Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

40

—¿Y como haces para cuidarlo todo?

—La naturaleza lo hace, yo solo me encargo de protegerlos de los entes externos. Tú por ejemplo.

—Oye no seas así, ya te dije que no voy a hacerte daño. Ni al bosque.

—Si pero eso se demuestra, no se sabe desde el principio.

—Oye hasta te traje el bocadillo vamos comételo —Darius mostro de nuevo aquel bollo. Ella dudo en las primeras tres veces que estiro el brazo. Pero la cuarta vez tomo el bollo y trato de morderlo—. Vamos que no tiene veneno.

Las palabras de Darius le daban algo de confianza, pero no estaba segura, así que ella cerró los ojos, y comió un bocado. Darius se alegró un montón.

—Ves que no hace daño ¿Cómo está?

—Está bueno. —Ella siguió comiendo.  En pocos segundo lo que era un boyo se había convertido en nada—. Dame otro.

—No traje más. —Darius nunca pensó que ella le pediría otro—. Pero mañana traeré una canasta para que comas.

—Bueno vamos a concentrarnos en el trabajo. Tú vigila la parte norte. Yo la parte sur. Los lados miraremos en paralelo si algo brilla me avisas.  —Vanesa dejo de perder el tiempo  se echó al piso, cruzando las piernas y mirando las raíces.

—Solo eso haremos.

—Sí. —Respondió ella sin mirarlo, Darius se sentó en el piso también con las piernas cruzadas y además moviéndolas con impaciencia. En breves ocasiones miraba por encima de su hombro para ver que estaba haciendo la Druida. Pero estaba muy concentrada en su trabajo. El miro para el cielo y vio las estrellas no pudo evitarlo era necesario ver fijamente las raíces le habían hecho cansar los ojos. Así parecía.

—¿Porque no vemos las estrellas?

—No están en el bosque —Respondió ella.

—Pero están encima también son parte del bosque.

—No.

—Yo creo que si

—Estoy segura que no.

—¿Cuándo fue la última vez que sonreíste? —Ella vacilo en la pregunta por un momento

—No lo sé.

—¿Cuántos años has pasado aquí.

—Muchos.

—¿Pero cómo cuantos?

—Más de mil, pero perdí la cuenta.

—¿Cómo puedes vivir tanto?

—Al estar conectada con el bosque, te vuelves parte de él, y hasta que el no muera yo no puedo morir tampoco.

Darius parecía estar sorprendido, cada momento que pasaba con ella aprendía cosas nuevas y parecía que estaba acercándose más en su trabajo de sacarle una sonrisa. Aunque le sorprendió que estuviera haciendo eso por más de mil años, claro estaba que debía tener una paciencia increíble cosa que admiro con todo su corazón.

—Sabes mantener el bosque es difícil, pero lo has hecho muy bien, me sorprende mucho además te admiro por hacer tan buena tarea. —Darius guiño el ojo con su alago.

—Gracias. —Ella seguía como si no hubiera pasado nada.

Darius se decepciono un poco esperaba mucho mas no solo un gracias, después de eso se echó al piso acostado, estaba cansado de mantenerse sentado y estiro sus brazos y pies.

—¿Por qué no salimos a caminar por el bosque?

—No podemos dejar sola la gran raíz.

—Pero solo será por un momento

—No se puede.

—Y entonces como descansas.

—No lo hago.

—¿ Duermes si quiera?

—Ya no lo hago.

—Pero eso está mal debes dormir tan siquiera.—Ella dudo en responder—. Porque no te das una siesta mientras que yo cuido el árbol. —Pensaba que con eso la haría sonreír pero no pudo.

—Está bien, dormiré un poco, llámame si pasa algo. —Sin decir más palabras ella se acostó en el piso y puso sus brazos para crear una almohada y llevo su cabeza a ellos, mientras que cerraba los ojos, era difícil recordar aquella sensación que se sentía dormir. No lo recordaba, como no podía conciliar el sueño, pensó que no era buena idea, y que debía volver al trabajo de la Druida pero vio al chico sentado, viendo a cada momento las raíces no descuidando ni una sola, y sintió tranquilidad en su interior, como si la quemara además de un fuego  consumidor que subía desde sus caderas. Era una extraña sensación.

Al ver eso ella volvió a acostarse y consiguió dormir entre tantas emociones incomprendidas. Darius quedo viendo las raíces y cuidándolas por toda la noche, yo también estaba sorprendida por su tenacidad y aunque estaba a un lado mío nunca le dije nada al respecto. Luego el recuerdo fue cambiando, hasta llegar la mañana donde la chica había despertado. Tal vez eran los recuerdos más importantes de su vida.

Vanesa se despertó con la chaqueta del chico cubriéndola, en la noche supuse que la puso. Ella buscaba al chico, ya era de día, pero él no estaba en la plataforma. Miro a todos los lados y no lo encontraba, las raíces estaban bien. Hasta lo que pudo ver. Y se levantó viendo la chaqueta, por eso nunca sintió frio en la noche. Por eso nunca sintió brisa fría pasando por su cuerpo, pero entonces él se quedó sin chaqueta, porque haciendo memoria la druida recordó que era lo único que traía. Que la chaqueta cubría algunas partes de su cuerpo y un abdomen marcado.




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