Olsen, 1998
Donald Spencer salió al parque a jugar con su hijo, a pesar de que ya era un poco tarde, pero su hijo tenía ganas de jugar un rato, así que Donald accedió debido a que pasaba trabajando el día completo y sólo lo veía por las noches. Cuando estuvieron en el parque, su hijo jugó en la resbaladera y luego en los columpios, de pronto miró hacia arriba y recordó que arriba, en la colina, estaba el cementerio, se sintió incomodo por estar ahí con su hijo a esa hora de la noche, luego de casi una hora de juegos, sintió que alguien lo miraba desde los arbustos, así que entró en pánico y miró entre los arbustos y las hierbas que había desde el parque hasta el cementerio en lo alto de la colina, pero sólo logró ver las tumbas a lo lejos. Pensó y sintió que los muertos lo miraban, que lo asechaban entre las sombras, entonces decidió regresar a casa, tomó a su hijo y caminó a toda prisa las cinco cuadras que había desde el parque hasta su casa. Cuando llegó a la casa su esposa le preguntó por qué habían regresado tan pronto, que apenas habían pasado unos minutos desde que salieron, Donald le aclaró que habían estado en el parque por casi una hora, pero ella volvió a decirle que apenas habían estado en el parque como por cinco minutos, de pronto alguien abrió la puerta de la habitación, era la madre de Donald la cual le preguntó a su hijo que con quién hablaba, él miró a su alrededor y ya no había nadie, ni su hijo ni su esposa estaban en la habitación, entonces contesta que con nadie, pero miró a su madre de una manera extraña como para ver si ella contradecía a su respuesta, pero su madre sólo le dijo que ya era hora de dormir, que ya era de madrugada y que al día siguiente tenían que ir al cementerio ya que se cumplía un año de la muerte de su esposa y de su hijo. Donald cerró la puerta y se quedó un momento en silencio, y por un momento no supo qué pensar o qué creer, ya que cuando se acostó en la cama, apagó la luz del interruptor que estaba cerca de la cama y se arropo de pies a cabeza, su esposa le dio un beso en la mejilla y le dijo con una tierna voz: «Hasta mañana, mi amor, descansa, que mañana tenemos que ir al cementerio a visitar a tu madre».
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Editado: 11.02.2025