Dentro del espejo

Zoiler, 2009

La voz llegó de nuevo entre la penumbra de la madrugada, pero esta vez no encendí las luces; no sé por qué, pero pienso que es por miedo a lo que pueda llegar a ver si las enciendo. Las palabras de la voz no son nuevas, aunque por momentos no entiendo lo que dice, y al parecer, la voz no me comprende cuando le digo que se ha equivocado de habitación. De pronto, todo es silencio, pero luego de unos minutos de miedo y suspenso, escucho de nuevo el sonido de la horrible voz preguntar. «¿Tú eres Marzel?». Le respondo que no. Entonces, la voz cesa por un momento, mientras me pregunto en silencio quién soy yo en realidad. ¿Marzel Pazcal?, ¿Marzel Lombardi?, ¿Marzel Kemper? o ¿Marzel Rowlkien? Entonces me levanto de la cama, enciendo la lámpara de la mesa de noche, me miro en el espejo, pero no hay reflejo alguno, así que me acerco al espejo un poco más, como para tratar de distinguir algo, pero ya todo ha cambiado de lugar, y de pronto, me encuentro del otro lado del espejo preguntándole a alguien que está acostado en mi cama: «¿Tú eres Marzel?». Entonces la voz del otro lado me responde que no, y luego de un momento me responde que no sabe su nombre, y que además no sabe por qué resuenan en él los nombres John Sade, Henry Kruger y John Kraft.

De pronto se crea un silencio eterno entre nosotros, y cuando miro al hombre que está del otro lado desde dentro del espejo, observo que el hombre trata de mirar algún reflejo, pero no logra ver nada, está como muerto, inexistente, olvidado en las líneas negras del tiempo entre la vida y la muerte.