Nodus Tollens

4: La biblioteca.

El día siguiente, desayuné profiteroles en compañía de Sesshomaru, quien como siempre, hacía que por alguna razón los silencios fueran cada vez más incómodos, a menos de que solo sea mi percepción. Solo sé que cada vez que hacía un movimiento, sus ojos se fijaban en esa acción, por muy simple que sea, «al parecer, tengo que corregir esa conducta».

No me siento muy despierto del todo, debe ser porque la primera noche que pasé aquí estaba muy cansado como para incomodarme en mi nueva cama, tal vez porque estaba acostumbrado a quemar incienso antes de dormir, algo que mi abuela siempre me dijo que "espantaba los malos espíritus", aunque me ayudan a dormirme sin preocupaciones.

—¿Tuvo algún problema al dormir? —preguntó Sesshomaru con voz ronca. Me altero un poco, ya que sería una de las pocas veces que inicia una conversación—. Anoche estaba inquieto.

Por poco y olvido lo sensibles que eran los sentidos de los yokai, era como si tuvieran sensores de movimiento con una aproximación mínima a diez metros. Parece que tampoco podré desvelarme tranquilo.

—Es normal que aún no me haya acostumbrado a este lugar, estoy acostumbrado a la vida urbana —dije, intentando sonar tranquilo.

—¿Necesita algo en particular para dormir bien?

—No tiene por qué preocuparse por ello, estoy bien. Traje incienso conmigo, pero no recuerdo en cuál de todos los abrigos los puse —, aunque en realidad tengo dos abrigos, la verdad es que se me olvidó meterlos, ni siquiera sé porqué tengo que mentir, ¿qué me costaba decir: es que estoy acostumbrado a quemar incienso por la noche?

Sesshomaru asiente, no sé si de verdad se creyó mi mentira —lo más probable es que no—, ya que los yokai tienen sentidos sensibles, así que supongo que debe escuchar mi pulsación culposa.

Intenté cambiar de tema:

—¿Sueles salir mucho? Ya sabes, por el trabajo.

Él parece reflexionar un poco, incluso creo que está sobre-analizando mis palabras.

—Los casos aumentan con el inicio del invierno, Yuki-onna* suele ser la más problemática en estas épocas.

—Es una pena —, es decir, sé que Sesshomaru es civilizado, pero nunca lo he visto desenvolverse con otros seres, creo que solo lo he visto dos veces dirigiéndole la palabra a Nanako—. Esto dificultará un poco las cosas con el procedimiento... —me silencié, tal vez porque mi comentario pareció una indirecta, aunque por la poca interacción de Sesshomaru, no me preocupo en que lo vea de aquel modo.

—¿Qué intenta insinuar?  

Mierda, lo he subestimado.

—No estoy insinuando nada —. A pesar de que digo la verdad, me siento un poco nervioso—. Simplemente tendré que hacer unos ajustes al procedimiento, después de todo, hay muchas cosas que ya sabes.

Sesshomaru contrajo su mirada, como si me estuviera juzgando.

—¿Y eso no le molesta?

—¿Por qué me molestaría?

—Mis constantes viajes arruinarían su planificación.

Bueno, de cierta manera me siento frustrado, quería poner en práctica todo lo que aprendí o seré el único graduado que no supo lo que era lidiar con un problema de conducta. ¿Por qué no consultó a un tutor cuando su salidas no fueran constantes? Parece que me tengo que conformar con los pocos días libres que tenga.

—Como dije, puedo ajustar lo planeado para que no complique todo. Se tendría que aprovechar el tiempo libre, por ejemplo, en este momento estamos charlando un poco, tal vez podamos hacer... —me quedé callado cuando escuché el timbrar de la puerta, y como siempre, Nanako fue a abrir—. Muy bien, como decía... ¿De qué estábamos hablando?

—¿A los humanos se les olvidan las cosas tan rápido?

Es la primera vez que veo en que parece tener interés en cosas humanas.

—Bueno, es un poco común en que un ser humano al concentrarse en un tema, si es distraído es muy probable que olvide lo que estaba charlando, a menos de que tengan una memoria excepcional. El cerebro humano sigue siendo un enigma. ¡Ah, ya recordé en dónde iba!

Cuando iba a continuar, fui interrumpido, ya que Nanako avisó en que había visita para mí. Estoy un poco enojado, pero no tengo más opción que resignarme como lo he venido haciendo desde hace mucho tempo.

Me sorprendí en saber de que se trataba de Miroku siendo acompañado por una mujer —que asumo en que se trata de la cazadora—, tenían un maletín consigo, supongo que eran los archivos que había pedido.

—Buenos días, joven Kiryuu, mi nombre en Sango y soy una vigilante de Sesshomaru, espero que no sea tarde para darle la bienvenida.

—Para nada, me gusta contar con la bienvenida de usted.

—Miroku me dijo en que le diera los archivos de monitoreo, antes de que cumpliera verdaderamente con sus abstinencias ¿verdad?

—Por supuesto, le estoy muy agradecido.

—Oye, joven Kiryuu, ¿acaso estabas hablando con Sesshomaru? Me pareció escucharlo —. Parece que Miroku tiene mucha confianza. Recibió un codazo por parte de la cazadora.

—Ah, sí, estábamos teniendo una plática después de desayunar.

—Es extraño, él detesta charlar en horario de comida, bueno, eso me lo hizo saber la otra vez que vinimos —comentó con una mano apoyándose a su barbilla—. Supongo que con sus tutores no se aplica la regla.

Vaya, tengo que guardar esa información en mi libreta, no me fío mucho de mi memoria, desde que me memoricé las especies espirituales, mi cerebro ya no es el mismo y suelo olvidar hasta lo más estúpido. Tendré que comprar esas píldoras que Aidou me recomendó.

En el hombro de Sango se posó una criatura pequeña de dos colas.

—Ella es Kirara, es mi compañera de misiones.

Espero no ser muy evidente, ya que tengo muchas ganas de acariciarla, es tan bonita y su pelaje se ve suave, «tranquilo, respira hondo y concentra... ¡Está moviendo sus colas!», tengo una debilidad con los animales y criaturas tiernas, aunque por lo menos no soy tan intenso como Ichiru.




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