Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

55

Víctor rápidamente trato de sacar su espada.

EL demonio rápidamente lo capturo usando su magia. Los brazos y pies de Víctor se vieron capturados y una extraña presencia que lo empujaba para abajo a pesar de forcejear un poco contra esa fuerza invisible no pudo hacer nada más que ver como caía al piso sumiso y doblegado.

—Ni lo intentes. Estoy cansado, aniquilarlos a todos me dejo con las energías bajas.—El demonio se paseó de la ventana hasta donde estaba Víctor arrodillado.—Le dirás a tu comunidad autónoma, que yo estoy en busca de hombres lobos y vampiros. Solamente ellos, los demás pueden estar tranquilos no los matare. —Rio en tono sardónico,  su voz era detestable y un hedor a azufre emanaba de su cuerpo.—Soy un Nefelim muchacho, tengo muy claro mi objetivo, y digamos que… no voy a descansar hasta que cada uno de ustedes este muerto.

El Nefelim se acercó a Víctor, el temiendo por su vida jadeo y trato de soltarse, pero el demonio rio, luego puso una mano en su cabeza y lo dejo dormitando. Con la misma rapidez que Víctor caía al suelo aletargado, el Nefelim estiro sus alas largas y robustas, y se marchó del lugar aun yacía en su ser un ardiente deseo de exterminar esas razas.

Cuando despertó, Víctor se consiguió con escenario poco favorable, solamente cadáveres a su alrededor, hasta el del padre de Mau, rápidamente lo tomo entre sus brazos, comprobando que no pudo hacer nada, viendo el desastre y poder del demonio a quien se enfrentaban, por primera vez en su vida tuvo miedo.

Aulló con todas sus fuerzas al aire esperando ser escuchado por alguien. Desde la roca del vigía mas alto, la que estaba detrás del castillo en la punta de la montaña. Volvió a emitir otro aullido, Los lobos en la villa escucharon perfectamente. Un aullido de dolor, una señal de muerte. Esta luna llena estaba manchada de sangre.

—¿Cómo fue posible?—Mau se abalanzo sobre la mesa redonda furioso y casi desbocado, con un desenfreno en su cuerpo y el dolor de su perdida en los ojos profundos y oscuros.

—Nuestros compañeros fueron asesinados todos hasta el embajador. El demonio no tuvo piedad de nadie,—Una vez más las caras de los generales tomaban angustia—  el mensajero de la muerte solo dijo que venía por hombres lobos y vampiros, pero terminara matando a todos los que se interpongan.

Mau estaba asqueado, toda su vida viviendo en una cueva escondido, y ahora tenía que volverlo a hacer por la seguridad de su hija y su vida. También la vida de sus compañeros. La ciudad de la libertad estaba en alerta roja, y una crisis social casi perenne.

Mau miro al asiento vacío a su izquierda, en donde debía estar Vladimir siete.

—Pónganle precio a su cabeza. Los señores de otros reinos empezaran a cazarlo, los aventureros más calificados lo harán y también los soldados de otras naciones, manda un comunicado a nuestros aliados, diles que estamos en alerta y necesitamos militares, manda oro si es necesario, estamos en guerra nuevamente.—Golpeo la mesa con desdén— todos los generales están ahora autorizados para eliminar a quien crean sospechoso, no dejaremos que infrinjan nuestra paz y soberanía. Busquen a ese demonio y mátenlo, no tendrá compasión de nuestra madre la luna.

Víctor hizo la señal de costumbre.

Le general de los humanos se levantó de la silla y encomendó el permiso para usar la palabra, inmediatamente Mau acepto.

—Mi presidente, hemos iniciado los procedimientos para la construcción de una aldea adyacente en el bosque, donde las brujas y magos conjuraran un hechizo de protección, nadie vera que usted está ahí, toda la cúpula con los lobos y vampiros residentes en el país deberán ir allí, es por su supervivencia, el demonio no los encontrara allí, o tan siquiera hasta que el general dragón regrese con los refuerzos.

Eso a Mau más furibundo que la misma acción de sus aliados. Pero era lo correcto, debía resguardarse y proteger su legado antes que el demonio apareciera y matara a todos.

—Desde hoy inicien la construcción.

—Si—El general hizo una reverencia.

El resto de la semana transcurrió con normalidad, otra vez le tocaba hacer el chequeo de las fronteras a Víctor, o hizo como siempre y nadie conspiro para hacerlo pasar un mal rato, ya con el mal sabor de boca de la semana pasada tenía mucho.

Fue al santuario y medito un poco, también lloro por su familia, por sus compañeros. Y luego dedico una oración para el descanso de sus almas, ciertamente era necesario.

Cuando salió del templo se volvió a encontrar con el chico de antes, esta vez traía flores de otros colores y tipos, le gustaba mucho llevar flores a la estatua de Vanesa.

—¡Otra vez tú!—Víctor con menos miedo se dirigió informalmente y sin tantos escrupulosos procedimiento.

El chico esbozo una sonrisa, y casi que salía una risa de su garganta, Víctor estaba impresionado era la primera vez que lo hacía.

—Tú también estas aquí.

—Si es verdad.

Aunque el chico era tremendamente impasible y cerrado, pero conservaba aquel tono melancólico que lo hacía perdurar y hasta hacerlo ver más humano, sin duda se asemejaba a los hombres, pero no lo era su aura, destilaba un poder que era temible, Víctor lo había captado desde que lo vio, y también supo que era de él quien hablaba los informes, un extraño llevando flores al santuario de Vanesa.




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