ventaja a la caravana, siendo los humanos quien emboscaban a los vampiros entre los pinos altos y grandes.

Vladimir en su forma humano, hizo unos movimientos con el brazo, luego en unos segundos salió un arco de fuego, llameante y muy espacioso, tomo de su centro al arma y luego apunto a la carroza del señor de la oscuridad. Definió el objetivo y tenso la cuerda, espero unos segundos y luego disparo, inmediatamente del arco salieron ráfagas de fuego lanzadas a un solo objetivo, en total diez proyectiles, que acabaron con algunos vampiros dándole en el corazón y la última llegando a impactar en la carroza.

Vladimir rio cuando vio que los vampiros hacían una formación para intentar proteger a su señor.

—Si Arthur estuviera aquí, estaría muy decepcionado, que líder se oculta detrás de su soldados como un cobarde, pero no todos son como el príncipe.—Mascullo para si algunas palabras que albergaban recuerdos en su contenido.

Luego el general dragón apunto al cielo, y lanzo un único disparo a las nubes.

—¡Rían con eso bastardo!—Vladimir chasqueo uno de sus dedos, y enseguida de las nubes salieron disparados como relámpagos, disparos de fuego llameante. 

Los vampiros inmediatamente trataron de defenderse pero nada fue útil ya que los disparos iban tan rápido que lo único que pudieron hacer fuera ser quemados o morir.

Vladimir comprobó que tras el ataque bombardero aún quedaban la mitad de los vampiros, y la otra mitad caía al suelo, muertos.

Desde luego no era todo lo que tenía el general dragón: hizo un círculo con sus dedos, alrededor de su cuerpo y luego recito un mantra, líneas se fueron formando en paralelo, recto y ovalados, en menos de un segundo tenía un círculo de trasmutación enfrente de él.

—¡Entonces morid con esto perras!

Apunto con el arco hacia el círculo, y dejo que la cuerda llameante antes tensada, hiciera un ruido típico de los arqueros al soltar una flecha.

Una llamarada de fuego tan grande, que eclipsaba la noche y parecía que se convertía en día, salió disparada de lleno contra la horda vampira, Vladimir volvió a tensar el arco y disparo, de nuevo emergió aquellas llamas tan poderosas. Los guerreros que miraban desde el suelo, admiraban el show, como la noche por pequeños lapsos de tiempo se hacía día y volvía a ser noche.

Era increíble.

Vladimir disparo unas diez veces. Hasta que sintió el brazo cansado. Ser rápido también afectaba a los músculos. Y como tenía mucho sin  ir a una guerra, las secuelas se hacían presentes.

El general dragón comprobó cuantos soldados quedaban, tras la última explosión creyó que ya los había exterminado a todos.

Comprobó lo que era inevitable, ningún vampiro quedaba detrás de aquel infierno disparado por su arco, la carroza aún estaba siendo dirigida con magia, pero sabía que solo era una trampa, allí no estaba el señor de las sombras era solo una ilusión tonta, que por un momento descarto, luego bajo al suelo rápidamente, todos le esperaban para felicitarlo por ese ataque tan bestial, pero no había tiempo para tales formalismos, ahora mismo lo que dependía del mañana para Peace de Cent era la colaboración de las razas.

—¿Ya salieron todos los aldeanos?—Pregunto al general de los cambiantes.

—No aún falta poco más de la mitad.—Vladimir función el ceño— y los lobos hacen lo que pueden para contener el ataque del bosque.

—El señor de las sombras está en el bosque tengan cuidado.

Vladimir empezó a brillar, sin embargo no se trasformó, conservo su forma pero ahora, tenía una armadura de batalla que cubría perfectamente su cuerpo. Una espada larga y curvada y también el arco en su espalda, un escudo celta pequeño de como cincuenta centímetros y grebas orientales. Peto griego por lo que parecía ser, y guarda brazos del país del sol,  su armadura era muy variada, pero combinaba bajo el efecto de un color escarlata, y un casco de shogun. Con hombreras del mismo pero con un grabado en ellas, donde el número siete se hacía resaltar en un complemento de oro por lo que parecía ser.

Un juego impresionante.

Se alzó rápidamente al vuelo y con una rapidez descomunal saco su espalda, y empezó a mutilar vampiros, lamentaba no tener al grupo siete a sus órdenes. Se hubiera divertido como en los viejos tiempos.

 




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