Noir, el saqueador, y el reloj de Léviatan

El looter. La jungla peligrosa. El hongo hipnotista. Campo de Flores mortal. Pueblo II

El looter. La jungla peligrosa. El hongo hipnotista. Campo de Flores mortal. Pueblo II. –

El hongo es un alucinógeno. ¿O un depredador?

Un hombre debe hacer todo lo posible para aparentar total discreción en una situación embarazosa. -

  • ¡¡Jungla terrible!! – Maldecí por los cardos espinosos que me estaban picando de forma agresiva, en cuanto avanzábamos. La vegetación es peligrosa, y el pueblo de Bettum con esos fantasmas creados por ese humanoide fue demasiado.
  • Podemos curar sus heridas señor Noir. – Explica Xa. -
  • No es necesario. – Manifesté - ¿Qué tan lejos pueden haber llegado? Ya hemos caminado demasiado. –

En terreno que estaban surcando comenzaba a convertirse en un manglar pantanoso. Ello podía dar lugar a peligros insospechados, por lo que nos detuvimos unas horas para verificar el radio de la zona.

El grupo liderando el camino con Filomena y Kevin a lomo de caballo. Ambos habían modificado según su conteo un sendero distinto debido al pantano. Por suerte la raza de los caballos en Onion, es mucho más poderosa. Se les llama con el mismo nombre que los terrestres del planeta tierra, pero su contextura varia. Posen más de cuatro patas, y algunos tres ojos.

Me detuve a experimentar el sentido de pesadumbre con relación a una misión y mi responsabilidad, mientras nos dirigíamos en la búsqueda de los demás miembros. -

Vivo en una realidad que no me da tregua a la hora de tomar decisiones. Soy demasiado afortunado, o desdichado. Según el resultado de tales. Quisiera que fuera fácil, pero no lo es. Sea como sea, soy quien padece cada camino con sus encrucijadas.

También me he acostumbrado a trabajar con determinadas especies. Entre ellas las de terra, que son humanos hechos y derechos. La raza terrícola ha llegado a otros mundos y se ha esparcido. O dicho de otro modo. La han originado y desparramado. – Sin embargo, esa es otra historia. -

Caciope, observaba siempre que podía acercándose a la ventana, para saber si tenían novedades mías. Se alguna manera se sentía con cierta culpabilidad. -

  • Ya deja de preocuparte por ese inútil, preocúpate por tu pareja – Explaya Patricia
  • No me preocupo por ese inútil cargador, solo es porque tiene dos de nuestros cybors. Y es el cargador encargado, elegido por Santos.
  • ¿Seguro que no le viste algo a ese monstruo de las montañas? ¡¡Ja!! ¡Ja! – Se ríe Patricia

Aron se distrajo por unos momentos, y preguntó sobre la plática.

  • ¿Están hablando sobre ese gato semi humano? Lo único que vi productivo de él, es que tiene experiencia en armas de fuego. Dispara relativamente bien.
  • Si no fuera por ese tonto, no hubiéramos escapado
  • No sigas defendiéndolo, o tu prometido explotará -
  • No podemos darnos el lujo de perder equipo y personal – Comentó seriamente Caciope – Y Cistema – Y guardó silencio, al ver que Jazmín observaba perdida el paisaje que viajaba más rápido que la carreta-vehículo. –
  • Lo siento. –
  • Lamentablemente es lo que sucede, por descuido - Comenta Philip descaradamente y sin importarle nada en relación a los sentimientos. -
  • ¡No seas iluso! – Argumenta Caciope
  • Era una persona más de la familia Santos. – ¿Ni modo? – Nunca nos llevamos bien. –
  • Pero, no dejaban de ser una familia. Parte nuestra – Explicaba Caciope. –
  • ¿pueden guardar silencio? –Ordenó Jazmín – Lo hecho, hecho esta. En su sano juicio, cometió un error, y lo pagó caro. – Si queremos que la misión sea un éxito debemos mantener todo el equipo listo, y ser precavidos. Guardar los cuidados personales, es una obligación. Y si hay que arriesgar personal para continuar, será así entonces. –
  • ¡Tú no mandas, niñita! – Argumentó Philip – Sirve más esa boba de cargadora que tú. –
  • ¡Cierra esa boca de mierda que tienes! –
  • ¡Dejen de pelearse! – ¡Y estemos alerta! – Manifiesta Patricia. –

Caciope, se asomó nuevamente a la ventana. Delante del carruaje, el cabello de Ernest llevando a Beatriz que lo abrazaba fuertemente por atrás, y entre el despiste susurraba besos en su oreja, riendo aquél sin preocupaciones. Ella, agachó la mirada, y regresó a su posición sentada, recogiendo de su bolsillo el móvil, en el cual veía y reveía una plática de Ernest, privada con Beatriz.

  • Es solo una prometida que uso para deleite y sugerencia de mi padre. No iremos juntos tú y yo Beatriz.
  • Eres adorable, no me importa, pero ya deja a esa mujerzuela. Lo único en que piensa es en estudiar y trabajar constantemente.
  • ¡¡Todavía, sigue siendo mi pertenencia!! La cortaré cuando me dé la gana. Me interesa el poder de la casa Santos, y tu como mi reina, luego desecharé a Caciope. –

CaciopeCih, huérfana, por un ataque enemigo a su pueblo. Adoptada por la casa Santos. En su niñez, adolescencia y juventud, primeros lugares en todos los emblemas que hacen al profesionalismo. Nunca se enamoró, y no sabe lo que es. Pero aceptó ser prometida de Ernest como una propuesta de Santos. Con el tiempo se llevaron bien en un principio, pero luego, ella comenzó a descubrir verdades ocultas, y a esconderlas para no sentirse una basura. Él, es el primogénito después de todo, y ella una dama como todos los demás integrantes. Anímicamente estaba frustrada pues de alguna manera le había tomado ese cierto cariño a Ernest. E incluso ella se acostumbró a él, y los demás integrantes, dándosele a comprender que ella era una noble superior hacia todo lo que hay a su alrededor. Sin embargo, así mismo se sentía mal. Beatriz apareció entre los dos, y todo lo que Ernest formulaba, eran al final de cuentas, puras mentiras. Caciope no tiene remedio más que contemplar el paisaje perderse como lo hace Jazmín.

Entre los arboles vetustos y el lodo, el tiempo de salida se estaba ralentizando. La jungla, o bosque negro, estaban en su mayor esplendor.




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