Nodus Tollens

19: Confusión.

La reunión con Kain fue relativamente corta, fuimos a beber té juntos, me dio las gracias por aquel consejo, ya que empezó a entender con su paciente, incluso me dijo en que sentía arrepentido al no considerar los sentimientos del Zentaur, quien se sentía incómodo de ser tratado como si nacer como una criatura mágica fuera un error en vez de una virtud. Me alegra saber que Akatsuki se empieza a entender con su paciente, de alguna manera así se podría derrumbar un prejuicio, en la que los tutores se basaban más en sus ideales éticos y los pasaba por encima de los intereses emocionales de los yokai.

―¿Y cómo te va con tu paciente? ―me preguntó mientras terminábamos de beber.

―Me va bien, estamos haciendo un gran avance, hay cosas que no me ha contado, pero creo que en un futuro podrá contármelo.

Él asintió y luego miró mi cuello.

―¿De dónde sacó ese lapislázuli? Escuché que son muy caros.

Ah, se me olvidó ocultarlo bajo el abrigo, y así hice, una gema cara suele ser codiciada.

―Me lo dio mi paciente, me dijo que lo usara en todo momento.

―Es un lindo detalle, supongo que formaste un buen vínculo como para querer que estés protegido, sin olvidar que los daiyokai no suelen ser muy demostrativos.

Sonreí e incliné un poco la cabeza.

―Supongo.

Me decidí a comprar regalos para Nanako y Sesshomaru, busqué en muchas tiendas, decidí en una esfera de nieve para Nanako, a ella le gustan los adornos de mesa o repisas, y como Sesshomaru es un enigma, traté de buscar algo que pudiera usar como ¡un brazalete de placa! Al principio quería que tuviera su nombre, pero sentí que era más para una mascota, tampoco se me ocurrió nada para que grabaran, hasta que leí una tarjeta con una frase corta: Mañana es incierto, ayer es pasado y el hoy es un regalo; hice que me envolvieran los regalos, menos mal que tengo dinero guardado para emergencia.

Miré una vitrina por un tiempo, ya que había una hermosa pluma fuente, me gustaba admirarlas de vez en cuando.

Se me vino a la mente el tema sobre el beso, como si quisiera colarse en mi cabeza, «¿habrá besado anteriormente? Sé que es virgen, pero no me puedo creer el hecho de que ese fue su primer beso» llegué a la conclusión en que no era el primero, se lo preguntaré.

―Buenas tardes, parece que nos vemos nuevamente ―esa voz me hizo voltear, era el hombre del tren, por lo menos usaba abrigo. Sus ojos eran de un hermoso color azul, algo que no había notado antes y su cabello negro y espeso me resultaba hermoso, incluso esos pequeños bucles que se formaban en las puntas.

―Buenas tardes.

No debo descuidarme, este hombre hizo que Sesshomaru y Nanako entraran en alerta, tendría que irme lo más pronto posible de esta situación.

―Es cierto que no me presenté aquella vez. ―Extendió su mano enguantada―. Soy Naraku Omugino.

Bueno, no corresponder al saludo sería de mala educación de mi parte, así que estreché su mano.

―Zero Kiryuu, un placer.

―Pedo ver que está interesado en esa pluma.

―Ah, me gusta mirar las vitrinas, estaba matando un poco de tiempo. ―Sonreí por cortesía, no quiero parecer amargado.

El hombre tenía una gestualidad que lo hacía bastante interesante, me imagino que una charla larga con él no se tornaría aburrida.

―Esta es la segunda vez que me cruzo con usted en esta ciudad, por no contar la ocasión del tren. Es raro no verle acompañado por aquel hombre.

Presiento que conoce a Sesshomaru, es como si fingiera desconocerlo.

―Supongo que sí, aunque no es la primera vez que camino solo por la ciudad. ―Hago como si mi celular estuviese vibrando una alarma―. Ah, qué mal, ya me tengo que ir, supongo que debemos dejar la charla en otro día.

Él sonrió amigablemente.

―Parece que sí, nos vemos otro día, joven Kiryuu.

―Nos vemos. ―Me doy la vuelta para irme.

―¡Por cierto! ―. Freno ante lo que quería agregar― Dile a Sesshomaru que Naraku le envía saludos.

Tengo un mal presentimiento sobre esto.

 

[…]

 

Fui recibido por Nanako, quien me esperaba con una bolsita de dulces, por lo que dijo, era un pequeño recado del monje Miroku, menos mal, porque necesitaba azúcar en ese momento, mucho té simple me deja intranquilo. Con suerte, se trata de dulces extranjeros, algo que siempre me fascinó, ya que los dulces de aquí son muy diferentes.

―¿Y Sesshomaru? ―pregunté.

―No ha llegado, de seguro que se encontró nuevamente con Yuki-Onna, esa mujer ama alimentarse del aliento de las personas que se pierden, últimamente se ha visto en callejones y suburbios, supongo porque no todos los humanos están dispuestos a vagar por bosques, campos y montañas, sobre todo por las noches.

Cuando apenas era un niño, siempre me preguntaba en porqué no encerraban a Yuki-Onna, y la respuesta era simple: era complicado sellar a un espíritu de energía maligna como ella, aún se sigue buscando una solución, incluso experimentan con gemas para poder crear una que fuese capaz de sellar espíritus. Normalmente los espíritus malignos existían para asustar y mortificar personas sin matarlas, ya que se alimentan del miedo, antiguamente se cree que se trataba de almas que no encontraron la paz cuando sus cuerpos perecían, sin embargo, Yuki-Onna fue catalogada como un demonio hace unos años, ya que se alimenta más de vidas que de miedo.

―Ah, ya veo. Voy a colocar los regalos bajo el árbol.

―¿Le fue bien con su amigo hoy?

―Sí, fue una reunión bastante amena. Por cierto…

―¿Sí?

Quería preguntar a Nanako si conocía a Naraku, pero creo que ella intentará evitar el tema o me dirá que era un asunto que solo su amo puede contestar. ¿Qué es lo que esconde tanto este par? Por un momento pensé que esto iba a ser sencillo, aunque nunca creí que iba a ver misticismo en el medio.




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