Noir, el saqueador, y el ídolo de la destrucción

El ladrón y el magnate de la mafia. Pacto de trabajo. Devuélveme el rostro de oricalco y tú el libro. La aparición de Von Kramer.

 

 

                      Lo que no sabía es que ese famoso libro que tanto quería tenía todos los planos necesarios para el famoso ídolo.

 

Ya estaba amaneciendo. Fue tal que despertó de inmediato del golpe que le habían propinado. Al incorporarse tenía a cinco de los maleantes de negro. El reptil saurio, mano de derecha de Car. Y Car en el centro con su mirada penetrante y una sonrisa escatimada. Mikonos estaba atado de pies y manos en una silla, y los dos hombres que lo persiguieron a su lado. Estaba entumecido por el porrazo en su nuca. Aunque de antemano sabía lo que sucedería. Le intrigaba como un saqueador ¿Qué era lo que ocurría? No recordaba en su pasado haber cometido algún acto de vandalismo, o trágico que lo llevara a ello. Si tenía enemigos, pero eran algunos malhechores sin sentido. Un jefe de mafia grande no se molestaría por un simple ladronzuelo de tonterías.

  • ¡Oigan!…¡Tengo muchas preguntas!
  • ¡¡Silencio ser inmundo!! –  Expresó el saurio, el jefe esta entre nosotros – El señor de la ciudad, del cinturón de Orion, Mister  Wanterlund Car – Le ahorramos la explicación, ¿Y el por qué esta aquí? Si él lo quiere, usted debe obedecer al señor.  
  • ¡Calla! – Ordena Car. Y camina lentamente –… ¡Quizás fue precipitado, pero me interesan sus servicios!.... Don Mikonos Noir, o mejor dicho Looter. -

Mikonos sentía el dolor punzante en su cabeza por el golpe. Era un moretón fuerte.

  • A lo siento, espero mis muchachos no lo haya tratado mal. Suelen ser un poco agresivos. ¡Usted sabe!, En los negocios sobre todo. -
  • ¡¿Podrían desatarme por lo menos?!
  • ¡No…! - Expresó uno de ellos, adelantándose.
  • Las sogas son como una suerte de contrato entre las partes, ¿Entiende? Solo queremos contratarlo.  – Expresa Car con una oratoria parsimoniosa. -
  • Por lo menos si querían mis servicios me podrían haber llamado, o dicho.
  • Si, es verdad…¡Ja!.¡Ja – Se ríe Car – Pero me agrada ese sutil toque de persecución, miedo y golpes, que solo los maleantes pueden otorgar.
  • ¡Muchas gracias! – Dijo con ironía.

 

 

  • Bueno pasemos a lo interesante señor Mikonos. Como vera estamos en tiempos muy interesantes en los cuales tanto la galaxia de Orión, como las Pléyades, Andrómeda y otros se disputan el poder las diferentes razas. Incluso muchos ante ello. Y el peligro inminente han escapado lejos a fin de resguardar la seguridad.
  • ¿A ver si adivino? ¿Quiere asegurarse estar allí en la trinchera del poder?
  • A usted le encanta determinar la situación parece. ¿Quién no quiere poder? –Car expande sus brazos y manos como un todo y luego le da la espalda a Mikonos y camina hacia una gran ventana – Allá y aquí y en todas partes se puede tener poder. – Cierra su puño derecho – Se puede dominar ¡¡Je!! ¡¡Je!! – se queda callado y coloca sus manos detrás tomadas como pensando –
  • No creo poder ayudarlo. Solo soy un simple looter. No me dedico a esas tareas
  • ¿Pero si aún no sabe qué le pediré?
  • ¡Fácil! Unirme a usted.
  • ¿Tú? No lo veo posible. Solo preciso sus servicios para un trabajo.
  • ¿Un trabajo? ¿A qué se debe?
  • ¿Ha oído hablar del ídolo de Aldebarán?
  • ¿El ídolo de la civilización Mu? Creado por Jerarca Polux  y con la ayuda de el creador de maquinas,  Hefestos Paulo. Los mú una estirpe de súper seres que fueron habitar el planeta celeste al que llaman tierra y luego desaparecieron de forma extraña. No, no he oído de ellos. Así que si me disculpan me largo. Tengo otros encargos.
  • Es gracioso cuando quiere – Sonríe irónicamente – Los mu, crearon un monstruo por así decirlo para complacer a su dios en el planeta Betelgeuse. Algo macabro que no pudo descifrarse.
  • ¡Ohh! Vamos es solo una leyenda oral como Tartaria o atlantes.
  • ¿Realmente lo és? – camina hacia un escritorio en el recinto de la oficina. Los cuadros de muchas figuras políticas observaban colgados en paredes color oscuros y el gran ventanal con las cortinas abiertas dejando al descubierto la ciudad. Car, llega al escritorio y abre su gaveta. Toma una caja y la cierra y se dirige a Noir. La abre y de allí saca un viejo mapa con una llave de cobre. Se acerca a Noir a coloca frente a él.
  • Interesante. ¿Le gusta la arqueología parece? – Se burla Mikonos. Detrás recibe un coscorrón. Car levanta la mano para que se detenga su custodia.
  • Me sorprende que teniendo su existencia en juego, aún haga bromas.
  • Me gusta tomarme las cosas en serio. Ya sabe para no tener una vida aburrida.
  • Eso me agrada. Esta es la llave de algún artefacto que dirige al ídolo, y un posible mapa de ubicación. Nuestras fuentes lo ubicaron de mercaderes clandestinos del valle santo.
  • Esos seres, sí que lo tienen todo – Dijo Mikonos. – no hay certeza de que lo sea.
  • Lo és y ahí entra usted a investigar y encontrarlo.
  • ¡Oiga!... Soy un ladrón.
  • No se preocupe. Tendrá un ayudante a su lado.
  • ¡Trabajo solo!
  • No esta vez.
  • ¡No lo haré!... No voy a perder mi tiempo por un objeto extraviado de una civilización pre antigua y enclenque – se mofó Mikonos con sus ojos, y mirada desprestigiando a todos. – Haga conmigo lo que desee.
  • Ni siquiera por cinco millones de chelin

Los ojos de gato se colocaron en modo signo de billete.

  • ¿Cuánto?
  • ¡Ja! ¡Ja! Y solo para el comienzo.
  • ¿Cuando empiezo?
  • Así me gusta. Mentalidad, mercenaria. Querido saqueador.  -
  • Bueno. No es que no me guste el dinero. – Expresó con desagrado – Podrá salvarme con estas sumas – Se dijo.
  • Empezaremos de inmediato. Deberá trabajar con la doctora y arqueóloga Cih

El rostro de Mikonos se desfiguró.

  • Ya le dije que trabajo solo. Tal vez mi grupo confiable.
  • Cih. ¿Ven aquí? – Da la orden Car con un movimiento de su mano. Una puerta se abre.




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