M E L O D Y
Estaba actuando extraño, más de lo normal, y no lo culpo, después de lo que escuchó yo habría estado igual o peor, por lo menos esta vez no salió huyendo, no me dejó plantada, pero tampoco me hace sentir cómoda como está sobrellevando la situación. Lo mejor será distanciarnos un poco, por lo menos lo que queda del resto del día, no creo poder verlo el resto del camino hacia la heladería y mucho menos estando allá.
–Nolan, quizás debamos…
Quería decirle que tal vez la mejor idea era vernos mañana, en la biblioteca, donde estamos rodeados de más estudiantes y hay un riesgo menor de que yo vuelva a cometer una estupidez como aquella. Quizás lo mejor sea volver a pedir un cambio de compañero de fotografía o buscar la forma de que Nolan no se interponga en mi camino por un tiempo.
Quería decirle muchas cosas, pero mis palabras quedaron ahogadas en mi garganta cuando sentí que los labios de Nolan presionaban los míos. No mentiré, al inicio sentí pánico, no había dado mi primer beso aún, ¡no sé besar! No tengo ni idea de que es lo que debo de hacer, solo he visto esto en las películas y no es como que me den una clase explicándomelo paso por paso, pero también ese temor dio paso a una explosión de emoción en mi estómago, era como si una descarga de alguna poderosa droga se disparara por todo mi cuerpo, viajando por mis venas, adhiriéndose a mi cuerpo como si fuera parte de él. Nunca había sentido algo parecido a esto, hacia que mis piernas quisieran temblarme, el corazón me latía más fuerte de lo normal, queriendo escapar de mi pecho, y los bellos de los brazos y de mi nuca podía sentir como se erizaban. Aquella descarga de adrenalina fue lo que necesitaba para que mi iniciativa despertara; lo atraje hacía mí, rodeándole el cuello con mis manos, sentí como el cuerpo de Nolan se relajaba, con aquel gesto que había hecho el chico continuó con el beso: delicado pero al mismo tiempo desesperado, como si hubiera estado deseando que esto pasara desde hacía tiempo, yo también lo había deseado, pero jamás me imaginé que mi primer beso sería en la parte lateral de la de escuela, no muy lejos de los contenedores de reciclaje.
El miedo que había sentido había desaparecido por completo, pero la adrenalina aun no me abandonaba, y aunque el corazón se me había calmado un poco, podía sentir que dentro de mí había una fiesta de molestas mariposas salvajes revoloteando por todo mi cuerpo.
«¿Esto es lo que se siente besar a alguien? ¡Quiero intentarlo de nuevo!»
No quería separarme de él y que esto terminara, pero a pesar de que las emociones recorrían mi sistema de pies a cabeza, sabía que aquello no podía seguir, una parte de mí (la conciencia para ser precisos), me estaba pidiendo que parara, que dejara de hacerlo y que no volviera a cometer el error de volverlo a besar (aunque fue él quien lo hizo primero). Obviamente Nolan parecía desconcertado, incluso puedo decir que hasta un poco asustado de que haya hecho algo mal, pero no era así, hizo lo que habría querido hace horas, pero no podía seguir. Para tranquilizarlo sonreí un poco, y me alejé un poco (muy poco), solo el espacio suficiente para que pudiera verlo perfectamente a los ojos, a esos ojos que ahora parecían irradiar un hermoso brillo peculiar.
No sabía que decir, hace unos segundos había tenido una idea formada en mi cabeza, pero ahora que me estaba enfrentando a la situación todo parece haberse esfumado, dejándome a la deriva. Tomé un poco de aire, inflando mi pecho y lo dejé salir de forma pesada por mí nariz, el chico pareció saber que algo pasaba, pues tomó mi mano, que no había notado que estaba temblando, y habló por mí.
–Lo siento, no debí de haber hecho eso–se disculpó–, pero es que ya no podía seguir pretendiendo que nada pasaba, no podía seguir engañándome, y no es una excusa que acabo de inventar para intentar aclarar por qué te besé, sino que esto es real, Melody–hizo una pausa, como si buscara las palabras adecuadas para decirlo–. Me gustas, y mucho, sé qué hay mejores formas de demostrarlo y que esta no fue la correcta, pero sentía que las palabras se quedaban estancadas en mi garganta, y es que cuando te veo, eso es lo que me pasa.
Mi corazón volvió a golpear con fuerza en mi pecho. ¿Esto es real? Dios, si es una maldita broma será mejor que me despiertes ya. Es que simplemente no lo podía creer; Nolan estaba frente a mí, después de haberme besado, confesándome que yo le gusto, esto parecía un dulce sueño, de esos en los que no quieres despertarte ni salir de tu cama. Coloqué mis manos en la espalda y me pellizqué la muñeca, al sentir el piquete del dolor corroboré que aquello era más real que mi existencia. Y ahora, Nolan parecía esperar mi respuesta, el problema era que no sabía que decirle, literalmente todo estaba siendo nuevo para mí, nunca me había encontrado en esta posición, solo había sido la espectadora de un sinfín de películas de romance adolescente (y de algo debían de servir). Estaba en un sueño, me sentía como dentro de uno, jamás creí que iba a vivir esto en carne propia, para una chica que parece ser un repelente para chicos esto es mágico.
Una sonrisa se dibujó en mi boca. Era imposible negarme a estas alturas, había quedado en evidencia después de ese beso y con lo que dije en el pasillo cuando estaba hablando con Kathya, también salía sobrando que yo le dijera que también me gustaba, así que lo único que hice fue lo primero se me ocurrió y eso fue darle un pequeño beso en su mejilla, para hacerlo tenía que pararme de puntillas un poco para poder hacer aquel acto que a simple vista parecía tan simple y vago a comparación de sus palabras, pero que para nosotros lo era todo.