Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

41

Pasaron cinco minutos y los ojos de Darius se abrieron, Vanesa estaba completamente sangrando, había cortes en su piel, estaba golpeada y jadeando, su ropa completamente rasgada. Darius vio a los vampiros que estaban atacándola y dejo de invocar los vientos de tormenta se fue a defenderla. Se interpuso entre un vampiro que le iba a dar un estoque de espada. Y le arrebato la espada, y después uso la misma para cortarle el cuello. Ahora el la defendería.

—Perdóname no te pude proteger. Quédate allí, esto lo acabo yo. —Pude ver que los ojos de Darius estaban completamente rojos. Brillaban como la sangre y de su espalda brotaron alas negras.

Sin piedad atacaba a los vampiros, ellos eran muchos, demasiados era un sin números de entes malignos que atacaban sin piedad como si los consumiera la necesidad de matar. El con agilidad pasó entre los vampiros, cortándoles el cuello a gran velocidad. Pero llegaron más, y un ejército venia de la zona norte. Vanesa lo vio, la verdad eran muchos y Darius estaba entretenido luchando con los demás. Ella miro sus manos, llenas de sangre, su cuerpo empezaba a fallarle, le pesaban los ojos y casi no podía mantener la vista fija en un objeto. Así que decidió jugar la última carta sin que él se diera cuenta. Darius seguía cortando cuellos. Hasta que vio que un ejército se acercaba, enseguida volvió con Vanesa, el vio que la chica estaba mencionando unas palabras, que no pudo escuchar por la distancia, entonces se acercó lo más rápido posible.

—Vanesa vámonos viene un ejército.

—No puedo.—Darius se quedó impresionado, hasta dejo caer la espada al piso—.  Vanesa estas… estas… estas sonriendo. —Vanesa sonreía con una bella sonrisa negó con la cabeza. Pero Darius se dio cuenta que era la sonrisa más bella del mundo. 

—No te voy a dejar que mueras. Te debo mucho. 

—No soy yo, la que te debe todo, mi sonrisa, mis ganas de vivir, mi alegría, aquellas tardes en la soledad eran una agonía, que pensaba que nunca terminaría.

—¡Vanesa!—Grito Darius intentando detenerla pero ella lo ignoro.

—Pensaba que no recordaría nunca que era dormir, o sentir amor. —Vanesa empezó a brillar de la nada, una luz intensa salía de su interior— pensaba que no volvería a sonreír. Pero pude, gracias Darius eres muy bueno conmigo. Y el bollo que comí, estaba muy bueno. Yo también quiero darte algo. —Vanesa se acercó a él, y lo beso— no quiero que mueras aquí, por eso te doy eso. No estoy segura de que pueda acabar con todo.

—Vanesa vas a morir, yo no quiero eso.

—Darius, hasta la flor más bella al final  se marchita.

—¡No!

—No quería que vieras mi sonrisa el día de mi muerte pero, si no la vez no la veras nunca. —Vanesa volvió a sonreír. Con los dos índice y medio apunto a los ojos del chico y lo segó por momentos, él se echó para atrás con el dolor en sus ojos, Vanesa invoco a unas ramas que lo atraparon de pies y brazos y lo pusieron lo más lejos posible. Darius gritaba de dolor. De angustia y quería liberarse de aquella ataduras para evitar que su amada se sacrificara.

—Vanesa suéltame. Escapemos juntos. —Darius gritaba con dolor, pero nadie lo escuchaba ya estaba muy lejos de la chica, Vanesa de un momento a otro empezó a brillar más, volteo a ver a Darius a la distancia.

—Darius han sido los mejores días de mi vida, adiós. —El último acto que hizo fue lanzar a donde estaba el Nefelim una semilla, Darius la atrapo. La luz era más intensa y cuando el ejército de vampiros estaba detrás de ella, soltó todo su mana. Toda la energía del bosque. Y una esfera de luz y fuego se creó, de ella ya no quedaba nada, más el cielo se ilumino como si fuera el día, y los vampiros empezaron a convertirse en polvo esfumándose en el aire.

El conde Amadeus y el señor de las sombras, quedaron segados por el sol, antes de ser evaporados en el aire por una fuerte luz que se aproximaba rápidamente.

 Mientras  tanto Darius yacía con lágrimas viendo todo en la seguridad de las ramas que había invocado Vanesa. El pequeño sol era tan intenso, que ilumino el cielo por más de dos horas. Ningún vampiro quedo vivo, y los animales que estaban en el interior del bosque saltaron afuera de él.

Cuando el espectáculo termino aquella bola esfera de fuego se desvaneció en el aire, como gotas cayeron por todas partes. Darius cayó del aire a la profundidad del bosque. Cayó sobre un árbol y las ramas le golpearon hasta que finalmente llego al piso. Intento levantarse pero fracaso no tenía fuerzas y en un choque frenético de dolor, gritaba el nombre de su amada. Tanto hasta que se quedó sin voz y sin ganas de hacer algo, sin energías y finalmente dormido en la tierra.

Vladimir aún seguía tramado, pegado a aquel momento. Con su magia lo contuvo, pero vio todo, el chico que se acercaba a Vanesa. Seguramente era el Nefelim, ahora debía estar destrozado, ¿Cómo dejo que todo esto pasara? ¿Ahora que le explicaba a Mau? El collar que le dio Vanesa inmediatamente se aferró a él, tomando su garganta involuntariamente, Vladimir lucho para quitárselo, pero no podía hacerlo, el cetro también se aferró, la triste noticia trajo una peor.

Ahora era él, quien debía cuidar el bosque.

No podía superar aquellas escenas tan horrorosas, aunque lo había lanzado al norte inmediatamente cuando vio a su Nefelim, pudo escuchar todo, y también ver, el último aliento de vida de Vanesa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.