Nolan & Melody

V E I N T I U N O

N O L A N 

No pude advertir antes a Melody de lo que se había atravesado en su camino, estaba demasiado concentrado escuchando los pensamientos que no se habían callado en toda la noche, y que tampoco parecían querer dejarme en paz en la escuela. No parecía quejarse, solo había tomado su rostro y lo ocultaba entre sus manos, para cuando Camille salió yo di un par de pasos de regresó hacia atrás, alejándome de la chica.

–¡Ay!, ¿estás bien?, perdóname, en serio, es que no te vi. Melody en verdad lo siento–se disculpó, en un principio sus ojos no estaban puestos en ella, sino en mí, así que incomodo escapé de su mirada.

–Sí, estoy bien.

–¿Estás segura? Debería llevarte a la enfermería.

–No te preocupes estoy bien–por unos segundos levantó su rostro para después volver a agachar la mirada–. Debo irme–se alejó.

Iba a ir tras ella, pero la mano de Camille me agarró, de forma delicada, la miré a ella primero, y después a sus dedos, que abrazaban mi antebrazo. Sus ojos parecían un poco bañados por la pena que había causado al golpear a Melody accidentalmente, pero también parecía haber un poco de satisfacción escondida.

–La llevaré a la enfermería, no te preocupes–me zafé con delicadeza de sus dedos, que en un pasado hubiera dado todo lo que poseyera para que tocaran de aquella forma.

–Está bien–murmuró, y se quedó en silencio, como queriendo expresar algo más, pero no lo hizo. Fui tras la chica. Quizás quería decirme: “Está bien, pero eso no era lo que te quería decir”.

 

Después de haberle insistido un poco, terminé llevándola yo mismo a la enfermería. No estaba en mis planes tomarla de la mano y guiarla como niña pequeña por los pasillos hasta llegar a la puerta. Pero aun así tampoco la solté. Melody tampoco parecía interesada en soltar mi mano.

–Melody, ¿qué es lo que pasó ahora? –preguntó la enfermera en cuanto nos vio entrar al cubículo que tenía asignado–. No te habrás mareado de nuevo, ¿verdad?

–No, está vez no. Ahora me he golpeado y vine por algo de hielo–se soltó de mí y se acercó hacía una silla, dejando su mochila a un lado.

–Veamos–comentó la mujer mientras se acercaba a ella, examinó un poco la zona del golpe y después desapareció, apareciendo de nuevo con una compresa en sus manos–. Toma querida, esto bajará un poco la hinchazón, pero aun así dejará un moretón y el dolor lo puedes aliviar con ibuprofeno en gel. Menos mal que tu novio te trajo, la vez pasada llegaste sola, parecía que te desmayarías en cualquier momento–sonrió.

–¿Qué? –dijimos ambos al mismo tiempo.

–Él no es…

–Ella no es mi novia–terminé yo, por ambos.

La enfermera soltó una pequeña risa, y dijo que eso sería todo, que no era necesario que se quedara más tiempo, pero que regresara si empezaba a sentir nauseas o mareos. Quien pronto sentiría eso era yo, ¿por qué siempre tenían que confundir a Melody con mi novia?

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M E L O D Y

Lo que había pasado ahí adentro fue en verdad vergonzoso, ¿acaso Nolan y yo parecíamos una pareja? Es la segunda vez que alguien lo dice, y la idea que los demás puedan percibirnos así hace que me sienta extraña; no incomoda, pero sí prende en mí una señal, como una alarma. Tal vez sea porque al entrar íbamos agarrados de las manos, pudo haber sido eso, aunque, alguien puede tomarse de las manos sin ser nada, ¿cierto?

–Debemos irnos, si llegamos tarde Mitchel nos matará.

Esta vez no me tomó de la mano, y yo no los observé.

Caminábamos manteniendo una gran distancia entre ambos, intentando parecer dos desconocidos con el mismo rumbo. Era tanto el espacio, que dos chicas que iban en sentido contrario a nosotros pudieron pasar sin problemas entre los dos.

Al llegar frente a la puerta que tenía colgada una placa dorada en la que se podía leer PERIODICO ESCOLAR, nuestras manos chocaron al momento de que ambos intentamos tomar la perilla. Solté un bufido, entre molestia y sorpresa. En este punto que la vida me pusiera estas trabas me parecía un chiste de mal gusto, y es que yo no podía verlo de otra forma más que esa. Retiré mis dedos al instante que sentí que los suyos rozaron los míos y dejé que el abriera. Una vez adentro los demás nos esperaban, al vernos llegar Mitch no hizo más que alzar una ceja mientras tomábamos asiento.

–Bueno, no se queden en la puerta, tomen asiento–la chica señaló los lugares desocupados, los cuales estaban en zonas opuestas de la mesa.

Caminamos entre las miradas silenciosas hasta llegar a las sillas negras. Al acomodarme en mi lugar la chica comenzó a hablar, sobre la edición que había salido y lo emocionada que estaba, pues al llegar vio que muchos de los estudiantes estaban leyéndolo con cierto interés, después pasó a felicitarme, al igual que el resto de la mesa, pude ver como Nolan aplaudía lentamente, una pequeña sonrisa se había asomado en sus labios, una que desapareció en cuanto mis ojos dieron con los suyos.

–Es momento de que me digan sus propuestas para el próximo número. –Isadora había sacado su IPad, en la cual comenzó a teclear algo de forma rápida–. De acuerdo, empecemos con Isaac, ¿qué es lo que quieres hacer esta vez en la sección escolar?




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