Nocturno

Bestia

Veronia, 1997

De pronto el coche empezó a echar humo del capó, y en apenas unos segundos, empezó a incendiarse, así que Derek y su amigo Hans bajaron del coche a toda prisa, y nada pudieron hacer para detener el fuego que en apenas unos minutos consumió toda la carrocería. La carretera estaba oscura, y la única luz que se veía era la del coche que ardía frente a sus ojos, Hans miró en su reloj y era cerca de la una de la madrugada, no lo podían creer, ahora se encontraban ahí en medio de la nada. Luego de varios minutos se pararon a esperar para que alguien les diese un aventón, pero ningún coche pasó en ese momento, así que se pusieron a esperar sentados a un lado de la carretera, esperaron por más de una hora a que pase un coche, pero no pasó coche alguno. Ellos iban de camino hacia Cósima, por lo que les esperaba unas cinco horas más de viaje en coche, así que decidieron avanzar, debía de haber alguna casa en algún lugar, así que caminaron y caminaron y cuando ya habían caminado durante media hora, vieron la luz de una casa a lo lejos, y sin decir palabra alguna, decidieron llamar en la casa para pedir ayuda.

Cuando llegaron a la casa golpearon a la puerta y luego con un instante salió una mujer, cuando la mujer abrió la puerta de la casa, pudieron ver a una mujer anciana que se plantó frente a ellos, detrás de la mujer apareció un puma, los amigos se asustaron, pero la anciana les pidió calma, y aseguró que el puma no les haría nada, ellos vieron esa escena como algo raro, pero necesitaban un teléfono, así que pidieron uno a la mujer para llamar a una grúa, pero la mujer les dijo que no había teléfono alguno en la casa y que ninguna grúa iba a ir porque el pueblo más cercano estaba a dos horas de camino, así que la mujer les propuso que lo mejor era que pasasen allí la noche y la verdad era que no tenían otra opción. La casa olía agrio, el puma andaba de un lado para otro. La mujer los llevó por un pasillo hasta una habitación, y sólo en ese momento Derek pensó si la mujer vivía sola, y tal parecía que así era, cuando la mujer abrió la habitación, se encontraron con una habitación más o menos arreglada y cómoda, había una cama grande, una mesa de estudio, un librero y algunos posters de música Jazz. La mujer les dio frazadas, y luego salió de la habitación deseándoles una buena noche.

«¿Viste el tamaño de ese puma?», le dijo Hans ya en confidencia a su amigo. «Claro que lo vi. Pienso que esta mujer está loca, y no creo que sea buena idea quedarnos aquí», respondió Derek preocupado. «¿A dónde vamos a ir a esta hora? Es el único lugar donde podemos cubrirnos de la noche y del frío». «Tal vez más adelante haya otras personas». «¿Acaso no escuchaste a la anciana?», cuestionó Hans ya un poco alterado.

Luego de unos minutos de ver que no podían salir y abandonar aquel refugio, decidieron acostarse y pedir porque todo estuviera en paz hasta el amanecer. Luego de unos minutos y de haber apagado las luces, se escucharon algunos pasos afuera, Derek sintió pánico mientras que su amigo Hans hizo un chiste de mal gusto de que la anciana venía para matarlos. Pasaron algunos minutos y algunas rasgaduras como de zarpas se escucharon en la puerta, una y otra vez pasaron las uñas sobre la madera de la puerta. «Debe de ser el puma», le dijo Hans a su amigo entre carcajadas. Derek se durmió mucho tiempo después que su amigo, sabía que entre él y la realidad de todo lo que ocurría en aquella casa, había una gran y extraña distancia, algo frío cruzó por su rostro, una luz se encendió dentro de su cabeza y una extraña sensación de ser y no ser, lo alejó de este mundo, de pronto escuchó como si decenas de pumas estuviesen en la puerta, rasgando, peleando, mientras que se escuchaban sonidos horribles, espantosos, tanto así que por momentos parecía como si fuesen algunos seres de otros mundos los que hacían aquellos sonidos, Derek miró a su amigo Hans y este estaba dormido, como si en verdad no escuchara nada, Derek saltó de la cama y movió a su amigo, éste no respondió al llamado, así que lo movió con más fuerza y lo giró hacia él, y cuando vio el rostro, notó que el rostro de su amigo estaba destrozado como si hubiese sido mordido por aquel puma, así que se paró cerca de la puerta y la sujetó con mucha fuerza, pero luego cayó en cuenta de que aquella bestia podría estar ahí dentro, escondida, esperando el momento para atacarlo, así que corrió al bañó, entró y cerró la puerta, corrió la cortina para ver si había alguien o algo detrás, pero no hay nada ni nadie, entonces se detuvo frente al espejo, se miró fijamente y entonces notó que tenía toda la boca ensangrentada.

Se lavó la boca, salió del baño, miró a su amigo, en el piso había pedazos del rostro de Hans, abrió la puerta, salió por el corredor, miró el cuerpo de la madre de su amigo que estaba en la sala, salió de la casa, encendió su coche y tomó por la carretera hacia algún bar de la ciudad.




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