Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

38

—¿Porque no ha regresado?—Darius se abalanzo nuevamente por sobre la plataforma para ver si Vanesa ya estaba en el bosque, pero aun no regresaba, muchas de las raíces no dejaban de brillar, y no sabía que había sido, paso una de sus manos por entre sus cabellos y luego cogió una bocanada de aire, lo único que podía hacer era esperar a que ella llegara.

Desde que había llegado al bosque, le había escondido unas cosas, la mayoría se las contaba y cuando hacían el amor era el momento perfecto para saber que estaba siendo de su día, también le ayudaba por las noches a ayudar con la vigilancia del bosque, pero aun así, a veces actuaba de manera evasiva y ocultaba cosas, como a donde iba en las noches de guardia. Lo había sospechado por un rato, pero nunca intento desvelarlo, ella tendría sus razones, y hoy era una de esas noches en las que se iba sin decir nada y no regresaba hasta tarde, lo tomaría con calma si fuera un día común y corriente pero la luna estaba llena y había escuchado unas explosiones a la distancia, también tenía ese presentimiento de que algo pasaba y finalmente el gran mapa de las emergencias brillaban con luz intensa desde todas las raíces. Era difícil mantener la calma en medio de una crisis.

—Si no llega en media hora la iré a buscar no importa si me dice que soy muy quisquilloso.—El Nefelim cruzo sus brazos mientras reposaba estático enfrente del mapa de emergencias.

Cuando llego al bosque, y vio a Vanesa se había enamorado como un niño, nunca se había enamorado de esa manera, entonces intento conversar con ella, pero bajo la excusa de que era una chica muy ocupada, cosa que terminaría siendo cierta con el tiempo, entonces no encontraba la paz que se merecía, aunque habían vivió juntos por los últimos meses y que hasta habían hecho el amor un par de veces, aun tenia cosas que no podía descubrir. Era una parte tan evasiva de la chica que no lo dejaba pensar con claridad.

No podía estar tranquilo las raíces no le decían nada bueno, solo algunos que otros brillos inesperados, tampoco quería dejar la plataforma por que ella misma le dijo que no lo hiciera.

Pero la preocupación le preocupaba demasiado.

 

—General dragón,—grito el general de los elfos, aunque los oídos de Vladimir no eran pudo escuchar a la perfección— un incendio que viene del sur.

Vladimir comprobó las palabras del elfo.

—¡Maldición! Lo que faltaba.

Él no tenía el poder de absorber llamas como lo hacía un viejo compañero suyo, cuanto daría para que estuviera aquí eso sería de gran ayuda.

Vanesa se materializo a un lado de Vladimir, este le echo una mirada desdeñosa y gruño.

—¿Dónde estabas?

—Ocupándome de unos duendes en el lado sur.

—Demonios los vampiros prendieron fuego…

—¿Qué?

—No te lo contaron.

—¡No!—Vanesa estaba horrorizada.

Inmediatamente Vanesa volando desde su punto fue a la parte sur, donde la franja de fuego se hacía más intensa. Con el corazón desbocado quería llorar, pero no podía hacerlo, esos árboles llevaban más de mil años en el mismo lugar, entonces rápidamente convoco a un elemental del viento.

—¡Las pagaran!

Furibunda… hizo que un huracán emergiera de la nada, y empujaba al fuego en la dirección contraria, no dejaría que nada le pasar al bosque.

Vladimir también voló a ayudar, no quería que se quemara todo el bosque, había sido un residente por los últimos cien años.

Rápidamente se puso a la par.

—¿Qué hago?

—Solo no dejes que el fuego se riegue.

 Vladimir uso un hechizo para ir cambiando el fuego de lugar, pero no funcionaba mucho porque las llamas eran muy inclementes.

Vanesa al ver lo que era irremediable, opto por usar su última carta.

—¿Vladimir todos han sido evacuados?

—La mayoría.

Ella se quitó el collar con la gema verde en el centro. Luego se lo dio a Vladimir.

—Eso concede el título al siguiente Druida, elijan bien entre la gente de la aldea.—Vladimir frunció el ceño.

—Hey… ¿qué piensas hacer? No hagas una locura Vanesa, tenemos tiempo para reparar todo, y lo más importante es conservar la vida de los aldeanos.

Vanesa le paso el cetro de Druida a Vladimir.

—Parece que sabes cuidar de alguien… te encargo el bosque por la eternidad.—Ella arrojo las ultimas prendas que tenía en sus manos. Toda su joyería a tomar por patas.—Vladimir dile a Mau, que siga luchando por el país, seguramente será una gran nación después que acabemos con los vampiros.

La ligereza de sus palabras hizo lo que ningún guerreó pudo hacer en siglos, al corazón del dragón. Hacerlo entrar en pánico. Inmediatamente Vladimir se acercó a ella e intento tocarla, pero recibió una descarga eléctrica que casi lo hace saltar por los aires.

—Lamento que no pueda estar con ustedes chicos, me la pase muy bien mientras protegíamos al país. Llévale mis despedidas a Mau y los demás…




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