N O L A N
De acuerdo, haber accedido a su jueguito de preguntas estúpidas fue una pésima idea, ahora me encontraba en un interrogatorio, del cual comenzaba a hartarme, pero que debía seguir soportando. Muy bien este es el plan: si logro hacer que la escasa relación que hay actualmente entre los dos mejore y que pueda tolerar cualquier cosa que se le ocurra, podré salir esta vez con Camille. Una teoría muy, sí, muy poco probable a que eso pase, también, pero era lo único que tengo en el momento.
–La mayor parte del tiempo me la paso jugando videojuegos con Lyssander, en mi casa–lo último lo susurré, me he preguntado muchas veces porque nunca vamos a la suya–, él es mi amigo–aclaré cuando levemente volteé a verla y ella ladeó su cabeza hacia un lado, asintió un poco y regresé la vista al frente–. Hay veces en las que suelo tomar mi cámara y hago un par de capturas de cualquier cosa que llame mi atención, generalmente son paisajes.
Quería decir algo más, pero no me sentía lo bastante seguro como para admitirlo, a pesar de que la chica quizás no le importase. Pero la verdad era que no suelo sacar la cámara de mi cuarto, y la fotografía es una actividad que mantengo en secreto desde hace algún tiempo, ya que a mi padre no le parece algo de provecho el usarla, para él seria más satisfactorio verme dentro de algún equipo deportivo o, aunque sea verme dentro de algún otro club, que obviamente no sea el del periódico escolar.
Mientras esperábamos a que el semáforo cambiara de color, la chica empezó a hablar sobre su familia, como si yo le hubiera preguntado por ella, olvidando por un momento cual era nuestro acuerdo.
–Deberías de ver lo difícil que es cuidar a un niño como Louie, es un pequeño demasiado incansable, parece que jamás se le agotará la pila. Pero eso sí, solo vive para hacerme sufrir, a su corto edad me ha ocasionado mayores molestias que Matthew, ¿conoces a Matthew? claro que debes de conocerlo, digo ¿quién no conoce a mi hermano?, es parte del equipo de futbol, además de que si me conoces a mí lo identificas a él, ya que es casi idéntico a mí, solo que, en hombre, y un poco más alto… perdón–la miré disimuladamente y ella agachó un poco la cabeza después la alzó–¿cómo es tu familia?
«Mi familia. Buena pregunta Melody».
Otra historia demasiado gastada: el chico que odia su vida familiar a causa del divorcio de sus padres y el abandono de su madre, además de que su padre se haya casado con una mujer mucho más joven que él, y ha eso hay que agregarle una hermanastra, que es la única con la que mantienes comunicación. Eso, en resumen, es mi vida familiar. Iba a responderle cuando el color del semáforo cambió, haciendo que las demás personas que se encontraban a nuestro alrededor se bajaran de la banqueta y atravesaran el cruce peatonal, nosotros hicimos lo mismo, salvo que tuvimos que correr al final, ya que estaba a nada de que volviera a cambiar. Cuando llegamos del otro lado, la chica volteó a verme esperando una respuesta. Solté un pequeño suspiro que me tomó desprevenido.
–Padres divorciados, una madrastra más joven que mi padre, no les hablo a ninguna y mi madre no habla conmigo, además de que tengo una hermanastra que es la única de la familia con quien mantengo comunicación–una sonrisa un poco forzada apareció en mis labios.
Si responder preguntas incomodas era parte del proceso de socialización con una chica, yo gustoso lo haría, porque la meta final no era ella, sino Camille.
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M E L O D Y
«Muy bien, chica, acabas de tocar una fibra sensible, lo mejor será que retrocedas con cautela y no causes más daño».
Perfecto, lo que no quería que pasara, está sucediendo. Al parecer esto del nuevo comienzo tampoco iba a salir del todo bien si yo seguía abriendo mi boca y soltaba preguntas demasiado personales a diestra y siniestra, además de que perico enjaulado, hablando y hablando, enredando al pobre chico con todo lo que decía, pero es que no puedo evitarlo, cuando estoy nerviosa tiendo a hablar demasiado, más de lo habitual.
–Perdón, no debí de haber preguntado–ahora si me sentía realmente acomplejada.
El chico negó con la cabeza, como intentando quitarle importancia y continúo caminando. Lo seguí. Ahora, el aire que había entre nosotros era silencioso, o quizás yo solo le percibía así, ya que la única que se encargaba de mantener la conversación a flote era yo, yo y mi boca enorme. Decidí que lo mejor era que calláramos hasta llegar a la heladería, sino no tendríamos nada de que hablar cuando lleguemos.
No quería voltear a ver a Nolan, así que lo único que hacía era mantener la vista fija en el piso, y el cual tenía pequeñas manchas grisáceas, donde hace algunos años, o incluso meses, había sido tira una goma de mascar, también había basura de las hojas de los árboles. Todo iba bien hasta que mi cabeza chocó con algo sumamente duro. Desconcertada por lo que había pasado, puse mis manos sobre la zona que comenzaba a punzarme, podía sentir mis mejillas calientes a causa del enrojecimiento por la vergüenza. Sé que todos los demás han de estarme viendo, no quería alzar la vista, quería seguir escondida entre mis cabellos, si es que eso es posible.
–Por dios, niña, ¿estás bien? –preguntó la voz de una anciana que quien sabe donde demonios andaba–. Deberías de tener la vista fija en el camino y no en bobadas–me regañó–, y tú, ¿por qué no cuidas a tu novia? Se ve que es demasiado torpe.