Nolan & Melody

T R E I N T A Y D O S

M E L O D Y

A pesar de que Kevin no jugaría el día de hoy, el ambiente estaba demasiado agitado y todos los estudiantes estaban demasiado entusiasmados, portaban los colores de la escuela, camisetas, pompones y cualquier otra cosa que fuera morada con blanco. Y mis padres no eran la excepción, incluso mis abuelos se habían sumado a la tradición, llevando camisetas a juego con el nombre de mi hermano. A mí me causaba un poco de vergüenza, pero a Mathew, a él le encantaba ser el centro de atención, aunque fuera de aquella forma.

Pensé que la gente estaría molesta al saber que Bauman no jugaría, –a pesar de que aquello fuera un secreto, el cual era obvio que todo el mundo estaría enterado–, pero a pesar de ello, nadie parecía afectarle que aquel chico no estuviera en la cancha hoy.

–No necesitamos a Bauman cuando te tenemos a ti–dos manos se posaron sobre los hombros de mi hermano y comenzaron a zarandearlo levemente–, ¿verdad Zimmer?

–Sí, sí–comentó mi hermano mientras intentaba apartar las manos de Scott–, ¿quieres soltarme? Gracias.

No era un gran secreto que mi hermano fuera mejor jugador que Kevin, pero que, por cuestión de calificaciones, él no haya quedado en el lugar que ocupaba Bauman en el equipo. Y para consuelo de él, el entrenador lo había nombrado sustituto de capitán. No sabía si aquello existía en verdad, o había visto a Mathew tan afectado cuando salieron los resultados, que temía que hiciera una rabieta de niño pequeño.

–Si todo el mundo cuenta contigo, no entiendo por qué estabas tan molesto ayer porque sacaron a Kevin–susurré mientras le sonreía a Lindsay, la novia de Scott y capitana de las porristas.

Mathew volteó a verme, serio.

–No tienes ni idea de la bronca que se viene encima, ¿verdad?

–Bueno, sé que Kevin la tiene en contra de Nolan, pero ¿eso que tiene que ver contigo?

–Lo que le suceda a él me tiene sin cuidado–continuamos caminando hacia el pasillo que conducía al gimnasio–, pero Kevin es un tanto, como decirlo, especial. Sí, es bastante especial. Ahora, no sólo estará molesto con Nolan por la paliza que le dio, sino también porque lo sacó del equipo, y se estará portando como una nena lo que queda de la temporada y…–soltó un suspiro–. Después de este partido, sé que el entrenador ya no querrá que Kevin continue más como capitán y, bueno, eso lo hará enfurecer más.

–Pero…

–Nos vemos después del partido, Mel–me dio un pequeño codazo de despedida.

–Claro… ¡Suerte! –grité en cuanto el chico desapareció corriendo por el pasillo.

No podía creer que una simple –y estúpida– pelea tuviera tanto poder como para desatar un caos así de grande. Ahora, estaba más preocupada por Nolan que nunca. Es más que claro que Kevin le echará en cara que es su culpa que ahora él no sea capitán del equipo, que probablemente esté en la banca lo que quedé de la temporada, y que ya no entré a la universidad que quería… Pero Dios, qué estúpido sonaba todo eso. Sé que Kevin puede ser un idiota, pero sé que, en el fondo, muy en el fondo, es un chico inteligente, y no creo que culpe a Nolan de sus errores, a pesar de que esta vez ambos cometieron aquel desacato.

–Melody, ¿no vienes? –preguntó, quien se acercaba por el otro lado del pasillo.

–Claro ya vo… ¿Qué te pasó? –pregunté algo horrorizada en cuanto vi a Michel.

Iba vestida de pies a cabeza con los colores de la escuela, inclusos sus Converse eran de un color morado y la otra blanca. Llevaba un short de mezclilla, y en sus piernas tenía pintadas unas manos en color blanco, portaba una camiseta de la escuela, la cual habíamos usado hace un año para ir a la convención de ciencias en otro Estado. Iba peinada con dos coletas altas, con moños morados y blancos, y tres líneas, también moradas y una en medio blanca, decoraban ambas mejillas. Sonrió al verme.

–¡Espíritu escolar! –soltó emocionada la chica–, tú también deberías estar emocionada, ¡venga! Tu hermano va a jugar.

No era un secreto para mí, y mucho menos para Mathew, que Mitchel gustaba de él, y que hubo una época en donde llego a ser algo bastante obsesiva con él, al grado de que mi hermano me pidió que hablara con ella, pues ya no soportaba verla en cada entrenamiento o partido amistoso.

–Está espantando a las demás chicas–aclaró–. El otro día Melissa Abraham se acercó a mí después del entrenamiento, ¡quería que saliéramos! ¿Sabes lo que hizo la loca de tu amiga? ¡La ahuyentó gritando como loca que se alejara de mí! Por lo menos sólo estábamos nosotros tres, porque si no…

Hablé con Michel, le pedí, con el mayor tacto del que mi hermano hubiera sido capaz, que ya no hiciera sentir incómodo a Mathew, pero no le dije que él no gustaba de ella, porque eso era algo que debía hacer él, así que hice mi mayor esfuerzo y logre que la chica dejara de demostrar cual obsesionada se encontraba por mi mellizo. A veces siento que la única razón por la que estoy en el periódico escolar es porque me hizo un favor para ganar puntos con Mathew. Si tan sólo supiera que para mí hermano el periódico escolar es sinónimo de antigüedad y aburrimiento.

–Los periódicos únicamente lo leen los ancianos.

–Por eso la gaceta es tanto en línea como impresa…

–A nadie le interesa, Melody.




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