Bath, 1992
Lo vi cuando entró en el bar, era un hombre delgado y mal vestido, se sentó cerca de mí, pidió una botella de ron y empezó a tomar un trago tras otro. Pensé que lo hacía así de esa manera por desamor; tal vez su novia lo había dejado por otro, o él la había visto en la cama con alguien más, o ella se había fugado de la ciudad con algún tipo millonario, no había otra razón, sólo podía ser por algunas de esas razones.
Media hora después el tipo se había acabado la botella, se levantó del asiento y salió del bar a toda prisa, le seguí, puesto que presentí que algo emocionante iba a acontecer aquella noche. El tipo caminó por la avenida con dirección hacia la playa, lo hizo rápido y despreocupadamente, ya que ni siquiera notó mi presencia detrás de él, luego de unos minutos llegó a la orilla del mar, la playa estaba vacía, eran cerca de la una de la madrugada de un miércoles. El hombre lanzó un grito. Miré hacia todos lados para ver si alguien había salido a observar, pero el lugar seguía vacío, así que me senté sobre un tronco de madera, sé que iba a suceder algo emocionante, así que observé atento, hasta que por fin después de la espera, el tipo sacó un arma de entre su cintura, la miró, observó hacia el mar, luego se puso el cañón en la boca, se arrodilló, dio un suspiro con el que elevó todo su tórax y luego salió un sonido potente que destrozó su cabeza.
Allí quedó el cuerpo sobre la arena, volví a mirar por si alguien había salido a observar, pero no había nadie, así que me levanté de aquel tronco de árbol seco, caminé un poco hacía él y al llegar cerca de su cuerpo pude ver que había mucha sangre, aplaudí con mucha fuerza, pues este tipo había sido un hombre muy valiente, puesto que él había hecho lo que yo no me había atrevido a hacer a los dieciséis ni ahora que he llegado a los cuarenta.
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Editado: 11.02.2025