Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

39

Hace algunos meses en el bosque…

 

 Pasamos por algunos árboles y después estábamos donde me había contado, los duendes talando un árbol. Había una chica muy hermosa del otro lado. Era cierto lo que decía Darius pudo ser la más bella de su época. Boca definida a cálculos perfectos, con un rojo que la hacían ver como una manzana, su vestido era holgado en los brazos pero ajustado perfectamente en la cadera y pechos, después estaban aquellos accesorios del bosque, era una lencería completa de oro, desde aretes hasta los anillos de los dedos, únicamente era impresiónate, no tenía igual, hasta parecía una mujer mayor.

—Ustedes duendes deben enmendar su error.

Dijo la Hermosa Druida—Duendes váyanse de aquí, y no vuelvan a hacer algo así, o no tendré piedad. —Los duendes salieron asustados, al ver como dominaba el bosque. Aire y ramas a su completo control utilizo una que otra brisa para infundir el terror en sus ojos, además usaba la luz de su mana para hacer que ellos le temieran más.

Después que los duendes se alejaron de donde estaban ella se fue directa al árbol que estaba talado,  y con un hechizo, revivió al ser vivo. Volviendo a pegar el tronco con la parte cortada era impresiónate. La verdad es que nunca antes había visto tal poder. Después ella con algo de agilidad se desvaneció del lugar y aprecio donde estaba El Darius del recuerdo. Nos acercamos un poco más para ver lo que ocurría. Estaba interesada en todo.

—¿Qué haces? —Dijo la Druida

—No se… —Respondió el, además estaba tirado en el piso.

—Levántate, —Con una rama ayudo a levantar a Darius—. ¿Viste lo que paso allá verdad? —El afirmo con la cabeza—. Pues eso le pasa a la gente que le hace daño a los árboles o a este bosque. No hagas nada de eso.

—No lo pienso hacer, solo exploraba me gustaron las sombras de estos árboles.

—¿Cómo puedo yo comprobarlo?

—Es verdad no puedes, pero te doy mi palabra.

—No confió en eso, los humanos son muy mentirosos.

—No soy un humano. —Darius le mostro sus marcas— soy un Nefelim y mi parte ángel no me permite mentir. —Ella se quedó mirando al chico

—Vamos te acompañare a la salida del bosque.

—Bueno. —El ni procrastino en ningún momento.

Los dos fueron dando pasos por la maleza, pasando por árboles, mientras el recuerdo nos llevaba a nosotros siempre viendo en primera plana lo que sucedía. Pasaron un rato como diez minutos caminando hasta que llegaron a la salida, ahí ella señalo con su dedo a una llanura, el entendió que era hora de irse.

—¿Oye cómo te llamas? —Pregunto Darius rascando su cabeza, en realidad de veía mono y hasta estaba rojo era como si tuviera más vida que ahora.

—¿Para qué lo quieres?

—Para recordarlo, no sé cuándo te vuelva a ver. Yo me llamo Darius

—Soy Vanesa la protectora del bosque, de este bosque.

—Oye Vanesa ¿cuándo nos podemos encontrar otra vez?

—No tengo tiempo chico.

—Pues yo tampoco pero puedo hacer el esfuerzo.

—Estoy conectada con todo el bosque, corta una rama trata de cortar un árbol, intenta encender una hoguera de fuego y allí estaré. —Ella dio la espalda y se desvaneció entre los árboles. Su mirada siempre fue seria y reservada nunca hizo una mueca, al contrario Darius estaba por explotar de gesticulaciones.

El recuerdo se murió y una sombra negra llego invadiendo la vista, después de la nada estábamos otra vez en el bosque, pero no en el mismo lugar que antes. Darius del recuerdo, con una daga hizo daño a un árbol, hasta que la sidra salió, y ahí estaba ella. Empezó a tomar forma desde una brisa con hojas de árboles revoloteando en ella.

—¿Qué quieres? tu otra vez.

—Quería verte Vanesa.

—No tengo tiempo debo cuidar el bosque.

—No digo que te quedes mucho solo…

—¿Solo qué?

—¿Y si te ayudo a cuidar el bosque? —Ella guardo más silencio de lo normal antes de responder.

—¿Porque quieres cuidar al bosque?

—Quiero conocerte, además la última vez que te vi, parecías estresada, y creo que eres muy bonita para estar así con esa seriedad.

—¿No vas a cuidar el bosque?

—Te ayudare, pero debes prometerme que vas a sonreír mas. —Darius era muy insistente.

—Si vas a ayudar debes primero sacar todas las armas de tu cuerpo, el bosque no es un lugar de Guerra. —Darius inmediatamente tiro su daga al piso y se sacó algunas de las pertenencias más violentas que tenía.

—¿Ya?

—Sí creo. Pero mira te traje algo de la villa es una clase de pan dulce. —Darius mostro a la chica una especie de bollo. Y puso una sonrisa de punta a punta, dejando ver los colmillos de demonio.

—No como eso.

—¿Porque?

—Viene de los exteriores del bosque.




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