Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

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El duende hizo la reverencia y luego salió de la sala de conferencias.

—Ahora es el turno del general elfo—Repico el guardia, a través del invento que hacia parlar, la voz, percutió en las paredes haciendo eco, y luego se desvaneció, el elfo se colocó de pie y saco sus notas escritas en un manuscrito, con una elegancia sublime empezó a recitar lo allí narrado.

—Señor presidente, la escuela para la vanguardia, ya está lista, tiene capacidad para mil dos cientos estudiantes, por nuestra parte también hemos hecho una escuela intermedia y una universidad, con los maestros que tenemos, destacando las profesiones de: filosofía, tecnología de guerra, fragua, técnicos mecánicos, artes, música, letras, lenguas, agricultura, y ciencia de la salud. Son las primeras paulatinamente implementaremos nuevas áreas, conforme a la llegada de más profesores.

—Muy bien exclamo Mau—Luego aplaudió— así garantizamos un futuro. También necesitamos un ministerio de guerra y una biblioteca.

Vladimir alzo las manos. Mau le indico que hablara.

—Como usted sabe presidente, la druida del bosque Vanesa, ya tiene un mes desde su partida física—Dijo con dolor— entonces he planeado una celebración para conmemorar a la primera heroína de la ciudad.  Hice una estatua de mármol que quisiera poner en la plaza si usted me lo permite. Y además, ya tengo unos cuantos menesteres para formar a los guerreros con educación militar.

—¡Concedido!—Agrego Mau inmediatamente.— Tenemos que recordar en las páginas de la historia, como alguien se sacrificó por el país, por el futuro, por nosotros.

Todos aplaudieron fuertemente.

—Ahora disipémonos porque el festival está por empezar y no me lo quiero perder.

—Puse el doble de guardias en las fronteras—Afirmo Vladimir rápidamente.

—Muchas gracias General dragón.

Vladimir hizo la reverencia y se sentó nuevamente en la silla, Víctor se aclaró la garganta antes de hablar, luego puso el cuaderno de anotaciones en la mesa y se quitó la capa, todos hicieron silencio para ver cuáles eran las palabras del digno general.

—Distinguidos aliados, vengo a contar dos cosas. Una buena y la otra mala.—La incertidumbre se hizo presente en el salón generando un bululú propio de los juicios mágicos— empezare por la cosa buena, lo primero es que ya hemos enviado mensajeros con tratados diplomáticos a las demás naciones, el reino de oriente, quien acepto con vehemencia, las colinas enanas del sur, y los elfos de los bosques, todos estos aceptaron,  las proposiciones que aún se están estudiando y en espera de una respuesta, son nada más la confederación humana. Los magos parecen que se llevaran bien con nosotros.—Todos aplaudieron—, Los embajadores serán enviados cuando usted señor presidente de la orden, —Mau asintió con la cabeza— la mala noticia, es que han visto a un individuo extraño rondado por el reino a altas horas de la noche y por las tardes. He formado una fuerza de cazadores que estarán bajo su búsqueda, pero no he conseguido ninguna información. Lo que quiero decir queridos generales, es que debemos estar alerta, cualquier avistamiento de este hombre deben informarlo rápido a mi brigada, ellos saben qué hacer con él, claro siguiendo el código de prisioneros que crearon los cambiantes.

Mau se levantó de la silla harto de tanto chachachá entonces dio por terminada la reunión.

—Y con este último punto del día hemos terminado la reunión, mañana volveremos a vernos las caras, tenemos que solucionar el problema de la biblioteca.

Mau golpeo la mesa con el pequeño mazo de madera y los generales salieron de la tienda, Mau se echó sobre la silla y luego relajo la espalda.

—¡Ufff! No recordaba lo estresante que era estar en una reunión.—Mau extendió los brazos por encima de la cabeza y luego los dejo caer hasta sus piernas con algo de gracia.

—Si—Mascullo Vladimir.

Mau inmediatamente giro su cabeza y cruzo miradas con Víctor.

—No sabía que las cosas estuvieran tan intensas con ese señor, ese individuo debemos interrogarlo, seguramente quiere paz, o viene a quitárnosla.

—Espero que No, ojala que solo venga por paz.

—No estamos para otra guerra, la última nos quitó a Vanesa y mucha gente, también todas las casa que habíamos creado para los aldeanos. Espero que no… pero seguiré vigilante, desde los aires no se escapa nada.—Vladimir cruzo los brazos— Mau dame permiso para conformar una brigada aérea, él lo único que nos falta en las fuerzas armadas.

—¡Concedido! Te nombro ministro de la defensa si es necesario, pero no quiero ver ni a un puto enemigo dentro de la ciudad de la paz.

 Vladimir con dignidad en su semblante se levantó de la silla e hizo una reverencia.

—No lo decepcionare—También hizo la reverencia antes de salir de la sala casi corriendo a por patas.

Mau resoplo, la actitud de Vladimir cambio en un giro abismal desde que vio a Vanesa morir, pero debía tomárselo con un poco más de calma, la clave no era solamente tener rabia contra el mundo y sentirse impotente, tenía que volver a tomar las cosas con normalidad.

—Se ha puesto un poco borde después de eso.




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