Nolan & Melody

D I E C I S I E T E

N O L A N

–¿Qué demonios acaba de pasar? –preguntó Lyssander, una vez que nos alejamos de las chicas–, ¿cómo carajos dejaste tu ropa en la casa de aquella chica? –aquello lo había dicho con cierto tono de burla.

–Sólo fueron mis sudaderas… Había estado lloviendo, y además no sé porque me tengo que justificar ante ti–llegamos hacia donde íbamos en primer lugar: mi casillero.

Abrí la puertecilla color azul, adentro se encontraban un par de libros, el horario y había un hueco perfecto para poder guardar ahí lo que me acababa de dar Melody. No quería pasearme por toda la escuela con aquella ridícula bolsa.

–Cómo sea–el chico se encogió de hombros–. Pero hey, no has perdido el tiempo, ¿eh? –me codeó un poco mientras me dedicaba una sonrisa triunfadora–, ¿cómo le has hecho?

Cerré mi casillero.

–¿A qué te refieres?

La sonrisa de mi amiga se desvaneció un poco y negó con la cabeza, se colocó los lentes y ambos retomamos el camino hacia los vestidores, nos tocaba deportes.

–De que te sirve ser tan inteligente si cuando debes usar el cerebro no lo haces. A lo que me refería era que has conseguido dos chicas, creí que solo estabas loco por Camille, aunque veo que ya la estás olvidando…

Sin evitarlo solté una carcajada, apagando las palabras de mi amigo. Lo que acaba de decir sonaba bastante ridículo, además de imposible de creer. No puedo ni siquiera hablar bien cuando estoy enfrente de una chica, en especial con Camille, dudo mucho que pueda ligar con dos al mismo tiempo.

Negué con la cabeza.

–Está bien contar chistes, pero no se trata de exagerar–exclamé–. No sé de donde demonios se te ocurrió esa idea, pero no. Melody es mi compañera en el periódico escolar.

–Jamás creí que tu compañera pudiera ser tan guapa, es decir, casi todas las chicas que están dentro del periódico escolar son… Bueno, ella es linda–se encogió de hombros–. Tienes demasiada suerte, amigo, estás rodeado de pura belleza… no creí decir esto, pero, creo que es más hermosa que Camille.

–Sí, creo que sí–respondí sin pensar mientras doblábamos hacia la izquierda.

–No puedo creer que hayas dicho eso.

–¿Decir qué? –pregunté un poco distraído, la verdad era que no había prestado atención del todo a lo que había dicho, dejé de escucharlo después de que empezó a decir que todas las chicas del periódico escolar no valían la pena, como aquella conversación.

–Que digas que Melody es más linda que Camille… ¿te parece guapa?

El chico se detuvo y yo hice lo mismo, y sabía que estaba viéndome a través de sus gafas oscuras, esperando una respuesta. Aquella pregunta me había tomado por sorpresa, acaso ¿yo dije eso?, sólo había respondido por responder, sin detenerme a pensar mucho en lo que estaba diciendo o tener que idear un cometario, normalmente es lo que suelo responderle cuando empieza a decir tonterías como aquella.

–¿Qué? –pregunté–, o sea sí, pero… la verdad nunca había pensado en eso.

Y era verdad. Nunca me detuve a pensar en lo linda que era, y no era porque no quisiera hacerlo, sino porque cuando te ven desnudo no te detienes a pensar que la chica es linda o no, a causa de eso tuve muchos problemas para estar junto a ella. Pero ahora que el problema parece haber quedado atrás es que nunca me detuve a verla de ese modo. Se me hacia tan natural verla, estar con ella, a pesar del poco tiempo que hemos estado juntos, que pareciera que nos conocemos desde hacía años.

Lyssander parecía estar conforme con mi respuesta y continuó caminando, pero yo no lo hice. Analicé lo que acababa de pensar. No me había dado cuenta de cuando sucedió, o cómo pasó, pero sin siquiera pensarlo, la chica me hacia sentir bien, seguro y cómodo.

Pensar en eso hizo que sonriera.

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M E L O D Y

–De acuerdo, cuéntame, ¿qué fue lo que pasó? –Kathya se había sentado en una de las almohadas que había colocado en el centro de mi habitación.

Sí, ella sola se había invitado a mi casa después de clases, lo cual no me molestó, sino al contrario, hizo que me sintiera aliviada, aquello era señal de que la pelea había quedado atrás, o al menos eso espero, y que estábamos a un paso de hacer las paces. Además, ninguna de las dos sabíamos que era estar peleadas. Pero de todas formas no quería contarle lo que sucedió con Nolan un día antes sin arreglar nuestros problemas. 

–Antes de que cuente que es lo que pasó necesito arreglar las cosas contigo…

La chica me había interrumpido, alzando una mano delante de mí rostro, pidiéndome que me callara. Hice una mueca, si yo quería arreglar las cosas, ella no me dejaba. Antes de que pudiera reclamarle porque no me dejaba hablar, fue Kath quien tomó la palabra.

–No, tenías razón–se acomodó un poco mejor en su lugar–. No puede forzar a nadie a hacer algo, en especial si no se siente cómodo, y lo siento… si alguna vez te he obligado ha hacer algo que no querías o si te he fallado como amiga y te he hecho sentir incómoda, sabes que esa nunca ha sido mi intención.

Extendió su mano, poniendo su palma boca arriba, animándome a que yo pusiera la mía. Sin dudarlo coloqué mi mano sobre la suya, y ella cerró sus dedos alrededor de los míos. Era una forma de darnos el saludo de la paz, y un gesto que dejaba claro que la pelea entre nosotras había terminado. Pero antes de que la chica me pidiera el chisme, quería contarle mi versión.




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