Nodus Tollens

18: ¡Esa costumbre es extranjera!

Nanako me invitó a salir, también para comprar decoraciones y un árbol de pino para la casa, tuvimos que llevar muchas cosas y menos mal que ella es un Zenko, los zenko al ser antiguamente como mensajeros divinos, éstos desarrollaban una gran habilidad para guardar mandados por muy excesivos que sean.

Miré a los alrededores y noté que empezaron ofertas navideñas, tal vez le tenía que comprar un regalo a Nanako y para Sesshomaru, sin embargo, no sé qué es lo que le gustará, así que expreso mi inquietud con Nanako, quien se mantiene pensativa.

―No eres el único con esas dudas, joven Zero, el amo no es alguien que reciba regalos, así que no puedo estar segura de qué es lo que le gusta o no ―respondió mientras veía unos suéteres de lana―. ¿Le gusta alguno de estos?

Esto me recuerda a mi madre, cuando me sacaba de compras, ya que me quería ver con ropa nueva el día de navidad, no puedo evitar suspirar de la nostalgia y sonreír, soy un blando, tengo veinticinco años, debería superar estas cosas.

―Me gusta el rojo, se ve cómodo ―dije.

Hmmm, ¿será que el amo usará una de estas?

―No lo sé, parece muy formal como para ponerse un suéter de lana. ―Vi algo a la distancia, una decoración pequeña que no me acuerdo qué significaba en el extranjero, solo recuerdo que se tiene que colgar ya se en el marco de una puerta o como sea.

―¿Quiere eso? ―preguntó al darse cuenta de la dirección de mi mirada.

―Nunca antes decoré la casa con eso, pero se ve interesante, ¿sabes qué es?

―No, pero se ve bonito y sencillo.

―Concuerdo.

―¿Qué más hace en esta época del año?

―Beber chocolate caliente.

Nanako parece emocionada con la idea, incluso comienza a contar en que sabe una receta desde hace mucho, pero Sesshomaru no era muy amante de lo dulce, tanto que los jugos que bebe no contienen azúcar.

 

[...]

 

Como Sesshomaru no estaba en casa, decoramos el lugar por nuestra cuenta ―aunque no estoy seguro si colaboraría―, empezamos por decorar el exterior, tuve ayuda de Kagura y Melissa, como flotan, no se le era difícil adornar las orillas de techo, yo tuve que poner las luces del exterior, aunque la temperatura era tan baja que traspasaba la tela gruesa de mis guantes y me sentía un poco asfixiado por el frío. Pasé mis dedos por mi cabello y lo peiné hacia atrás para que los mechones que estaban en mi rostro no me molestaran.

―¿Puedo ayudar? Se ve divertido.

Esa voz me hizo bajar la mirada y sostenerme bien de la escalera, pude ver el rostro de un joven de tez bronceada y sus ojos eran de un azul profundo, aunque sus rasgos no dejaban de ser de esta región. No sé quién es, pero por sus orejas, me indica que es otro yokai.

―Oh, buenas tardes, creo que no te he visto antes por estos lugares ―dije en modo de cortesía.

―Vivo un poco más al norte ―señaló con un brazo―. No suelo pasar mucho por aquí, por poco y me desmayo al ver que estaban decorando este lugar.

Por lo que veo, parece que conoce a Sesshomaru.

―Oh, bueno, Sesshomaru me dio su consentimiento para poder celebrar navidad. ―Bajé de los escalones―. Mi nombre es Zero Kiryuu, soy su tutor.

El extraño alzó su ceja con extrañeza.

―¿Otro? No pensé que iba a tener otro, ¿acaso hizo algo malo?

―No, para nada, él mismo solicitó un tutor ―aclaré acomodando un poco mi bufanda, mi nariz se está enfriando.

―Vaya, esa gran bestia es una caja de sorpresas, creo que la plática que tuvimos hace meses lo inspiró ―bromeó.

No entiendo por qué le dice bestia a Sesshomaru.

―¿Por qué lo llamas así?

―Lo empecé a llamar así después de que se extendió el rumor de que atacó a uno de sus tutores y le arrancó una oreja.

¿Qué?

―Por casualidad… ―Miré a mi alrededor, no vi a Kagura ni a Melissa, deben estar decorando la parte de atrás. Otra vez miré al hombre―. ¿Sabes del tutor anterior que tuvo? Me da un poco de curiosidad ―murmuré.

―Ah. ―Miró al cielo por unos segundos antes de mirarme y responder―: No sé qué habrá hecho ese hombre exactamente, pero desde que llegó, la gran bestia nunca asomó su rostro al exterior, los únicos que salían era la zenko y ese tutor, pero la zenko parecía temerosa, tanto que una vez me preguntó qué le pasaría a un yokai si mataba a un ser humano.

Me parece muy extraño, ¿Nanako temerosa? La única vez que la vi alterada fue cuando entré a la habitación de Sesshomaru.

―¿Algún dato más de ese tutor?

―Tenía un olor extraño. Quiero decir, cuando llegó tenía un aroma humano común, pero cada vez que salía era como si dejara de serlo, no sé si entienda a lo que me refiero.

―Tienes razón, no entiendo, pero gracias por la información, joven…

―Koga, mi nombre es Koga.

―¿El lobo que se enamoró de su tutora?

―¡¿Acaso esa bestia te lo dijo?!

―Emmmm, no. Parece que todo el mundo sabe eso, se me hizo un poco interesante.

―Ah. ¿Puedo ayudarte con la decoración? Por un momento pensé que te ibas a desmayar

―No hay problema, mi cuerpo no es muy resistente a las temperaturas altas.

Veo aparecer a Melissa y a Kagura, quienes parecen un poco sorprendidas por la presencia del lobo. Aunque cuando vi salir a Nanako, se encontraba bastante tranquila, incluso sonrió cortésmente.

―Es inusual verlo tan cerca de la propiedad de mi amo, joven Koga.

―Me acerqué al ver que estaban poniéndole un poco más de vida a este lugar, amo mi trabajo.

―¿Su trabajo? ―inquirí en voz baja, pero Nanako me respondió la duda:

―El joven Koga se encarga de organizar salones y decorar lugares para celebraciones especiales, ya sea un día festivo, boda entre otras cosas que hacen los humanos.

―Por un momento pensé que se dedicaría a sicario personal del gobierno ―comentó Melissa con cierta malicia y eso hizo gruñir a Koga.




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