Noches de Luna Llena (luciano D Carpinsor)

58

—Lauren, T-Rex, y Luciano atrápenlo. 

Los dragones se lanzaron hacia él, con sus garras, pero Darius los detuvo en el aire y los encarcelo con su telequinesis. Los dragones se estremecían del dolor, los estaba asfixiando.

—¡Imposible!—Mau estaba impresionado. Tanto como Vladimir.

Víctor se aferraba fuertemente a los hombros del demonio, con su rostro desfigurado forcejaba para sacar al ángel escondido en ese demonio.

—Reacciona Darius estas dentro de esa bestia lucha. Puedes hacerlo.—Víctor sacudió el cuerpo de su amigo para hacerlo entrar en razón.

En contestación el demonio le dio un golpe en la entre pierna y luego lo levanto con telequinesis para mandarlo a una viga con certeza. Víctor se tambaleo un poco y luego cayó al suelo deslizándose por la viga, todos sus huesos estaban destrozados.

Vladimir rápidamente invoco su arco, y lanzo una llamarada de fuego tan ardiente y llameante que caso incendia por completo el tempo.

Mau se cubrió en una mesa para no quemar chamuscado.

—Con eso debe bastar.—Vladimir bajo su arco y luego vio como el demonio ni siquiera se había movido.—¡Imposible!—Vladimir estaba tan iracundo y asombrado que apenas se podía mover con cordura.

Con una voz ronca y profunda el demonio soltó un taco.

—Son más calientes las llamas del infierno.

Darius chasqueo los dedos, y unas llamas parecidas al de un volcán emergieron alrededor del dragón. Y lo quemaron hasta que perdió el conocimiento. Mau solo vio una luz muy brillante en la sala, luego cuando pudo recuperar la vista, vio cómo su general dragón caía al suelo.

—¡Vladimir!—Grito en pánico.

Los otros cuatro dragones entraron al templo en su forma humana. Cuando vieron a su general tendido en el piso, uno de ellos perdió el control y de arrojo hacia el demonio con una velocidad descomunal, pero el demonio apenas se movió, con su pierna lo hizo caer y le dio un golpe directamente en la nuca dejándolo inconsciente al acto. Su cuerpo cayó como una roca.

Mau estaba teniendo miedo.

El demonio tomo ventaja de todo y aprisiono en su cárcel de telequinesis a los demás hasta hacerlos perder la conciencia.

Luego le dedico una mirada asesina a Mau.

El lobo apenas pudo tragar saliva. No le quedaba escapatoria, había sido un error, tuvo que escapar cuando se lo dijeron.

Su arrogancia lo llevo a la muerte.

En un pestañeo el demonio ya estaba delante de él ahorcándolo usando sus manos. Con las piernas carentes de contacto del suelo.

—Últimas palabras Lobo.—Mau sintió como los dedos ásperos y casi como las rocas del demonio le apretaban más la yugular.

Mau aunque forcejeaba, no era nada en comparación de la fuerza que irradiaba el demonio. Dejo de hacerlo y extendió sus manos hasta dejarlas caer en el aire.

—¡Perdón! Vanesa no tenía que morir.

Helena rápidamente le dio un golpe con una silla. Pero el demonio solo la miro con una mirada ceñuda y seria.

—¡Corre!—Indico Mau en pánico.

Con un poco de aire en sus pulmones. Utilizo sus garras y le rasgo una parte de la cara, desde su pómulo hasta la frente.

Cayó al suelo y rápidamente cogió a Helena de un brazo para sacarla por la puerta de atrás, mientras el demonio jadeaba y se limpiaba la sangre que caía por su rostro.

Víctor inmediatamente se puso en medio del camino de Darius y Mau. Con los brazos extendidos, y, carente de miedo, sofoco su vida.

—No lo hagas Darius.

El demonio se puso enfrente del lobo sacándole altura. Lo miro un poco. Y luego le corto el torso con la daga, Víctor cayó al suelo inmediatamente. Darius se puso encima de su cuerpo.

—Gracias por ser mi amigo… y lo siento… no lo pude controlar. —Una lágrima caía por la mejilla izquierda del demonio. Víctor sonrió… y fu la última sonrisa de su vida.

El demonio atravesó el corazón con la filosa daga. Dándole una muerte casi instantánea.

Con pericia el Demonio lanzo la lanza y esta se clavó en la espalda de Mau quien trataba de escapar, este cayó al suelo con Helena.

—¡Argh! Maldición.—La sangre empezó a brotar. Miro a Helena, sus ojos estaban llenos de pánico. La beso intensamente.—No tienes nada de que temer. Corre, te alcanzare después, tienes que vivir por nuestro hijo. Tienes que verlo crecer, jugar con él, educarlo. Cuidarlo. Yo… ya me las arreglare.

—No—Helena golpeo el pecho de Mau con su puño cerrado— No. No. No. Nos vamos juntos, o nos morimos juntos. Recuerda que estamos juntos hasta que la muerte nos separe.

Darius se acercó con pasos  decididos, pero dando su espacio.

—Helena debes vivir.

—Tu también Mau.—Ella jadeo del cansancio su respiración estaba tan trabajosa, que apenas se podían distinguir algunas cosas.

Mau extendió sus brazos como una lechuza cuidaría a un hijo, para que Darius no le hiciera daño a Helena.




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