Nodus Tollens

15: El secretismo de Sesshomaru.

Nanako se esforzó en ocultar nuestras presencias, tanto que lucía cansada, ya que los kitsunes tienen sus límites de energía, sin olvidar en que estaba usando una técnica muy individual como para que sea compartida, algo que forzaba mucho su condición física.

Llegamos lo más rápido posible al principio del sendero, Sesshomaru le indicó a Nanako en que dejara de usar su fuego cruzado. Ella se encontraba cansada, jadeaba, y a veces posaba la mano en el pecho; la sostuve de los hombros e intenté calmarla.

―¿Me pueden explicar lo que está ocurriendo?

No entiendo la necesidad de tanto misterio, soy una persona curiosa, y a veces eso era lo que no me dejaba tranquilo en lo absoluto, ¿por qué me ocultan tantas cosas? Es cierto que Seshomaru parece tener un pasado un tanto problemático, sobre todo si se trataba de su progenitor y de su anterior tutor.

Nadie quiso responder a mi duda, por un momento, vi a Sesshomaru cavilar, como si estuviera en una batalla mental entre decirme o no. Yo sonreí e intenté verme lo más relajado posible, a pesar de que me sentía un tanto cansado.

―No te preocupes, no tienes por qué decírmelo ahora, puedo esperar.

―¿Está seguro? No quiero ofenderle, ya le he ocultado muchas cosas.

Vaya, parece que de verdad me comprendiera. Esta vez mi sonrisa fue sincera, presentía en que Sesshomaru estaba dando avances de empatía, tal vez no lo suficiente, sin embargo, espero a que todo tenga resultados positivos.

―No tienes por qué molestarte en responderme. ―Miré a Nanako―. Y no me vuelvan a asustar de esa manera, pensé que me iba a dar un ataque al corazón.

―Trataré de no preocuparle, joven Zero ―dijo Nanako recuperando su aliento.

Una voz un tanto extraña, ―aunque estoy seguro de que es de un individuo masculino―, llamaba a mi paciente con urgencia. Pude ver en que se trataba de una criatura pequeña y verde, tiene ciertas similitudes con los kappas, pero muy pocas, no recuerdo haber leído sobre este tipo de criatura, o tal vez lo hice y mi memoria es pésima como para recordarlo. El hombrecillo estaba siendo acompañado por una clase de dragón de dos cabezas.

―Amo Sesshomaru ―dijo el pequeño duende yokai―, traigo un mensaje para usted del amo Inu No Taisho.

Inu No… ¿Será el padre de Sesshomaru? No me debe de caber duda, ese nombre pertenece a otra era.

―Dejé en claro que no quiero que me contacte ―respondió Sesshomaru en un tono firme, aunque un poco frío, tanto como este clima.

―Es una situación urgente, tiene que ver con Onigumo .

Sesshomaru quedó en silencio por un gran momento, como si estuviese procesando la información, yo también intento procesarla, ya que Onigumo era alguien de temer. Pude ver cómo Sesshomaru asintió.

―Dame el mensaje.

―Como diga, amo Sesshomaru.

 

[…]

 

Después de que a Sesshomaru se le otorgara una carta de color rojo, volvimos a casa, ya que él se encontraba un poco impaciente y con un comportamiento poco usual, por lo menos no se aisló, no me gustaría pasar por ese proceso otra vez, a pesar de que yo no soy el que sufre por completo. Desconozco el sufrimiento de Sesshomaru, es como si quisiera saber lo que siente, quiero comprenderlo, aunque me costaría.

Me senté a su lado en aquel sofá, al principio estaba procesando lo que iba a decir.

―¿Quién era aquel ser que vino a darte esa carta?

Sesshomaru levantó la mirada y mantuvo contacto visual conmigo.

―Su nombre es Jaken. Hace unos siglos atrás era mi sirviente, la Sociedad Laboral le dio el trabajo de mensajero privado, mi padre lo contrató como su mensajero personal ―explicó con tanta claridad que no tuve dudas de lo que me decía. Tengo ganas de preguntarle sobre el dragón, pero no quiero agobiarlo, tal vez ni siquiera sepa sobre esa criatura―. El dragón se llama Ah-Un.

―¿Acaso puedes leer la mente? ―pronuncié con asombro en mi mirada y voz.

Sesshomaru esbozó una pequeña sonrisa, me deja un poco en shock, ya que estoy acostumbrado a su expresión seria o enojada. Supongo que estamos haciendo un buen avance, veo las acciones de Sesshomaru un poco más sinceras o así es como lo percibo, ya que al principio sus acciones parecían programadas.

―Con esta forma no puedo leer mentes.

―O sea, ¿en tu forma yokai, sí?

Él asintió, no había dejado esa sonrisa que me tenía embobado. Es cierto en que es atractivo, tan solo espero no ser evidente con mis expresiones faciales.

―Eso no lo sabía, se nota que no sé nada de Inukamis. Si algún día decides transformarte, no te recomiendo en que leas mi mente, te puedes marear al igual que yo.

Pareció meditar por un momento y su sonrisa poco a poco desapareció, como si tuviese algo en mente que quisiese satisfacer. Abrió la boca y dijo en un tono ronco:

―¿Cómo es su familia?

Parpadeo varias veces, no pensé en que le interesaría algo de mi vida, tal vez es porque no comprende mi apego hacia mi familia, tanto que era capaz de desesperarme para poder comunicarme con ellos. Me sentí tan bien en que preguntara eso.

―Digamos que somos tan unidos que mi madre invade nuestro departamento los fines de semana, para verificar si comimos bien y nos prepara lo que queremos.

―“¿Nuestro departamento?”

Por un momento no entendí la pregunta, hasta que por fin la capté.

―Comparto departamento con mi hermano. Por otro lado, mi padre no suele ser muy demostrativo en público, pero cuando estamos con él en casa, nos ve cara de peluches, por su culpa, me atacan necesidades de abrazar a alguien de vez en cuando, yo estaba feliz viviendo sin esa necesidad ―bromeé―. Es extraño, nunca pensé que estarías interesado en saber sobre mi familia.

―Quería saber lo que eran las familias humanas.

Qué franco.

―No todas las familias son como la mía, muchos humanos tienen familias poco unidas, disfuncionales, abusivas, familias sin lazo sanguíneo, entre otras más. Incluso existen familias más unidas que la mía.




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