Nolan & Melody

V E I N T I D Ó S

N O L A N

–Está bien, repítelo, ¿qué tú qué?

Frente a mí se encontraba Lysander, quien portaba una cara de incredulidad, incluso hasta podía decir que burla, ¿qué era lo que le causaba risa? ¿Lo que le había contado? O ¿el hecho de que me estoy empezando a morir por los nervios? Y aunque no parezca nada novedoso, esta era la primera vez que iba a salir con una chica y aunque anteriormente ya me he encontrado a solas con Melody, esta vez era diferente, se sentía distinto.

–Ya me escuchaste–murmuré, colocando dos dedos en el puente de mi nariz y sujetándolo con fuerza. Solo está ocasionando que me desespere–. Parece ser que he invitado a Melody a salir–volví a decir en un tono de voz más bajo.

–De acuerdo, de acuerdo. Lo siento, pero es que me parece increíble, que tú, amigo mío, hayas logrado hacer aquello, te he visto coquetear a lo largo de estos años de amistad y créeme, apestas–lo miré mal–. Pero ¡hey!, has logrado invitar a salir a una chica, ¿no es así?

Casi–lo corregí–. No es una cita como tal, es decir, vamos a hablar de cosas del periódico escolar, es más como… una salida de amigos que irán a hacer un trabajo escolar.

El chico frunció el ceño un poco.

–Si eso fue lo que pasó, ¿por qué estás diciéndome que la invitaste a salir?

–¡Agh! –me tapé el rostro con las manos, un acto de desesperación y heche mi cuerpo hacia adelante.

Bien, bien. Como siempre, Nolan al desastre. Empezaba a sentir que aquello no era para tanto, por lo menos por parte de Melody, quizás ella lo vea de esa forma: como una salida casual con un amigo, o compañero (no creo que me considere su amigo), para trabajar en un aburrido proyecto de un taller que debió de haber cerrado hace años, y el único que se está predisponiendo a los hechos soy yo. Y eso no hacía más que aumentar el nerviosismo, porque también estaba el otro lado, y ¿si ella también cree que es una cita?

–Ok, veamos–volvió a hablar Lyssander después de aquel acto de desesperación por mi parte–, ¿qué fue lo que le dijiste con exactitud y cuál fue su reacción?

Le conté que era lo que me había dicho Melody antes de que yo le cambiara la propuesta, después lo que yo comenté y finalicé describiéndole todo lo que había visto pintado en su rostro, las emociones, el sonrojo de sus mejillas, el brillo de sus ojos, su sonrisa…

–Ya entendí, Nolan, estaba demasiado emocionada de que la hayas invitado a salir–me cortó el chico, dejando mi explicación al aire–. No entiendo porque tendrías dudas, ¡está clarísimo! Como para ser un chico que presume de su inteligencia, creo que a veces llegas a ser demasiado estúpido, amigo.

–¿Cómo?

Lyssander se giró hacia mí después de mirar con un poco de frustración hacia el frente.

–Sí, mira, lo que pasa es esto, Nolan–colocó una de sus manos en mi hombro y comenzó a hablarme como si yo fuera un niño y él mi padre, y estuviera a punto de darme una lección–, tú–con su dedo libre me golpeó en el pecho señalándome– le gustas a Melody, Melody gusta de ti, ambos se gustan–se encogió de hombros–. No hay mucha ciencia en eso amigo. ¡Carajo!, jamás creí que diría algo así, pero, creo que ahora seré yo quien te de lecciones sobre chicas.

Dejé de escucharlo y me concentré en lo que había dicho. “Tú le gustas a Melody, Melody gusta de ti, ambos se gustan”. Ambos se gustan. El corazón me dio un brinco, después otro, y al final era inevitable detenerlo. No era de miedo o nervios, sino de felicidad, esperanza, y ni siquiera sabía el porqué de esas emociones.

«Ambos se gustan, no hay impedimentos Nolan, no esta vez».

 

«¡Carajo!». Pensé.

Las manos me sudaban y podía sentir el almuerzo pronto saldría de mi cuerpo, yo estaba intentando de todo para que eso no pasara. Faltaban menos de quince minutos antes de que la campana soñara y anunciara que las clases habían dado su fin, pero el profesor de historia, el señor Collins, siempre decidía acabar su clase antes, pues al igual que muchos, no le entusiasmaba mucho dar esa materia en las últimas dos horas del día. Nos encontrábamos afuera, ya que al salir del salón mi primer instinto fue caminar hacia el lado contrario de la puerta principal, Lyssander estaba harto de verme caminar de un lado a otro, después sentarme y comenzar a mover la pierna como si tuviera un tic y una vez más levantarme para volver a caminar.

–¿Puedes quedarte quieto de una vez? Verte me da nauseas–lo ignoré y yo continué en la mío–. Nolan, ¡detente! –me sujetó por los hombros–. Es solo una maldita salida con una chica, no va a pasarte nada, no es como de que de repente se vaya a transformar en un alienígena y matar a todos en la heladería–fruncí el ceño levemente, Lyssander inspiró con fuerza–. Lo que quiero decir es que no pasara nada que deba preocuparte, solo sé Nolan… pero no demasiado Nolan, como en este momento, o la asustaras, actúa normal y relejado, ¿de acuerdo?

 –Sí, de acuerdo.

En resumen: deja de ser Nolan solo por un día. La cuestión: ¿cómo dejar de actuar como un idiota? Sin duda esto está destinado a fracasar, como la mayoría de las cosas en mi vida. Y antes de lo que quisiera admitir la campana sonó, anunciando que las clases habían acabado completamente y que yo tendría que enfrentarme a algo que es completamente normal (para muchos) pero que a mí me genera nerviosismo. Tengamos en cuenta que nunca he salido con ninguna chica, y si alguna vez alguna me dirigió una indirecta estoy completamente seguro de que jamás la comprendí, y estoy totalmente de acuerdo con Lyssander: yo no sé nada sobre chicas, las citas o el amor, pero ¿quién sí? Nadie.




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