Al día siguiente, pude despedirme de Sesshomaru antes de que se fuera de Nara por un tiempo, tan solo espero que vuelva pronto, sus salidas constantes pueden afectar la toma de lecciones y la poca convivencia entre tutor y paciente. Por otro lado, tuve la compañía de Melissa y Kagura, ellas me platicaron en que conocen a muchos yokais en estas zonas, entre ellos, uno muy conocido por enamorarse de su tutora ―me recuerda un poco a esas novelas adolescentes en las que hay un romance profesor-alumno―, y no todos pensaban en lo malo que fueron sus tutores. Pero si tuvieron buenos tutores, ¿por qué Sesshomaru no corrió con esa suerte? Eran tantas preguntas que cruzaban mi cabeza, como: ¿cómo fueron sus tutores?, ¿el anterior cómo fue capaz de alterar psicológicamente a un yokai?
Mi cabeza explotará si me sigo planteando esos dilemas.
―¿Por qué me comentan a ese yokai que se enamoró de su tutora? ―interrogué con una ceja alzada mientras apoyaba los brazos en el barandal que rodeaba la casa.
―Se nos hizo interesante comentarlo, aunque el pobre Koga nunca fue correspondido ―contestó Melissa, quien estaba sentada en el barandal arqueando un poco su espalda, una pose provocativa para cualquier hombre heterosexual y mujer lesbiana―. Suele pasar mucho, aunque no lo creas. Los yokais no son muy demostrativos de afectos entre ellos, se suelen ver con rivalidad, así que se suelen enamorar fácilmente de la primera, segunda o tercera persona que es amigable con ellos.
―Entre otras palabras ―complementó Kagura desplegado su abanico―, Melissa piensa que es muy probable que Taisho experimente lo mismo, aunque parece no gustarle nada, nunca lo vimos interesado en mujeres ni hombres.
Alcé las cejas, no puedo creer que insinúen eso, a pesar de que es lógico lo que dicen, por muy orgullosos que son los yokai, eran más propensos a enamorarse con facilidad, aunque lo suprimían, ya que, para ellos, era un sentimiento de debilidad.
―Entiendo el punto, pero que insinúen en que se va a enamorar de mí es un tanto apresurado, no todos los yokais se enamoran de personas amables, algunos les gustan las que tienen carácter.
―Yo también me refería a Nanako, ella es muy amable, incluso con Taisho, así que no serías el primero ―comentó Kagura.
Ahora que lo pienso, su madrastra también era una mujer muy amable y Sesshomaru la despreciaba, supongo que esa forma de ser no tiene nada que ver con él.
―Esperen, ¿por qué estamos hablando de romance tutor-paciente? ―inquirí.
―No lo sé, supongo que es interesante ―respondió Melissa.
No me imagino vivir uno en mi futura carrera de tutor oficial y certificado.
[…]
Nanako y yo decidimos limpiar juntos la biblioteca, no salí más allá del pórtico, ya que tomé en cuenta la advertencia de Sesshomaru, me pone nervioso saber que algo malo me pasaría si salgo. Como sea, acomodamos estantes y organizamos los libros por tema y alfabéticamente, ya que según ella: a Sesshomaru le gustaba tener todo en orden alfabético; yo soy de los que son desorganizados a la hora de poner un libro en su lugar, gracias a mí, los que van a las bibliotecas de Saitama, tienen novelas mezcladas con biología.
Ya casi se acerca la navidad, una hermosa época que compartía con mi familia, qué mal que este año no se va a poder; mañana los contactaré para que sepan que sigo vivo.
¿Será que llamo a Kaname a preguntarle un poco sobre cómo hacer que un yokai identifique sentimientos? Es decir, estudié mucho acerca de eso, pero Kaname Kuran era prácticamente superior en esa sección, sin olvidar que ya es todo un profesional en la psicología y en apoyar a su familia para hacer que los yokais tengan los mismos derechos que los humanos.
«Sí, mejor me contacto con él, espero que no esté ocupado».
―Joven Zero, ¿cómo hacen los humanos para celebrar navidad? ―preguntó Nanako mientras limpiaba los estantes con un trapo y mucha cera para madera.
―Normalmente es una celebración muy occidental, aunque lo hemos adaptado a nuestra manera. Se suele celebrar con un banquete familiar en la que incluyen pavo, también en armar un árbol en donde se pondrán los regalos, tradicionalmente los presentes se abren a media noche.
―Nunca hemos celebrado la navidad, pero se escucha interesante. ―Nanako caviló un momento y cruzó un brazo―. ¿Qué tal si lo celebramos esta vez?
Levanté una ceja y casi de me cae un libro de geografía, ¿cuál es mi manía en dejar que los libros de me resbalen de las manos?
―¿A Sesshomaru no le molestará?
―Para nada, el amo es indiferente a las celebraciones. Además, usted debe estar acostumbrado a celebrarla, y que pase esta navidad como un día más, sería un insulto de nuestra parte ―argumentó Nanako.
Celebrar la navidad aquí no sería lo mismo que con mi familia, en cambio, me emocionaba la idea de darle regalos a Nanako y a Sesshomaru, ya casi me pagan y puedo usar eso. De la nada, una duda vino a mi mente que no tenía nada que ver con el tema.
―Nanako, ¿cómo eran los tutores de Sesshomaru? Me refiero a los dos primeros, no me tienes qué decir nada del anterior.
Ella pareció dudar en decirme, como si estuviese en una pelea mental consigo misma, es cierto que respeta la vida personal de su amo, sin embargo, Zero era un tutor nuevo, tenía el derecho a saber un poco del pasado de su paciente.
―Para ser sincera, ninguno tuvo buenas intenciones desde el principio, digamos que se sentían superiores por “amaestrar” a un daiyokai. Al amo nunca le gustó que lo trataran así. Al primero que tuvo, le violentó y a cambio, el amo le arrancó la oreja.
Se me pusieron los vellos de punta con solo imaginar esa escena.
―El nombre del primer tutor era Hokai Anamiya, era un hombre de mediana edad y de poca paciencia, siempre hacía comentarios un tanto...desagradables con respecto a los inukamis, el muy imbécil también me trataba mal. El segundo no me trataba mal, pero reprendía al amo por todo, ya sea por su forma de hablar, de mirar y esas cosas, su nombre era Ranmaru Maushi, era el más inofensivo de los tres, pero eso no le quitaba el hecho de que al amo le molestara, incluso le atacó por ordenarle qué hacer.