Nocturno

Tripas fritas

Rock Way, 1967

Aquella madrugada mientras estaba de vacaciones en casa de su tía, el joven McWitman soñó que estaba en la playa, y que el mar se veía de un color rojizo, y que las olas eran grandes, fuertes y estruendosas, y que de cada ola que llegaba salía un pez que luego tomaba la forma un gato, estos gatos se veían espantosos, ya que eran sólo huesos y pelos mojados, que luego de salir de entre las olas salían corriendo, pero que en el trayecto del camino sus pocos pelos se iban cayendo de sus esqueléticos cuerpos. McWitman pasó sus cuatro días de vacaciones pensando en gatos y en no volver a comer pescado. Regresó a casa durante la madrugada del lunes, durmió un par de horas y luego salió corriendo hacia el trabajo, se miró el brazo y en él tenía una profunda herida, le dolía, pero quiso ocultar el dolor bebiendo unos cuantos tragos de los vinos que vendían en el restaurante donde él trabajaba. Cuando llegó a la casa luego de un largo día de trabajo, abrió el congelador que se había apagado, el congelador apestaba, puesto que allí estaba el cuerpo del gato que había guardado en la bandeja de las verduras hace ya cinco días, miró toda la sangre que estaba en la bandeja, así que examinó al gato al cual le colgaba la cabeza del cuerpo, miró el corte que le había hecho en el cuello con un cuchillo, tomó al gato con una toalla de cocina y lo guardó en una bolsa de plástico, ya no valía, apestaba y estaba en estado de descomposición, así que lo llevó hasta el basurero que quedaba detrás de la casa y lo dejó ahí mientras pensaba en salir al día siguiente por la noche para conseguir otros gatos y poder freír las tripas de los gatos sin nisiquiera limpiarlas puesto que el sabor de las heces les daba aquel sabor único que tanto le gustaba disfrutar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.