No tengo ganas de levantarme de la cama, se siente tan cómoda, parece como si estuviera durmiendo sobre algo esponjoso y tan suave, me rendí a mi estúpida necesidad de abrir los ojos. Mi visión empezó a acostumbrarse al entorno, puedo ver: un escritorio de madera sin nada encima de él, un armario muy parecido al mío, la diferencia sería el color y… ¿zarpazos en la pared? Me levanto y me fijo en la cosa con la que me acurrucaba y no me quería despertar.
―Oh… Es una estola. ―La levanté de la cama, era un poco pesada, pero era tan suave que no evité hundir mi rostro en ella como un completo imbécil.
Levanté el rostro y miré un poco la habitación de Sesshomaru, estaba muy brillante gracias a la luz del sol que se colaba por la ventana, no es como la imaginé, ya que es un poco sencilla: no hay nada decorando las paredes ―además de esos zarpazos―, incluso la bandeja sigue en el suelo.
Me imagino que Sesshomaru se habrá ido a una de sus muchas misiones. Estaba tan cansado ayer que me dormí de inmediato, a pesar de sentir como si una hilera de dientes intentara clavarse en mi brazo. Reviso mi brazo y no encuentro marca alguna «debí haberlo imaginado».
Salgo de la habitación con una sensación de pesadez en los hombros. Me dirijo al baño para poder cepillarme los dientes, no soporto mi aliento, y creo que Sesshomaru tampoco pudo soportarlo, a pesar de que prácticamente ayer no quería que me saliera de su habitación, se veía un tanto vulnerable, pero me alegró que me dejara verle de esa manera, eso lo hacía verse más...emocional.
Cuando me estaba cepillando los dientes, me reproché, ya que recordé en que le pregunté por su tutor anterior, debí haberlo hecho sentir incómodo con esa pregunta, soy un completo idiota.
Me dirigí a mi habitación para vestirme. Vi la hora de mi celular, eran las diez, ¿tanto dormí? Suelo levantarme a las ocho, que Nanako me prepare el desayuno y un buen café a esas horas, ya ella se encargó de condimentar mis bebidas para que mejore mi nivel físico, ya que soy un olvidadizo.
Fui directamente a la cocina, estirando mis brazos y me espalda.
―Perdona Nanako, me levanté tard… ―me silencié al ver a Sesshomaru sentado en el comedor, leyendo el diario del día, levantó la mirada cuando me escuchó.
―Buenos días, joven Zero ―me dijo.
Parpadeo varias veces sin poder creerlo al principio y luego sonreí, me alegra saber que su secuela pasó.
―Buenos días Sesshomaru, buenos días Nanako.
―Buenos días, joven Zero. Es extraño, se levantó tarde esta vez ―expresó ella con buen humor, me ofreció un pan relleno de queso y un buen café extranjero, traídos de Colombia.
―Sesshomaru hechizó esa cama ―bromeé―. Estaba tentado a seguir durmiendo.
―Estuviste hablando dormido ―comentó Sesshomaru, no me sentí avergonzado, muchas personas saben que a veces hablo mientras duermo―. ¿Quién es Ichiru?
―Ah, es mi hermano menor. No me digas, ¿estuve peleando verbalmente mientras dormía?
Él asintió. Retiro lo dicho, esta vez sí me siento avergonzado, menos mal que no tiro patadas como Ichiru, una vez casi me mata dormido por culpa de que se peleó con su novio ese día, sí, ese día durmió conmigo.
―Perdón, creo que no te dejé dormir.
―Para nada, me quedé dormido al instante.
―Ah.
Me senté tranquilo y casi devoro ese pan, me sentía tan hambriento que por poco y mi estómago no se autodigería.
Me di cuenta en que Sesshomaru se me había quedado mirando de manera fija, terminé de tragar mi comida y le pregunté:
―¿Tienes algo qué decirme?
Él hizo el diario a un lado y dijo:
―No me pude disculpar por lo de ayer, no quería asustarte. ―Hizo un gesto facial que se me hace sorprendente de ver, ¿está avergonzado? Me siento un poco emocionado―. Joven Zero, ¿por qué siento que me estás presionando el pecho?
―Diría que sería una taquicardia, pero veo que es algo que se llama culpa.
―¿Culpa?
―No soy un experto en todo, pero es un sentimiento natural.
―Joven Zero ―interrumpió Nanako―. ¿Podemos salir a la ciudad? Como ayer salió, pensé que esta vez sí pueda conocer un poco más la ciudad.
―No sería mala idea, pero no sé si ir, hubo tanto tiempo en que no veía su cara en el desayuno ―dije apuntado con un gesto a Sesshomaru―. ¿Quieres ir con nosotros? Si no quieres, es más que razonable.
―Voy a ir.
¿Eh? Me sorprendió.
―¿Por qué hacen esas expresiones? ―preguntó Sesshomaru, parece que Nanako también abrió los ojos tanto como yo.
―Por nada, es solo que me sorprendes cada día más, Sesshomaru ―le contesté.
[…]
Sesshomaru suprimió sus rasgos cuando salimos directamente a la ciudad, es una lástima, a pesar de que se ve bien con una apariencia completamente humana, sus rasgos daiyokai me parecían hermosos, no entiendo a las personas que les incomodaría. Caminamos por la ciudad, Sesshomaru se mantenía a mi lado y a veces parecía no tener interés de ver a los alrededores. Yo ando muy tranquilo… ¡Un perrito!
Detuve mi andar al ver al pequeñín en aquella vitrina, me imagino que lo alquilan mucho, a pesar de ser un cachorrito, quisiera alquilarlo en un día y si me enamoro lo adopto de inmediato, a quién engaño, lo quiero adoptar. «Tranquilo, Zero, eres un adulto, ya no eres un niño. ¡Movió su cola!», no disimulo, ya que Sesshomaru carraspeó.
―Ah, perdón, me entretuve, sigamos ―, quisiera tener un perro como ese, son muy pequeños y tan lindos, pero no me puedo atrever a eso, en este momento estoy viviendo con mi paciente.
―¿Le gustan los perros, joven Zero? ―interrogó Nanako mientras esbozaba una sonrisa.
―Tengo una debilidad por lo tierno ―admití―. Mi hermano es peor, un perro lo mordió por querer agarrarlo, por lo menos le hubiese preguntado al dueño si mordía. También me gustan los conejos y los gatos...también los caballos.