Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

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—En la mesa de dialogo de hoy, quiero abrir con un tema que me parece muy importante, las calles están en avaricia y discordia por actos de asesinatos seleccionados a una raza en específica, no hay nadie que confirme quien es el asesino, pero si sabemos que no ha llegado aún la nuestra villa, y espero que tampoco lo haga porque responderemos contundentemente, ya hemos mandado a duplicar la guardia, no nos dejaremos doblegar, piensen mis hermanos, si dejamos que alguien más nos ataque, entonces seguramente perderemos de nuevo a alguien significativo para nosotros, evitaremos el problema y lo cortaremos de raíz.

El general de los humanos siempre mantenía firme su certeza de la incertidumbre, y le gustaba ese estilo de vida, pero lo que no le gustaba en lo absoluto era tener a un asesino rondado por los lugares, aunque la incertidumbre fuera el plato fuerte de sus vicios, pero, esta incertidumbre no le dejaba para nada con un buen sabor de bocas, al contrario le había quitado la paz desde hacía noches.

Mau se levantó de su silla y entonces vocifero algunas palabras.

—¿Esas razas cuáles son? ¿Hay de ellas en nuestra villa?

La sensación de tener a los ojos de un cazador nato dirigiendo toda su atención hacia él, lo hacía desenfrenarse un poco y hasta su corazón latió desbocado, trago saliva antes de hablar consumido por el miedo y también por la deshonra, el general Valerio siempre era un hombre perspectivo, desde que tuvo a la orden un centenar de soldados había jurado el dirigirlos por el buen camino, solamente cuando fuera necesario usaría la fuerza, y mentir era un pecado, cumpliendo con su estandarte de la bandera que llevaba en la batalla, como buen caballero de la corte que fue, sin embargo en esta ocasión quería mentir, ya que la índole de aquellas palabras eran de súbita importancia para los demás habitantes de la aldea, y sabiendo que estaba hablando con alguien que corría doble peligro como lo era su presidente, por un lado el odio de las demás naciones y por otro este asesino detrás de su cabeza.

Tenso su cuerpo y cogió aire entre sus pulmones tanto para sacar el pecho con honor y alarde como lo haría un caballero.

—Las razas que persigue son las de hombres lobo y vampiros.

Inmediatamente un bululú surgió entre los demás hombres, no era una cosa muy buena, sabiendo que su líder era uno de ellos, la gente murmuro cosas a sus oídos, y la sala se sumergió en una ruidosa muchedumbre, con los martillazos del elfo moderador, los demás generales se controlaron, Mau tenso su mandíbula y compartía miradas de furia con Vladimir y Víctor.

—¿Conocemos a este asesino serial?

—No.—Informo en tono de resignación.

—Entonces tendremos que duplicar la guardia.

Y a la mierda lo que pensaran los demás, lo estaba haciendo por su vampira no por él, si quería venir a pelear que diera la cara y compartirían unos buenos puñetazos como los hombres que era, o bueno no sabía que criatura que era. Solamente sabía que si tenía la oportunidad lo iba a matar con sus garras, otra vez la tranquilidad se había ido de la villa tan pronto como llegaba.

—General Víctor. Mande rápidamente una carta y un mensajero a nuestro embajador en la montaña del norte, dígales a los lobos que estamos en alerta máxima, que se cuiden ellos también.

Inmediatamente Víctor cogió a Uki de los brazos y luego hizo la reverencia habitual, salieron de allí casi corriendo, y tenía toda la razón.

La manada estaba peligrando.

—¡Presidente Mau!—Vladimir se levantó de su silla con rapidez y dejo su casco de guerra en la mesa redonda al lado de sus papeles— si me permite, pondré a las órdenes a un grupo cazadores especializados en estas cosas, me los han enviado desde el reino del oriente a causa de nuestras relaciones y conferencias. Ellos le aseguro que capturaran con vida al asesino y lo expondremos a juicio. —El rodeo la sala de conferencias con la mirada— les aseguro a todos y cada uno de ustedes que ningún hombre lobo corre peligro. También quiero pedir permiso para salir a la búsqueda de más dragones de mi antiguo grupo, éramos siete en total. Ese poderío le vendría bien a nuestra nación.

Los generales entraron en discordia, un poderío como ese, seguramente la nación se volvería invencible, si los demás feudos temían atacar por la presencia de Vladimir, con siete dragones serian intocables,  serian un imperio completamente. Tal vez hasta el más poderoso de todos los tiempos.

Mau se sentó nuevamente y recuperando el aire, accedió a la propuesta de su general. Sin embargo Mau albergaba un pánico por la seguridad de su amada.

—Presidente Mau…—Espeto Vladimir—, quiero que me des permiso para emprender el viaje hacia los lugares más lejanos del mundo. Traeré los conocimientos y también los más poderosos guerreros para nuestra seguridad.

—¿Cuánto tardara tu viaje?

—Para cuando su hijo nazca ya estaré aquí.

<<Mau dejare los cazadores a tu orden, son muy buenos y confiables te lo aseguro, tenemos que traer guerreros de oriente y occidente para mejorar nuestras defensas, y ya que tu hijo va a nacer no querría que nada le pasara, es heredero… a la presidencia creo… en fin di que sí a todos y déjame partir, mientras más rápido vuelva más seguros estaremos todos>>




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